Burgos se abre al modelo de viviendas colaborativas

Pero más allá del número de viviendas que se prevén levantar y del más que significativo presupuesto destinado a ello (12,4 millones de euros), lo que llama la atención de los proyectos es su conceptualización inicial. Y es que, en todos los casos se trata de 'viviendas colaborativas'.

Y eso, ¿qué es? Según explica el equipo de arquitectos palentino que ganó el concurso de redacción del proyecto, se trata de una modalidad de vivienda en la que los espacios comunes ganan protagonismo respecto al concepto tradicional de viviendas en bloque.

El objetivo no es otro que generar lazos de comunidad. Así, además de las propias viviendas, los edificios cuentan con espacios comunes dedicados a diferentes usos, desde lavandería hasta guardería, pasando por gimnasio, huertos urbanos, salas de ocio o espacios de trabajo colaborativo. Se trata, pues, de un concepto «mucho más avanzado» de lo que podría suponer una promoción de viviendas en parcela residencial privada con ciertos servicios comunes.

En este sentido, apuntan que se trata de una modalidad de vivienda interesante y «muy de moda» en otros países de Europa que está empezando a dar sus primeros pasos en España, fundamentalmente de la mano de la administración pública a través de proyectos como el impulsado precisamente por Somacyl.

Además, añade, el concepto colaborativo se construye en su sentido más amplio, y el uso y destino de los espacios comunes de cada una de las promociones no tiene por qué ser homogéneo, sino que ha de adaptarse a las necesidades de cada momento y lugar.

Esa circunstancia aporta un punto de interés al proyecto en sí mismo. Y es que, tal y como defiende el equipo, «nunca se ha hecho nada parecido en Burgos» y supone todo un reto.

De momento, y después de que el Tarcyl desestimara el recurso interpuesto contra la adjudicación por parte de uno de los 28 licitadores que se presentaron al concurso, la redacción del proyecto ya está firmada. Ahora, el estudio de arquitectura tiene un plazo de dos meses para la redacción de un proyecto básico que dibuje sobre el papel todas las exigencias de Somacyl.

A grandes rasgos, el proyecto planteado por la empresa pública se divide en siete bloques lineales repartidos a lo largo de la parcela, los cuales formarán una gran manzana con un espacio verde privado en el interior. La parcela en sí, ubicada junto al río Vena, entre el Camino de Casa la Vega y las calles Esteban Sáez Alvarado y Lazarillo de Tormes, cuenta con una superficie de 11.000 metros cuadrados y fue cedida meses atrás por parte del Ayuntamiento.

El acceso a los bloques se realizará a través de una marquesina que actuará como nexo con la calle y en la que ya se podrán observar las primeras características propias del proyecto, toda vez que habrá un espacio específico para aparcar bicicletas.

A partir de ahí, según detallan, el proyecto incluye numerosos detalles de cierta entidad. Para empezar, los edificios se levantarán bajo criterios de eficiencia energética y las viviendas se diseñarán para aprovechar la máximo la luz solar y beneficiarse de la ventilación cruzada.

Paralelamente, el ático de cada uno de los bloques se destinará a diferentes usos colaborativos. Será allí donde se instalen los distintos espacios comunes y donde se desarrolle parte de ese sentimiento de «comunidad» que se pretende potenciar.

En principio, las viviendas tendrán un diseño «modular» y una superficie útil de en torno a 60 metros cuadrados. Según explican, todas ellas contarán con una terraza orientada hacia el exterior de la manzana y su acceso se realizará por una galería cubierta orientada hacia el interior. Y todo ello, añade, con un diseño estético que se prevé único y diferencial en el entorno.

Todas las viviendas se destinarán a alquiler social para jóvenes. Así, los potenciales beneficiarios deberán cumplir los requisitos habituales para acceder a la vivienda protegida para jóvenes y el alquiler mensual oscilará entre los 300 y los 350 euros, según anunció en su día Somacyl.

Se trata, en suma, de un proyecto con carácter hasta cierto punto experimental que nace, no sólo para dar respuesta a la evidente necesidad de vivienda para que los jóvenes puedan emanciparse, sino para promover un nuevo modelo de socialización.