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Raquel Romero
Burgos
Jueves, 7 de noviembre 2024, 07:18
Polvo. Ceniza. Plásticos quemados que cuelgan del techo como si fueran estalactitas. Un local desértico cubierto por un manto negro a causa del fuego: ese es el aspecto actual de Bella & Suculenta, el centro de estética burgalés que se calcinó el pasado 17 de octubre en la calle Soria. El suceso ocurrió pocos días después de incendiarse la Big Bolera, situada junto enfrente.
Miriam y Erika son las esteticistas a cargo del negocio que se quemó en octubre. Lo fundaron en 2021 a raíz de una amistad y un proyecto e ideales comunes. Jamás se hubiesen imaginado que a los tres años de inaugurar el local, gran parte de su mobiliario iba a quedar reducido a cenizas. «Todo lo que era de plástico se ha deshecho», asegura Erika. Entre otros daños, el fuego también ha afectado al techo y, consecuentemente, al sistema de aerotermia que había detrás.
El fuego se originó a raíz de un fallo en el cuadro eléctrico. «Sólo hubo llamas ahí», narran las propietarias de Bella & Suculenta. Y fueron las altas temperaturas y las cantidades ingentes de hollín las encargadas de arruinar el resto de la infraestructura del local. No obstante, ni Miriam ni Erika conocen la causa de por qué el cuadro eléctrico comenzó a arder.
Pasadas apenas unas horas del accidente, sus propietarias se pusieron a valorar los daños para levantar de nuevo la que era como su segunda casa. «Es una reforma integral, porque hay que cambiar todos los techos, seguramente todo el suelo, parte de las puertas, paredes, papel... Los muebles hay que restaurarlos... Las máquinas hay que limpiarlas...», explica Erika. Incluso ha sido necesario demoler algunas partes del interior con el fin de restaurarlas.
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Aún queda tiempo para volver a ver el cartel de «abierto» en la entrada del establecimiento, sin embargo, sus propietarias son optimistas en cuanto a los avances de las obras. «En diciembre nos gustaría estar ya aquí; no sabemos si será posible pero bueno, haremos todo lo que esté en nuestras manos», sostiene Miriam. «No nos olvidemos que es una época importante en la facturación de nuestro negocio. No podemos contemplarlo de otra manera», añade Erika, haciendo referencia a la temporada navideña.
Aunque los daños del fuego se concentren principalmente en la sala central, al haber dejado las puertas de las cabinas abiertas, el incendio también ha causado algunos destrozos en estas estancias contiguas. Sin embargo, detrás de todo el caos, ambas agradecen no haber estado en el momento del accidente: la llamada de los bomberos llegó a las 7:30 horas de la mañana y hasta las 10:00 horas no empiezan su jornada laboral. «Al final es todo material», comenta Miriam, aliviada por no contar con daños humanos.
El incendio del pasado 17 de octubre se presenta para las jóvenes como una oportunidad de volver a empezar, de resurgir de las cenizas y de renacer. Ambas coinciden en haber vivido aquel día con «muchos nervios» y «mucha incertidumbre» sobre cuál sería su futuro y las consecuencias que iba a causar el incendio; sin embargo, a ninguna de ellas se le pasó por la cabeza tirar la toalla.
«Sientes como que te has arruinado», recuerda Miriam. No obstante, el respaldo de tenerse la una a la otra y el apoyo de familiares y amigos ha sido el mayor incentivo para poder seguir adelante. «Obviamente queremos continuar con nuestro sueño y poder seguir creciendo», añade la joven. Este nuevo comienzo también tendrá su lado positivo: la remodelación integral del negocio les permitirá a sus propietarias poder incorporar mejoras, las cuales definen como «muy novedosas», aunque prefieren mantener el misterio hasta la inauguración del centro.
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