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Vivir en sociedad no siempre implica tener a alguien cerca que te ayude o que quieras ser escuchado. Abrirte, mostrarte, implica un trabajo propio muy grande, pero, a veces, es lo único que se necesita y buscar esa ayuda no siempre es fácil. Así ... lo reconoce Joserra, un usuario burgalés del Centro de Escucha Diocesano de Burgos.
Y una vez que dio ese paso, que fue escuchado, siente que ahora está viviendo grandes experiencias y ha recomendado, «al menos en tres ocasiones que recuerde», este centro de escucha.
Joserra fue usuario del Centro de Orientación Familiar de Cáritas. «Aquella experiencia me ayudó en una etapa de mi vida y después vino otra provocada por mi divorcio. Fue tranquilo, pero conllevó otros problemas. Necesitaba herramientas que no tenía o que desconocía y tuve constancia de este centro de escucha en el 2021», recuerda este usuario.
Así que así se encontraba, en un momento en el que precisaba herramientas y sabiendo que había alguien que le podía escuchar. Pero no fue tan fácil dar ese paso. Así lo reconoce él mismo: «lo fui modulando, dándole vueltas. Me cuestioné si era conveniente volver a orientadores, porque esto también exige un esfuerzo personal. Así que me puse en contacto con un amigo para consultarle cómo lo veía».
La primera sesión de escucha que recibió Joserra fue en enero de 2022, después de enviar un correo en diciembre de 2021. «Doy ese paso que me costó mucho. Sabía que me costaría, supone un esfuerzo personal, conocerte mucho, sabía que saldrían temas del pasado», reconoce.
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A Joserra le pusieron en contacto con la escucha adecuada. Algo que realiza el coordinador del centro de escucha, ya que es el que conoce a todo el equipo. «Desde el momento en que se me asigna una voluntaria tuvimos buena conexión desde el principio. Me ha ayudado mucho y he estado muy a gusto. Las sesiones son de 45 minutos y, a veces, nos íbamos de tiempo», recuerda.
Tras su experiencia en el centro lo ha recomendado a conocidos, «eso ya dice mucho de la experiencia que me han ofrecido aquí», asegura Joserra.
Algo que valoró mucho de esta experiencia es que «aquí se recibe a todo el mundo, de todas condiciones, con respeto, no se mira la matrícula de la persona. Hay gente que se asusta de la matrícula de diocesano, pero eso, precisamente, es otro prejuicio más».
El poder de la escucha, en el caso de Joserra, fue sanador y se le ha quedado como aprendizaje. «Ahora practico mucho más el escuchar en mi vida personal, con personas de mi entorno y conocidos. Mi vida ha cambiado mucho y a mejor. Estoy viviendo experiencias únicas», reconoce.
Joserra practica en su vida personal lo que le ha funcionado a él tras pasar por el centro de escucha. «Leo y escucho mucho. He notado que hay gente muy sola, gente con muchos problemas. La gente me dice que sé escuchar y es fácil hablar conmigo», reconoce.
Por eso, reconocía que en esta entrevista no era la primera vez que le preguntaban si no se animaba a ser voluntario. «Por ahora no me animo. Hay que prepararse mucho y, primero, limar mucho la emoción. Soy una persona muy emocional. Sí participo en otros foros, soy voluntario, me implico mucho y eso también implica un grado de compromiso muy fuerte», confiesa.
Joserra está en un momento de «experiencias increíbles» y reconoce que se debe a haber tenido alrededor a buenos escuchadores. «Todos tenemos herramientas, la mayoría de la gente tiene facultades para enfrentarse a los problemas, pero no las sabemos encauzar. Alguien te tiene que ayudar, escucharte, guiarte, decirte lo que no es correcto, porque todos los días estamos aprendiendo cosas», asegura.
Con ello, Joserra recomienda implicarse un poco con los que tenemos al lado, «estamos en una sociedad convulsa, no nos preocupamos por nadie, hay que ayudar a la gente, intentémoslo. Los pequeños gestos», señala, «todos podemos ser socorristas emocionales».
Joserra reconoce que él siempre ha estado vinculado al asociacionismo y le ha ayudado mucho, al igual que la poesía. Por eso recomienda, «evitar emplear con la gente falsas propuestas, tener paciencia, hacer ejercicio, abandonar el alcohol, tener una buena alimentación leer, escuchar radio, cine, música, mantenerse ocupado».
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