Las vacaciones de los sanitarios de Burgos penden de un hilo por el impacto de la quinta ola

El aumento de la presión asistencial en los hospitales, con el HUBU a la cabeza con sus 97 pacientes ingresados, y del trabajo en Atención Primaria, donde están asumiendo la atención a pacientes covid leves, la vacunación y la vigilancia epidemiológica (a mayores en ambos casos del trabajo ordinario), llega en un momento complicado para las plantillas sanitarias.

Hay personal de vacaciones, obviamente, pero las bolsas de enfermeros y médicos están vacías, así que no se han podido hacer los refuerzos necesarios. Y a eso se suman las bajas de profesionales que se han infectado de covid. Así que se teme que pueda ocurrir lo que ya está ocurriendo en otros puntos de España, donde se han anulado vacaciones para hacer frente a las necesidades sanitarias.

En el Hospital Universitario de Burgos todavía no se ha tomado esa decisión. Los calendarios no se han tocado y los sanitarios que están de vacaciones, siguen de vacaciones. Sin embargo, es una opción que no se descarta, admiten. Y, mientras, algunos permisos sí que se están denegando, permisos de días de libre disposición o solape de jornada, sobre todo entre las enfermeras.

Eso por lo que respecta al personal fijo. El eventual sigue encadenando contratos y no están pudiendo disfrutar las vacaciones generadas. Y la cuestión no es baladí, ni para unos ni para otro. «Los profesionales necesitan descansar y desconectar», explica José Manuel Sastre, el presidente de la Junta de Personal, quien habla de un agotamiento total en las plantillas. «El vaso está empezando a derramarse», alerta.

Y es que se suma un cansancio físico con uno mental y emocional. Son cinco olas consecutivas y no se ve el final. «Todo el mundo está desbordado» y con mucho «agobio y malestar», apunta el sindicado SATSE, pues ola tras ola se está pidiendo a los profesionales un sobresfuerzo para cubrir no solo las necesidades de la pandemia sino las carencias del sistema sanitario.

«Se trabaja a nivel emocional», apunta Marta González, la secretaria de Sanidad de la Federación de Servicios Públicos de UGT en Burgos. Se apela a su conciencia, a su profesionalidad, a la «pasta» de los sanitarios, que no abandonan a sus pacientes. Sin embargo, la situación que se vive ahora no es solo consecuencia de la pandemia, «es fruto de las deficiencias del sistema de la sanidad pública en Castilla y León«, asevera.

La Junta «maltrata» a sus profesionales, así que cada vez hay más fugas a otras comunidades autónomas, y Castilla y León no es un destino atractivo. «Es un fracaso absoluto de la política de personal de la Junta», así que la quinta ola de pandemia no ha hecho más que llover sobre mojado. «Es una bomba que nos está estallando en plena cara«, lamenta González, y los perjudicados son los sanitarios, pero también los usuarios.

Desde la Junta de Personal, Sastre también reconoce que «la pandemia es inevitable pero se podría haber salido más airosos. En cada ola, lo que falla es la falta de personal. Se exige que el personal haga lo que pueda y lo que no», y ya no pueden más. Para Sastre, hay una parte de la sociedad que no sabe lo que nos estamos jugando. Si se colapsan los hospitales y Atención Primaria, se colapsa todo el sistema. De ahí que pida responsabilidad para reducir la incidencia y frenar la quinta ola.