Madrid deriva fallecidos por covid-19 a Burgos para su incineración todos los días

Así lo reconoce Alfonso Martínez, gerente del tanatorio San José, una de las grandes referencias en la provincia, que confirma que «a finales del mes pasado» comenzaron a derivarse fallecidos, tanto a Burgos como a otros territorios, en función de la «capacidad» de tanatorios de fuera de Madrid para cubrir la demanda de incineración que ahora mismo no puede absorber la capital. Y desde entonces no han parado de llegar cuerpos.

«Llegan todos los días», reconoce al tiempo que insiste en que jamás se había vivido algo «ni remotamente parecido». Y es que, aunque elude hablar de cifras concretas, las incineraciones de fallecidos en Madrid son ahora mismo «muchas más» que las que se realizan a fallecidos en Burgos. «Hacemos todo lo que podemos por ayudar» a los mortuorios de la capital, que están «totalmente desbordados».

De hecho, en muchos casos, las incineraciones derivadas a Burgos se realizan «varios días después» de que se certifique el fallecimiento. «En Madrid no dan a basto. Están totalmente colapsados. Los cuerpos se llevan a una de las morgues que se han habilitado y, tras el proceso legal, las funerarias de allí se ponen en contacto con nosotros para ver si podemos asumir la incineración y la familia tiene que firmar las autorizaciones».

Todo ese proceso puede prolongarse durante días. Una vez encarrilada la actuación, el cadáver se traslada hasta las instalaciones de Burgos. «Casi siempre somos nosotros los que nos desplazamos hasta allí, pero a veces también nos traen a los fallecidos hasta aquí» para proceder a la incineración, explica Martínez. Y luego, claro, las cenizas tienen que emprender el camino de regreso.

Se trata, en definitiva, de un proceso largo y extremadamente «difícil para la familia». «Es durísimo para ellos. No pueden ni despedirse de sus familiares». Además, añade Martínez, tienen que «fiarse» de que el protocolo se cumple y de que los restos que reciben son los de sus fallecidos. Un protocolo que, según el gerente de San José «se cumple», aunque eso no impide que se tenga que hacer un «acto de fe» en un momento siempre complicado en el aspecto emocional.

Con todo, el propio gerente reconoce que lo que se está viviendo estos días «no se había vivido nunca». «Hasta ahora hemos respondido» a las peticiones y parece que la colaboración de tanatorios de otras provincias está permitiendo que la situación «se vaya normalizando poco a poco». «A ver si en unos cuantos días» se consigue acabar con el colapso generado en Madrid y regresar poco a poco a la normalidad. Si es posible, claro.

Y es que, mientras tanto, los tanatorios de Burgos siguen prestando sus servicios habituales en la ciudad, que también está sufriendo la pandemia de la covid-19. Eso sí, en el caso de la ciudad del Arlanzón, la incidencia está siendo menor. «No hemos notado un gran impacto». O al menos, no uno más significativo que los registrados habitualmente en los meses de «enero y febrero», con una gran mortalidad.

La diferencia, reconoce Martínez, es que las restricciones del Estado de Alarma están impidiendo celebrar grandes velatorios y funerales, lo que permite al tanatorio centrarse en la colaboración con Madrid. «Los trabajadores de los servicios funerarios están haciendo un trabajo increíble. Están metiendo horas hasta decir basta y creo que hay que reconocerlo también», zanja el gerente.