Las diez noticias imprescindibles de Burgos este sábado 1 de febrero
Miguel Ángel Polo durante la última manifestación convocada en Burgos. AYTHAMI PÉREZ

Los conductores de ambulancias de Burgos han perdido 70.000 euros de salario en 10 años

Laura González y Miguel Ángel Polo, técnicos de emergencias sanitarios, relatan cómo han visto descender su salario, cómo han tenido que buscar otros trabajos o han optado por ponerse a estudiar otra formación. Exigen diálogo a la empresa e intervención a la Junta. Se trata de un servicio público gestionado por una empresa privada

Viernes, 28 de mayo 2021

Laura González y Miguel Ángel Polo son técnicos en emergencias sanitarias, trabajadores de transportes sanitarios en la provincia de Burgos. Ellos son un ejemplo de las cifras. Laura es conductora de transportes sanitarios en la base de Villarcayo. Lleva 14 años trabajando en este ... puesto. Comenzó cobrando 1.125 euros y ahora, con 14 años de antigüedad cobra 1.080. Es la consecuencia de «10 años de bajadas constantes», señala.

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Miguel Ángel Polo frente a las ambulancias, Laura González en un retrato realizado por una vecina de Villarcayo y protestas en Burgos. BC

La precariedad económica le lleva a Laura a asegurar que son «los nuevos trabajadores pobres. No llegamos a final de mes, tenemos que pedir ayudas a familiares, tengo compañeros que lo están pasando muy mal», señala. Muchos de estos han tomado la iniciativa de buscar otro trabajo para completar el de técnico de emergencias sanitarias. «Una tragedia porque esas horas deberían ser para descansar, después de jornadas de 24 horas en algunos casos», apunta.

Uno de esos compañeros que han optado por completar su sueldo con otro es Miguel Ángel Polo. Hace extras de camarero desde el 2010 o 2012. Polo tiene 60 años, lleva trabajando 26 años en este puesto, hace tres obtuvo la titulación que le exigían para el trabajo pero hace 15 años comenzó el declive de su empleo. «Hace 15 años mi sueldo no bajaba de 1.800 euros al mes. Ahora, con 26 años de antigüedad mi sueldo sigue siendo el mismo que hace 12 años, 1.080 euros. Somos técnicos de emergencias, pero no se nos paga por nuestra titulación. Se nos exigen unas responsabilidades que no se reflejan en el contrato ni en el salario. Esto genero impotencia. Haces un trabajo de riesgo y con responsabilidad y no se tienen en cuenta. Gente que te amenaza, enfermedades infecciones, gente agresiva…», relata.

Protestas en las calles

La situación ha llevado a las calles a los conductores de transportes sanitarios en toda Castilla y León. Sus salarios son los más bajos de toda España, exceptuando Ceuta y Melilla. Llevan 10 años con el salario congelado, con pérdidas salariales que suman un 35 por ciento. Polo le pone una cifra más exacta, «en los últimos 10 años cada trabajador hemos perdido 70.000 euros. Lo que cobran en el resto de provincias de España, menos Ceuta y Melilla, está, como poco, 500 euros por encima al mes».

Laura señala que llevan también tres años «sin un convenio digno». En los 1.080 euros que cobran al mes se incluyen dietas, nocturnidad, peligrosidad. «No conseguimos tener ningún tipo de repercusión positiva a esta precariedad económica», lamenta Laura González.

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Las protestas parecen no afectar en la mesa de negociación. «La mesa lleva tres años sin moverse, no se disuelve pero no firma nada. A la empresa le damos igual, lo que no quiere es marear la perdiz porque sabe que el siguiente contrato no lo conseguirá. Sale a licitación el año que viene y está dilatando esto lo máximo y malmetiendo», apunta Miguel Ángel.

Este servicio es público, perteneciente a la Junta de Castilla y León, pero está en manos privadas mediante un concurso. Por ello, González y Polo lo tienen claro, «la Junta se ha desentendido de los trabajadores. Les hacemos responsables de la situación porque son conocedores de la situación que tenemos. Si sacar un concurso público tienes que velar porque el adjudicatario cumpla las condiciones», apuntan.

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Además de ignorar las reclamaciones y quejas de los trabajadores, Polo también señala que la empresa ha incumplido «sistemáticamente» lo que les ha prometido. «Nos redujeron un cinco por ciento el sueldo diciendo que sería por un año pero, al final, fueron seis», recuerda Miguel Ángel Polo.

Más problemas

«A la precariedad económica se suman problemas de precariedad laboral», añade González. Por un lado, algunas ambulancias superan los 400.000 kilómetros, se les exige una titulación sanitaria que no se refleja en el contrato, al igual que tampoco se reflejan las responsabilidades y riesgos de su puesto; en contacto directo con los pacientes.

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«Lo estamos pasando realmente mal», lamenta Laura. En su caso, reconoce que se ha planteado dejar el trabajo. Este año, de hecho, regresa a la universidad , «por buscar soluciones, pero es que mi trabajo me encanta». Y ahí entra el conflicto, la tristeza de hacer a un trabajador que le cueste pensar siquiera en su empleo pese a que cuenta con toda la vocación posible. «Me he metido en el sindicato por luchar por unas condiciones laborales dignas, porque este trabajo lo merece. Es un servicio vital».

Por su parte, Miguel Ángel califica la situación de «ridícula», «llegas cabreado y cansado a casa, te atacan por todos los lados. Es evidente que acaba afectando».

Eso sí, saben de su responsabilidad, son muy conscientes de ello y lo primero que apuntan es que esta situación nunca debe repercutir en el paciente. «Somos un servicio vital y lo bueno que hay en Burgos es la gran experiencia de todos los técnicos, es enorme», añade Polo.

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Pandemia

«La pandemia ha sido la gota que ha colmado el vaso», asegura Miguel Ángel Polo. «Los centros de salud se blindan y somos nosotros los que acudimos a los domicilios. En las ambulancias de soporte vital básico solo viajan los técnicos, así que nosotros estuvimos en contacto directo, valoramos, cogemos constantes, trasladamos. El trato directo es nuestro también, pero los reconocimientos económicos no llegaron, solo fueron para el personal público», así lo relata Polo.

De momento, se ha hablado de huelga en el sector pero «sería absurdo, se nos exigen unos servicios mínimos del cien por cien», explica González. Las protestas seguirán porque los conductores de transportes sanitarios se han cansado y han salido a las calles. «Es importante que no tengamos miedo, lo que se busca son mejoras para todos», pide Laura.

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