Enfermería suspende permisos y pide refuerzos para covid ante la situación «crítica» del HUBU

El servicio de Enfermería del Hospital Universitario de Burgos, que está sufriendo en primerísima persona el impacto de la ola estival, ha tenido que tomar la decisión de suspender los permisos ante la imposiblidad de cubrir las crecientes necesidades asistenciales. Se respetan las vacaciones y permisos muy básicos, como enfermedad grave de un familiar, pero no los días de libre disposición o solapes de jornada.

Así se lo han comunicado a los profesionales ante la situación «crítica» que vive el HUBU, con 106 pacientes covid distribuidos en cinco plantas (más 14 en la UCI). El Sindicato de Enfermería SATSE recordaba esta semana que las plantas, ante la llegada del verano, habían quedado muy ajustadas de plantilla (con dos enfermeras por turno), y como ahora esos efectivos son insuficientes en plantas reconvertidas a atención covid.

Por ese motivo, el envite de la quinta ola se está asumiento con la plantilla de turno, mientras los profesionales disfrutan de sus correspondientes vacaciones y permisos. A esa situación se le une que, al aumentar la incidencia, han vuelto los contagios entre las enfermeras. En total, hay 78 sanitarios en la provincia de baja por covid, de los cuales, 33 son enfermeras y 20 de ellas corresponden a atención especializada.

Ante esta situación de aumento de la presión asistencial, y falta de profesionales, en el servicio de Enfermería del HUBU no solo han planteado la supresión de los permisos. También han hecho un llamamiento a las plantas no covid para que sus enfermeras y técnicos de cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) puedan reforzar las plantas covid, refuerzos que se ofrecen retribuidos pero que vienen a sobrecargar aún más a un profesional que lleva 14 meses luchando contra la covid.

Sin embargo, la quinta ola no solo está afectando a la hospitalización en planta (que en poco más de una semana ha pasado de tener, en el caso del HUBU, una sola planta covid a cinco). Atención Primaria también está sobrepasada y las Urgencias hospitalarias, «desbordadas». Han viso duplicadas las entradas, entre pacientes covid y no covid, y no únicamente por un aumento de la incidencia del coronavirus.

«Urgencias se está desbordando porque es el servicio que funciona 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año», explica Joaquín Fernández de Valderrama, presidente del Colegio de Médicos de Burgos y jefe de Urgencias en el Hospital Santiago Apóstol de Miranda de Ebro. «Todo aquel que no encuentra respuesta en el sistema de salud acude a Urgencias y andamos saturados y con el problema de no poder atender como se debe a los pacientes que verdaderamente lo necesitan por su patología urgente».

Mientras para Atención Primaria hay filtros, para Urgencias no los hay, insiste Fernández de Valderrama, y la gente sabe que acabará siendo atendida aunque tenga que esperar. De este modo, en Urgencias están viendo casos banales de enfermos de covid-19, que en cuanto notan algún síntoma van para el hospital, aunque el paso lógico tendría que ser Atención Primaria. Y eso está pasando especialmente con los más jóvenes.

«La gente joven pensaba que a ellos no les iba a tocar y si les tocaba iba a ser una cosa banal. Pero se han encontrado con que sí les toca y que, en muchos casos, lo pasan mal. Están empezando a acojonarse y, en cuanto se enteran de que han podido ser un contacto estrecho de un positivo, acuden a Urgencias«, explica Fernández de Vaderrama. Así que las Urgencias se saturan y el personal está más que saturado.

Lo peor, insiste el médico, es que están viendo casos complicados de gente muy joven. De chavales de 18, 20 o 22 años, que llegan con dificultades respiratorias, tos persistente y fiebre alta que no cede. Y cuando se hace una radiografía y una analítica se descubre que tienen que ser ingresados o irse a casa con un tratamiento bastante fuerte, de ahí que Joaquín Fernández de Valderrama haga un llamamiento a la responsabilidad.