«Alivio» y «alegría», así definen algunos burgaleses la sensación que les invade este lunes al recorrer las calles de la capital, que hoy estrena la fase 1 de la «desescalada». Más gente, más movimieto y más actividad, es la sensación que deja la mañana ... en el centro de la capital, después de que los hosteleros hayan podido, al fin, reabrir sus terrazas. Eso sí, las limitaciones hacen que no puedan llenarse, pero los vecinos lo han acogido de forma positiva y no han perdido la ocasión de tomar un café junto a sus familiares o amigos.
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Solo un máximo de diez personas reunidas es lo que determina la ley en estos momentos para evitar la propagación del virus, pero es suficiente para muchos que han podido reencontrarse con gente a la que llevaban más de dos meses sin ver. La impresión es de cierta normalidad con las medidas de alivio que se han implementado en la capital, aunque la obligatoriedad de utilizar mascarillas recuerda que la pandemia es una realidad. La gran mayoría de los burgaleses va protegido con una, aunque se escuchan quejas en la calle referidas a la incomodidad de llevarla de cara al verano.
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