El Morito echa el cierre y se traspasa en Burgos

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Prueba de ello era el propio local, pequeño pero de dos plantas, que cada día durante años ha estado abarrotado de clientes. Otro ejemplo de su popularidad y buen hacer es la cola que se formaba en la calle Diego Porcelos, delante de un edificio municipal, en el que los interesados por probar las delicias del Morito hacían cola hasta que su turno llegaba.

Porque en el Morito no se podía reservar, guardando así ese misterio, esa atracción, para todos los interesados en probar sus comidas. En su interior, sus mesas y bancos de madera que aguardaban a un cliente tras otro durante horas y horas. No importaba invierno o verano, lloviendo, con frío o con aire de Burgos.

Ahora, los dueños del Morito se jubilan, pero el negocio seguirá funcionando. Estos traspasarán el negocio a partir del 1 de marzo. Por tanto, uno de los locales más famosos de Burgos, con miles de reseñas positivas en internet y una fama que traspasaba fronteras, seguirá abierto pero con una gerencia nueva.