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Ana, de Frutería Maestre, despacha a una clienta con la mascarilla y los guantes. GIT

El comercio que continúa abierto a pesar del coronavirus, entre la normalidad y la resignación

La mayoría de los comercios de alimentación viven estos días una realidad más tranquila tras las compras desaforadas de finales de la semana pasada

Martes, 17 de marzo 2020, 12:55

La declaración del Estado de Alarma por la crisis sanitaria del coronavirus ha paralizado la práctica totalidad de la actividad hostelera y comercial de la ciudad. Sólo un puñado de establecimientos permanecen abiertos, y ellos también están notando de lleno la situación. Colas en la ... calle, medidas extraordinarias de higiene, goteo de clientes... La estampa es muy diferente a la que suelen presentar un día laborable. Pero es la realidad que han de afrontar durante las próximas semanas.

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Así lo reconocen Tomás y Ana, de la Frutería Maestre, ubicada en la céntrica calle San Lorenzo. Allí, en apenas unos días, se ha vivido casi de todo. De la normalidad más absoluta, a un significativo repunte de las ventas a finales de la semana pasada, y a una caída de la llegada de clientes a partir del lunes. Y todo ello combinado con la implementación de medidas de higiene.

Ambos despachan con guantes y mascarilla a los clientes, que entran de uno en uno en el pequeño local mientras el resto espera en la calle guardando una distancia de seguridad. Esa se ha convertido en una imagen muy habitual en la ciudad. «Es lo que toca», reconocen con cierta resignación mientras una mujer pregunta por el precio de las manzanas.

En este sentido, Tomás reconoce que los mayoristas que les suministran se han visto obligados a subir el precio de «media docena de productos» muy concretos desde el pasado viernes. Más allá de eso, subraya, el suministro de comida está totalmente garantizado. Como así lo está, en su caso, el reparto a domicilio, que ofrecen desde hace ya muchos años.

Eso sí, a partir de hoy mismo, Tomás ha decidido cerrar por las tardes. «No tiene sentido. Vamos a ser los únicos que abramos por la tarde y no merece la pena», asegura.

En una situación muy similar se encuentran los comercios del Mercado Norte, donde la Unidad Militar de emergencias (UME) dejó ayer su impronta, desinfectando espacios comunes. Esa imagen fue muy potente, pero lo cierto es que el mercado funciona con normalidad. Con toda la que se puede en estos momentos, al menos.

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Y es que, la situación de ayer y de hoy está condicionada, según Carmen, de la charcutería homónima, a tres factores: «la gente está en casa, tiene mucha comida que compró a finales de la semana pasada y estamos entre semana». Además, añade, «la gente madruga mucho para no hacer colas».

En su caso, también atienden con guantes y han colocado sendas marcas en el suelo para indicar las distancias de seguridad. Unas distancias que, asegura, se están «cumpliendo». «Parece que la gente se ha concienciado» de la situación y la ha asumido. Con resignación, claro, pero con la garantía de que «el género sigue llegando sin ningún problema».

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Tampoco prevén ningún problema Ángel y Ene, de la carnicería F&A Renes, que hoy están viviendo un día mucho más tranquilo que los de la semana pasada. «No nos vamos a quedar desabastecidos», subraya Ángel de manera tajante. «Tenemos que recobrar el sentido común» y cumplir, en todo caso, las recomendaciones sanitarias.

Peor escenario se le presenta a Pedro Castañeda, del quisoco ubicado en la plaza de Santo Domingo. En su caso, la caída de las ventas ha sido más que significativa en las últimas jornadas. Tanto, que a partir de mañana bajará la persiana temporalmente. «Me cojo 15 días de vacaciones» por falta de clientes, explica. Y es que, aunque el goteo es constante, el ritmo es muy inferior al de otros días. «Nos están diciendo que nos quedemos en casa; han cerrado prácticamente todos los comercios y no hay gente en la calle. Y sin gente, no hay ventas», alega mientras despacha a uno de los pocos que se acerca hasta allí para adquirir un libro.

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