«El negocio lo tienes que reinventar, nada va a ser como antes»

Óscar Gutiérrez, responsable del Restaurante Polisón ·
El hostelero Óscar Gutiérrez ve con incertidumbre el futuro del sector tras la crisis de la COVID-19, que cambiará nuestros hábitos de ocio

Patricia Carro

Burgos

Jueves, 23 de abril 2020, 09:06

«Parados por el temporal». En el Restaurante Polisón están a la espera de aclarar el futuro del sector de la hostelería. Sin saber cuándo se podrá reabrir el negocio, ni en qué condiciones, lo que sí tiene claro Óscar Gutiérrez es que serán los ... últimos en incorporarse a la normalidad y que, además, lo harán con restricciones. «Se limitarán los aforos», aventura Óscar, quien ya le está dando vueltas a la cabeza sobre cómo reajustar sus servicios y reorganizar el establecimiento, aunque todavía es pronto para tomar ninguna decisión pues todo está en el aire.

«Estamos esperando noticias», insiste, pues está habiendo mucha improvisación. «El negocio tiene que reinventarse» pues «nada va a volver a ser como antes». Además de los cambios que se puedan imponer, de medidas de seguridad y protección, los hábitos de los clientes van a modificarse. «Cuando se levante el confinamiento la gente va a salir con mucho miedo, va a ser muy reticente», asegura Óscar. Y ya se está viendo en la calle, cuando se sale a comprar, que se guardan las distancias de seguridad y se mira con recelo al que está al lado.

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A ello se sumará la crisis económica, que derivará de la sanitaria. Muchas familias saldrán tocadas y «el ocio es lo primero que se resiente» en esos casos. Ahora, el sector ha perdido unas buenas bazas de ingresos y, si bien el año no está perdido, porque se trabajará todo lo que se pueda, sí que está tocado. Y antes del verano de 2021, por ejemplo, no se conseguirá recuperar el tono del turismo, ni nacional ni internacional. Así que vienen tiempos movidos para la hostelería, que ya ha dejado de merecer la pena, lamenta Óscar.

Él lleva en el negocio desde que tenía 16 años y su empresa tiene 25 años. Cuando llevaban El 24 de La Paloma «se trabajaba muy bien y merecía la pena», pero en los últimos diez años el negocio ha cambiado mucho. Las jornadas interminables, sin descansos, sin vacaciones.... es un negocio muy sacrificado, del que la única recompensa que se saca es la satisfacción del cliente, afirma. «Piensas hasta en cambiar de oficio», asegura Óscar, pero lo dice con la boca pequeña porque él es hostelero de pura cepa, así que seguirá al pie del cañón en su establecimiento, afirma.