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Luis y Xavier en la plaza Mayor de Burgos. RRH

La revolución estética llega a los edificios de Burgos

El proyecto de dos burgaleses reclama que la voz de los habitantes sea tenida en cuenta a la hora de construir nuevos edificios

Ruth Rodero

Burgos

Domingo, 18 de febrero 2024, 09:27

Luis y Xavi son dos amigos de toda la vida de Burgos. Ninguno de los dos son arquitectos, ni aparejadores, ni ninguna otra profesión relacionada con el diseño y construcción de edificios. Sin embargo, se han hecho un máster en todo aquello que rodea a ... la arquitectura que miran los burgaleses de a pie. No hay ventana, puerta o fachada que se escape de la inquisidora mirada de estos dos amigos.

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Fruto de esta forma de mirar nació su proyecto 'Resurgir Estético Burgos, por un resurgir de la estética en los edificios actuales'. Como su nombre indica, abogan por otro tipo de estética diferente al que, por vanguardia, se emplea en las nuevas construcciones.

«Para nosotros es un hobby puro y duro. Lo hacemos por la preocupación que tenemos por la ciudad. Muchas veces nos hemos preguntado por qué las zonas modernas de la ciudad son feas. Y, cuando hablas con la gente, el 95% está de acuerdo en que son feas y los centros históricos son bonitos. Entonces, ¿es simplemente porque es antiguo y lo moderno es feo? ¿Tenían alguna tecnología o conocimiento que ya no tenemos? Personalmente lo llevaba pensando mucho durante años, no lo sabía poner bien en palabras, mucha gente está así en esta situación, lo habíamos hablado entre nosotros y, hace dos años y pico descubrimos una serie de movimientos que hay que se originaron en el norte de Europa, pero que se han ido extendiendo, que tratan este tema», explica Xavi.

Estos movimientos explicaban por qué el entorno construido moderno es feo y «lo más importante» para Xavi y Luis, «por qué no tiene por qué ser así». Con esta ayuda externa para transformar un sentimiento en palabras ambos comenzaron a mirar Burgos con unos ojos diferentes. «Empezamos a aplicar los conceptos que aprendíamos a nuestra ciudad y así ver qué está pasando», incide Xavi.

«Es algo que hasta que no empezamos a indagar con esa curiosidad y esa inquietud de ver por qué en el norte de Europa, que existe un diseño tan cuidado, tan bonito en todo, están haciéndolo de esta manera. Y luego lo intentábamos aplicar aquí a Burgos y, en cuanto abres los ojos, es como un despertar y decir, ¿por qué asumimos que lo que se construye, solo porque se construye, está bien hecho? ¿Por qué la gente, que es la que vive dentro y la que hace vida fuera, no puede tener una especie de voto, de influencia en lo que se va a construir?», se pregunta Luis.

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Estas cuestiones sin respuesta son las que motivaron a Luis y Xavi a intentar su objetivo de «despertar» a la población y que se plantee que no porque se haya aceptado de manera colectiva que los nuevos edificios sean así esta sea la única opción.

«Hemos aceptado que un barrio nuevo es limpio, tiene servicios y tecnología moderna, pero no es agradable», asegura Xavi, quien afirma que «no tiene por qué ser así, es 100% por ideología, no es por el coste». Por eso ellos abogan por crear entornos modernos, cómodos, con las tecnologías de ahora, pero con unos criterios estéticos que sean agradables para la gente que vive en ellos. Algo que, aseguran, «es perfectamente posible». Por eso, su principal meta es «llegar a una ciudad más bonita, estética y agradable para sus habitantes».

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Para la primera fase de su proyecto pretenden «concienciar a la población» de lo que ven y lo que sienten al verlo. «La gran mayoría está de acuerdo con nosotros, pero salvo que estés tomándote una caña y digas 'qué edificio más feo' nadie hace nada», cuentan.

