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«Solo pedíamos una segunda PCR, tras el negativo de la primera prueba, para que trasladen a mi madre fuera de las plantas de sospecha covid y que alguien esté con ella al ser dependiente». Así resume David Mata, hijo de Esther Berrio, el « ... infierno» que está viviendo su familia desde el 8 de noviembre al ver cómo su madre sigue ingresada en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) en el bloque D por un ictus detectado dos días más tarde al de su ingreso y con las actuales pruebas de la covid en negativo.
El 8 de noviembre, los familiares de Esther pulsaron el botón de teleasistencia de Cruz Roja al ver que la mujer, de 74 años, no respondía a ningún estímulo. «Parecía que se estaba ahogando. La teleoperadora nos dijo que pusiéramos a mi madre de lado y solicité que enviaran una ambulancia medicalizada. Nos confirmaron que lo iban a hacer, pero al rato nos habló un médico por el propio dispositivo. Incidimos que era muy urgente la presencia del médico, por lo que optamos por llevar a mi madre hasta el HUBU. Si antes de la covid, la respuesta de la ambulancia era lenta, ahora, con la pandemia, es eterna», describe el hijo de la paciente.
Con la ayuda de su padre, David se puso en marcha hasta Urgencias del hospital, donde en el triaje ya la catalogaron como «paciente de posible covid». «Pude entrar con ella y explicar que en el trayecto había tenido alguna náusea, que había abierto los ojos y que había expulsado alguna flema. Insistí en que mi madre, al igual que yo, habíamos pasado la covid en marzo (de hecho Esther estuvo ingresada en el HUBU), pero la trataron como posible paciente covid por la posibilidad de reinfectarse», detalla David, uno de los siete hijos de Esther.
Ya en Urgencias, sometieron a Esther a una PCR para saber si padecía la covid, además de una placa de tórax. «Nos dijero que la prueba había dado negativo, pero que era un resultado provisional y que tenían que contrastarla dentro de dos días con un segundo análisis. Además nos confirmaron que tenía algo de neumonía, con uno de los pulmones un poco afectado, por lo que la ingresaron en la planta de sospechosos covid. Aun así, en Urgencias no practicaron ningún escáner, ni nos explicaron por qué mi madre había estado unos minutos sin responder a ningún estímulo», añade preocupado el hijo de la afectada.
Al estar ingresada en una planta de sospecha covid, la familia de Esther no se ha podido acercar al HUBU y recibe únicamente una llamada diaria. «Un día más tarde nos dicen que mi madre sigue con antibióticos y antiinflamatorios, y que continúa igual que el día anterior. Les preguntamos si habían hecho la segunda PCR y nos dijeron que no. No supimos más en todo el día», continúa David.
Coronavirus en Burgos
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Aythami Pérez Miguel
La historia de Esther cambió radicalmente un día más tarde, el 10 de noviembre, cuando el personal sanitario la sometió a un escáner. «Dos días más tarde al del ingreso, en la llamada diaria, le dicen a mi hermano que mi madre había sufrido un ictus, que está muy malita y que no responde a ningún estímulo. Nos dijeron que la neumonía preocupaba menos que el ictus y que no iban a hacerle la segunda PCR hasta saber cómo evolucionaba. Fueron dos escasos minutos de llamada y prácticamente no nos dieron la opción de preguntar. Durante la tarde, solicitamos información por todos los medios, pero no obtuvimos ninguna respuesta», lamenta su hijo.
Durante la mañana de ayer, la familia preocupada por el estado de Esther, intentó ponerse en contacto con los médicos, pero «no hubo manera». «Acudo a atención al paciente y no me dicen nada al estar ingresada, pero nos derivan a la trabajadora social del HUBU, con la misma respuesta. Incluso nos dicen que si ponemos una reclamación no va a servir de nada», manifiesta David, que solicitaba al HUBU una segunda prueba covid que llegó ayer por la tarde. «Aún no sabemos el resultado. Queremos que nos confirmen el resultado con una segunda PCR. Si no está contagiada, no tiene que estar en esa zona, y si lo está, los familiares podríamos ser contagiadores. Además mi padre, otros dos hermanos y yo somos personas de riesgo», prosigue.
Y es que la pandemia no es la primera vez que golpea a la familia de Esther, que en marzo perdió a un hijo por la covid. «Estamos toda la familia destrozada y con mucha incertidumbre y preocupación. En todo momento estamos respetando las normas que nos imponen desde el HUBU, pero se están vulnerando los derechos de los pacientes y sus familiares», concluye David.
La historia de Esther ya ha llegado al Defensor del Paciente que ha instado a Fiscalía que entre de oficio para estudiar «otra negligencia médica en Burgos».
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