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El Hospital Santiago Apóstol de Miranda ya ha comenzado a realizar pruebas a todo su personal para determinar la incidencia real de la pandemia de la covid-19 entre la plantilla. Para ello, el centro hospitalario mirandés ha recibido una remesa de test rápidos que ... aportarán más información que los utilizados hasta ahora.
No en vano, según explica Joaquín Fernández de Valderrama, jefe del servicio de Urgencias del centro hospitalario mirandés, a diferencia de los utilizados hasta ahora, los nuevos test rápidos no solo detectan la presencia de anticuerpos, sino que discriminan entre anticuerpos IGG y anticuerpos IGM. Esa circunstancia permite saber con mayor exactitud si, en caso de dar positivo en la prueba, el paciente ya ha superado la enfermedad o todavía la tiene.
En principio, la intención pasa por realizar el test a toda la plantilla del hospital, incluidos médicos, enfermeros y auxiliares, pero también personal de limpieza, de cocina o celadores. En total, más de 600 profesionales. Las pruebas comenzarán en aquellos servicios sanitarios que mantienen contacto con pacientes más débiles, como Oncología o Diálisis. A partir de ahí, las pruebas se extenderán por todo el personal, lo que se prolongará durante varias semanas.
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Con todo, el hospital mirandés continúa manteniendo una situación relativamente cómoda dentro de una situación totalmente anormal como la que vive prácticamente todo el mundo. Y es que, tras ser el primer hospital de la comunidad autónoma en recibir pacientes con covid-19 (el 1 de marzo), el complejo mirandés no ha llegado en ningún momento al colapso. Y ahora, la coyuntura es incluso más favorable.
Cierto es que en las últimas jornadas se ha incrementado el volumen de ingresos en planta por covid-19, pero se trata de pacientes derivados de residencias de ancianos o a los que ya se les estaba realizando el seguimiento por parte de Atención Primaria. Esto es, que dichos pacientes ya estaban en los registros. Así, según los últimos datos aportados por la Consejería de Sanidad, ahora mismo hay 17 ingresados en plata, después de haber concedido un centenar de altas y haber notificado el fallecimiento de 28 personas desde que comenzó la pandemia en la comarca.
A la vista de la situación, el complejo hospitalario mirandés, al igual que otros hospitales de la comunidad, ya ha comenzado a planificar su particular desescalada, que se fundamentará en la paulatina liberación de espacios y recursos humanos a medida que sea posible para volver poco a poco a la normalidad. O al menos a algo parecido a la normalidad, que seguramente no llegará hasta que se disponga de una vacuna efectiva. De primeras, el objetivo pasa por «dar un paso más» en el ámbito de las cirugías y comenzar a realizar más intervenciones.
Lo que no cambiará, al menos de momento, serán los principales protocolos, como el mantenimiento de dos circuitos diferenciados en Urgencias para separar casos covid de pacientes tradicionales. A este respecto, Fernández de Valderrama reconoce que el hospital mirandés, como la inmensa mayoría de los centros españoles, «no estaba diseñado» para atender las necesidades de una pandemia como la de la covid-19, por lo que «ha habido que reorganizar» el trabajo a marchas forzadas. Eso sí, al contrario que en otros lugares, en Miranda «no ha habido desabastecimiento» de equipos de seguridad. «Hubo algún momento puntual en el que se llegó a tener miedo de no contar con suficiente material, pero se subsanó y de momento no hemos tenido problemas», zanja el también presidente del Colegio Oficial de Médicos de Burgos.
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