La clausura de su lugar de residencia y su centro de entrenamiento en Madrid ha obligado a Celia Antón, la joven atleta arandina, a volver a casa. Un ERTE obligatorio, porque en Aranda no puede ejercer su profesión, la de salir a entrenar por los ... caminos de su localidad, aunque sea en solitario. «Me gustaría hacer mi trabajo, porque al salir individualmente no mantengo el contacto con nadie. Sé que es una situación difícil y tienen que tomar medidas o regularlo la gente de arriba. A lo mejor, cuando se frene la curva, nos dejan a todos salir a hacer deporte de manera individual y respetando las medidas. No sabemos cómo evolucionará y ahora sería hablar por hablar», afirma la joven corredora.
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Aunque no exista competición alguna, la preparación no ha desaparecido en el día a día de Antón. Mantiene su transformada rutina a través de la bici estática, la elíptica o la cinta. «Entreno desde casa, como todo el mundo. Hasta que no digan nada, no sé cómo se hará. No sabemos si se tomará alguna medida como en otros países o tocara entrenar desde casa. Hay que llevarlo lo mejor posible», manifiesta resignada la arandina, que, evidentemente, no se marca ningún objetivo para esta campaña. «Hablar de temporada ahora mismo no tiene sentido porque se han cancelado todas las competiciones y el coronavirus es más serio de lo que parece. Va a costar mucho remontar esto. Primero hay que solucionar lo que tenemos encima y luego pensar en competiciones», continúa.
Aún así en Celia Antón se mantiene el sentido común y antepone el bienestar de la sociedad al mundo del deporte. «Hay que asumirlo de forma positiva. Es lo que hay. Estamos así por una circunstancia grave y hay que ayudar a los sanitarios y a las personas que tienen más riesgo. Es la única manera de salir adelante, que es la única prioridad ahora mismo», profundiza la joven corredora, que recomienda a los aficionados al atletismo a que aprovechen las ventajas de Internet y sigan entrenando. «Ahora encontramos muchos vídeos. No son épocas fáciles para nadie, pero vivimos en el siglo XXI y tenemos al alcance muchas cosas para no aburrirnos», concluye Antón.
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