Dos sanitarias poniéndose el EPI. GIT

Los sanitarios de la H7 del HUBU: «Hemos perdido años de vida, pero es nuestro trabajo»

El personal de la primera planta covid en el hospital de Burgos destaca la unión del grupo y el sacrificio en los momentos más duros

Gabriel de la Iglesia y Álvaro Muñoz

Burgos | Valladolid

Sábado, 26 de febrero 2022, 10:25

Es dar los primeros pasos por la planta H7 del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) y ver mensajes de agradecimiento por todas las esquinas. No falta el típico 'todo va a salir bien' o momentos más íntimos de pacientes o sanitarios que han luchado contra ... la covid desde esa planta del hospital. La gratitud rezuma por todos los rincones.

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Eso y el deber profesional ha sido la gasolina en los momentos más duros de la pandemia. Momentos en los que los llantos, el miedo, la soledad o la tristeza inundaban a al personal sanitario. Unas heridas internas que, aunque en un momento más tenue de la crisis sanitaria, no han cicatrizado. Siguen abiertas y aún duelen, por mucho que el cerebro decida aparcar las recuerdos negativos.

«Ha sido tan duro que nos va a pasar factura en la salud»

Juan Pablo García, neumólogo

Las heridas externas son las de los equipos de protección. Las marcas de las mascarillas y de las gafas son un clásico en la H7. «Hemos perdido años de vida, pero es nuestro trabajo. Ha sido tan duro que nos va a pasar factura en la salud. Eso sí, lo hemos hecho a gusto, aunque haya sido duro. Soy ya mayor y esto cuesta mucho. Espero que las heridas cicatricen, pero cuesta mucho. Ahora existe un trabajo menor, pero aquí hemos estado cuatro médicos a 'full time' y ahora, por ejemplo, ya estoy solo. Ya puedo decir que acabo relativamente pronto. No me quejo, pero es la realidad», explica el neumólogo Juan Pablo García Muñoz.

Una pandemia que ha significado lo peor y lo mejor en lo laboral para un equipo humano que ha fortalecido lazos. «Lo peor por el trabajo y lo mejor, la satisfacción de un trabajo bien hecho. Hemos salvado pacientes que antes de la pandemia nos parecían impensables que los sacáramos sin ir a la UVI. Se ha conseguido que el hospital mantenga un funcionamiento adecuado, salvo en la primera ola y la segunda», continúa García Muñoz.

«Se hace duro porque sabemos que a pesar de que hemos ayudado a mucha gente, desgraciadamente, con otras personas, no hemos podido o sabido ayudarles»

JAvier Minguito, neumólogo

Y todo eso desde la realidad de la pandemia, la que ha dejado más de 600 muertos en el HUBU. «Se nos hace duro por el cansancio acumulado, tanto en lo psicológico como en lo profesional. Se hace duro porque sabemos que a pesar de que hemos ayudado a mucha gente, desgraciadamente, con otras personas no hemos podido o sabido ayudarles. Además, se nos hace duro porque por imposibilidad física de estar en dos sitios, hemos tenido que posponer otra parte de la asistencia de los pacientes que tenían el mismo derecho a ser atendidos que los pacientes covid. Esta enfermedad nos obligó a poner el 100% en la pandemia», recalca el también neumólogo Javier Minguito.

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Testimonios de sufrimiento

Testimonios de sufrimiento por la dureza inicial de la pandemia, que se entremezclan con mensajes de esperanza. «Nos hemos aferrado unos a otros, pero ya jugamos con más conocimiento», agrega Mihaela Maris, técnico de cuidados auxiliares de enfermería.

Precisamente, la palabra conocimiento es una de las más pronunciadas por los sanitarios de la H7. Ha sido una 'masterclass' de sabiduría para doblegar curvas y salvar vidas. «La pandemia también nos ha servido para madurar y avanzar en conocimientos de soportes respiratorios, ventilación mecánica... Como nota, al principio, la ventilación mecánica no invasiva era considerada una técnica controvertida. Hoy en día es lo estándar cuando fracasan otras terapias», refleja Minguito.

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«Conocimiento hay muchísimo, pero no es absoluto. Sabemos muchas cosas más. Conocemos el virus muy bien. Sabemos que muchos fármacos no sirven para nada, otros sí que tienen eficacia. Disponemos de otros medicamentos y vacunas altamente eficaces que no estaban en las primeras olas. Hay mucho volumen de conocimiento y menos espacio para el desconocimiento. Conocer en medicina siempre aporta una dosis de tranquilidad. Se ha vacunado mucha gente, que es lo que ha marcado la diferencia. Eso, sumado a que disponemos de determinados fármacos y la experiencia, hace que tengamos bajo control la situación. Estamos acercándonos al inicio del fin», detalla el jefe de Medicina Interna del HUBU, Luis Buzón.

Y todo esto con tintes de soledad, tanto de los pacientes como de los sanitarios. «Se ha vivido bastante mal. Les hemos dado confianza, cariño y les decíamos que todo iba a salir bien. Hemos vivido momentos fuertes», afirma Maris.

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Una dureza, la de las primeras olas, que se ha convertido en disfrutar. En esbozar sonrisas debajo de las mascarillas. «¿Disfrutar? Las cosas van bien, tenemos más altas que ingresos. Trabajar con este equipo es una gran suerte. Somos un equipo joven, que ha empezado en una situación de necesidad. Se ha apiñado para que las cosas salgan bien», recalca la jefa de enfermería, Raquel Amo, que incide que seguirán al pie del cañón. «Somos personal de enfermería y donde haya un paciente allí estaremos», concluye.

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