Los plantones a la hostelería lastran a un sector que en verano sufren en mayor medida estos descalabros de ingresos. Reservas que no llegan a materializarse porque los comensales no se presentan y género que espera a ser consumido y que termina por perderse.
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Para ... evitarlo, además de apelar al civismo de burgaleses y turistas, desde la Asociación de Hostelería de Burgos se plantean cada vez más en serio solicitar una fianza por cada reserva que se efectúe en los locales de restauración.
A pesar de que es solo una idea, Enrique Seco, presidente de la asociación, asegura que él ya lo implementa en su negocio. «Nosotros cobramos 10 euros de fianza en mesa», explica. «Cuando viene un cliente al que no podemos sentar al momento y le decimos que tiene que esperar media hora, le pedimos los 10 euros de fianza. Hay plataformas para poder cobrarlo, pero cuestan un dineral y nosotros ofrecemos menús del día, en otros restaurantes, que van a la carta y son algo más caros, disponen de ellas y cobran un porcentaje al gasto de la mesa», indica.
Estas fianzas se devuelven cuando le cliente llega al establecimiento para ocupar esta mesa reservada. «Creo que es algo que hay que hacer y que invito a que la gente haga porque es una práctica habitual, sobre todo en la temporada estival, que es cuando más afluencia de público hay, también en Navidades, te reservan, ven que hay sitio en otro lado y se quedan a comer en otro lado. Creo que sí que es necesario», insiste.
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En cuanto a las pérdidas que estas reservas perdidas provocan a los negocios de hostelería, es «difícil de poder cuantificarlos», porque no solo se trata de una estimación del valor de los platos que no se consumen, también hay que tener en cuenta los trabajadores implicados en ello. «No puedo dar un porcentaje, pero es bastante importante en cualquier restaurante, sin importar si es grande o pequeño. Si no se te presenta una mesa es ese género que tienes, ese personal que tienes… es mucha la pasta que nos jugamos», reflexiona.
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En una ciudad como Burgos solicitar una fianza por cada reserva que se hace es algo que está comenzando a implementarse ahora. «En un día de mucha afluencia de público he cogido siete fianzas y los siete clientes me han dicho que es normal, no sé si en Burgos es algo generalizado pero sí los clientes se están acostumbrando a ello», indica.
Pero esta nueva práctica llega por la mala praxis de los clientes, que en ocasiones «hacen pagar justos por pecadores». «La faena que te hacen es bastante seria. En un menú como el mío, que es menú del día, pues bueno, pero en un menú de 50 euros que una reserva de 15 te diga «no, que al final no vamos» pues esa mesa ya se la has negado a otros tantos comensales y acaba siendo un dineral, ese género está comprado, el camarero para servirlo, el cocinero para cocinarlo… Cuantificarlo es bastante difícil», insiste.
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Y aunque cada vez estamos más acostumbrados a que nos soliciten estas fianzas, también hay clientes que se niegan a ello y prefieren buscar otros negocios. «Hay clientes a los que les dices que tienen que esperar y te dicen que sí, les preguntas que si les haces reserva y te contestan que claro, pero cuando les explicas que tienen que dejar fianza no quieren es un cliente que en realidad muy fácilmente no va a venir», afirma.
Además, la hostelería no exige nada distinto que no se haga en otros gremios. «Cuando reservamos una obra para casa pagamos el 50% por adelantado, pero estamos haciendo una sociedad con menos compromiso, quizás», finaliza.
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