Laura Esteban, auxiliar de Enfermería: «Damos lo mejor de nosotros para que se sientan cuidados y acompañados»

Laura estudió Auxiliar de Enfermería en el centro López Vicuña de Palencia y lleva seis años trabajando en distintos hospitales, como el Clínico y el Río Hortega de Valladolid, en Burgos y en Hermanas Hospitalarias de Palencia. Reconoce que su trabajo es muy vocacional y que en estos días están dándolo todo por hacer más agradable la estancia de los pacientes en el hospital.

–¿Cómo está viviendo esta situación?

–Conozco el tema muy de cerca, pues desde los inicios he estado en la primera planta que se abrió para los enfermos de Covid-19 en el HUBU. Llevo ya más de dos meses y, al principio, llegaban los casos de posibles contagiados a cuenta gotas. Luego recibimos una oleada de pacientes que cada vez era mayor, por lo que tuvieron que ir abriendo paulatinamente nuevas plantas del hospital, hasta llegar a las ocho plantas. Todo esto es algo nuevo para todos, por lo que trabajamos al 200%, pues al principio éramos poco personal hasta que se fue reforzando el equipo. También llegó un punto en el que veíamos cómo escaseaba el material de protección, pero ahora parece que ya se ha normalizado la situación. En estos momentos, reconozco que estoy viviendo una intensa carga de trabajo y que los días van pesando de un modo especial. A veces es más la carga emocional que el propio trabajo, porque ha habido momentos en los que estás en casa, te da el bajón y te pones a llorar, porque tienes la sensación de que la situación no avanzaba. Nos anima la esperanza de los pacientes que se van recuperando.

–¿Se ha contagiado alguno de sus compañeros?

–Sí, tengo varios compañeros que se han contagiado. Nuestro miedo es que podamos contagiar a nuestras familias, y eso siempre es algo que nos preocupa. En mi caso, para evitar todo esto, antes del confinamiento ya dejé de ir a Palenzuela a ver a mi abuela e intento pasar el menor tiempo posible con mi familia, porque tengo miedo a contagiarles. Procuro pasar casi todo el tiempo en mi habitación para intentar tener el menor contacto posible con mi familia.

–¿Cómo viven los enfermos esta situación?

–Los enfermos están solos y eso se les hace muy duro y doloroso. El único momento en el que pueden venir las familias es cuando van a fallecer, para despedirse de ellos, pero generalmente no vienen porque tienen miedo al contagio y prefieren recordarles tal y como eran y no quedarse con un recuerdo del final de su vida. La verdad es que es un poco triste la situación en la que ves a los pacientes, pues la mayoría de las veces fallecen solos. Somos nosotros las únicas personas que ven y en las que pueden apoyarse. En algunos pacientes, cuando el virus avanza rápidamente, ellos mismos te dicen que se ven morir y esto te toca el lado más sensible, te toca la fibra. Y es una experiencia muy dura.

–El papel de los sanitarios es fundamental en esta situación…

–Sí, intentamos dar lo mejor de nosotros para que los pacientes se sientan acompañados y queridos. En mi caso, muchas veces, cuando entro a darles la comida o la medicación, los pacientes quieren hablar conmigo, que esté un rato con ellos. ¡Y lo agradecen un montón, pues la situación se les hace un poco más amena! Además, una persona anónima ha donado varios teléfonos móviles al hospital para toda la gente mayor que no tenga medio de contactar con sus familias, pues no hay teléfonos en las habitaciones. Nosotros les ayudamos y animamos a que hablen con sus familias, incluso haciendo vídeollamadas, para que así compartan ese rato tan especial para ambas partes.