«Queremos que todo el mundo se dé cuenta de que la gran mayoría deseamos algo diferente», confiesa Xavi. «Y luego, a partir de ahí, nos gustaría entablar diálogo con promotores, arquitectos y con el Ayuntamiento. Porque al final un edificio nunca es culpa de una sola persona. Y pasa por todo un proceso: desde la persona que lo diseña, el Ayuntamiento lo aprueba y la gente 'vota' comprando los pisos. A grandes rasgos nos gustaría un Plan General de Ordenación Urbana que también imponga algunos criterios estéticos. Tiene que dejar sitio para que los promotores tengan un incentivo para seguir desarrollando la ciudad, por supuesto, y que los arquitectos puedan ejercer su creatividad, pero teniendo en cuenta los aspectos que hacen que una ciudad sea agradable para la gente que vive en ella», explican como plan de navegación.

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Puertas y ventanas con proporciones clásicas. RRH

El interés por la estética en los edificios

Xavi tiene claro cómo llegó a plantearse el cambiar su manera de mirar: «Estaba viviendo con unos amigos a veces sacaba el tema. A veces veía un edificio y no sabría decirte por qué, pero es agradable y es bonito, pero no sabría decirte por qué. Durante muchos años me he preguntado cómo podía explicar, con una serie de normas, qué es lo que hace un edificio bonito. Para mí, el momento donde encajaron las cosas fue el descubrir un canal de YouTube (The Aesthetic City) de un planificador urbano holandés que se llama Ruben Hansen, donde exponían todos estos temas muy bien y donde explicaba punto por punto qué es lo que hace que un edificio sea bonito y donde explica un concepto muy importante, que es que la belleza no es subjetiva».

Porque, según afirma esta teoría, «lo que el ser humano encuentra bonito viene dado por nuestra biología». «No siempre estamos de acuerdo en todo», cuenta Xavi en referencia, no solo a quienes explican sus teorías a todo el que quiera escucharlo, sino también a su amigo Luis, pero asegura que hay cosas que «pueden explicarse científicamente». Y sin embargo, «en el 99% de las ocasiones» coinciden.

«Cuando hemos buscado casa las que hemos seleccionado cuando se la hemos enseñado al otro hemos coincidido», asevera Luis. «Además, los edificios bonitos generan entornos más bonitos, que al final a todo el mundo nos gusta vivir ahí», resume Luis.

Ambos remarcan que no tienen formación específica en arquitectura, pero sí han asistido a charlas y cursos donde se tratan estos conceptos. También mantienen conversaciones y debates con profesionales de la materia para formarse y conocer aquello que les rodea.

Explican que lo que quieren es que la ciudad tenga «personalidad» y que esté acorde con lo que es Burgos. «Muchas veces se confunde esto con nostalgia y querer volver al pasado, porque parece que los edificios bonitos son del siglo XIX o principios del XX entonces mucha gente confunde esto con querer volver aquellos tiempos y querer construir como antes. No es el caso. Queremos una evolución de la ciudad, queremos edificios y entornos nuevos, pero creemos que es muy importante fijarnos en qué se hacía bien en cada época y quedarnos con las cosas que hacen bien e innovar en las que se hacen mal. No hacer borrón y cuenta nueva y hacer edificios que son monstruosidades como las que se hacen ahora», afirman.

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Por ello, insisten en que «no se trata de mantenerse en el siglo XIX indefinidamente, pero la arquitectura clásica representa las características locales, culturales, climáticas e históricas de una zona». «Claro que queremos ventanas de triple acristalamiento y materiales que ahora hay que antes no había, por supuesto. Y la estética en sí también evolucionará, pero hay una serie de principios que están presentes en todas las culturas, que son tan simples como la simetría, los fractales (objetos semigeométricos cuya estructura básica se repite a diferentes escalas), un ritmo entre los elementos, materiales naturales», indica Xavi.

«La gente que nos critica diciendo que queremos volver a vivir del modo antiguo, en su cabeza piensan que tiene que volver a haber canteros, carpinteros haciendo las vigas in situ, etc. Y ahora con las industrias que hay se podría volver a construir edificios clásicos en menos tiempo. Es un ejemplo exagerado, pero la Sagrada Familia se está construyendo con grúas del siglo XXI, no se está construyendo con poleas de madera como a principios de siglo. Eso se puede aplicar hoy en día», asegura Luis.

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