Aunque la declaración de la pandemia y el decreto del estado de alarma lo paralizaron todo, la mayoría de organizaciones y asociaciones continuaron trabajando de forma no presencial para dar cobertura y servicio a sus usuarios. Tuvieron que reinventarse para no dejar desamparadas a las ... personas que dependen de su apoyo para remontar el día a día. Es el caso de la Asociación Burgalesa para la Rehabilitación del Juego Patológico, Abaj, que trata a personas adictas al juego y que desde marzo se centra en atender a los socios a través de las nuevas tecnologías.
Desde que comenzó la desescalada, solo se han incorporado cinco nuevos miembros a las terapias, algo que para David Burgos, psicólogo de Abaj, no es representativo de la realidad porque «durante el confinamiento la gente ha tenido más tiempo y menos frenos para jugar en casa». Además, señala que el juego online, probablemente, «ha podido ser una válvula de escape». El motivo de que no se hayan atrevido a acudir podría estar, según Burgos, en la negación del problema o en no haberse atrevido a dar el paso de reconocer que necesitan ayuda. En este sentido, este profesional espera que «durante las próximas semanas nos llamen más personas».
En Abaj hay tres grupos en los que se incluyen 120 usuarios, de los 240 socios que tiene la entidad. Gracias a estas terapias son muchos los adictos al juego que han conseguido rehacer su vida. «El jugador es un enfermo y tiene que tratarse, detrás del problema de juego patológico se esconden verdaderos dramas con la familia y con la pareja», explica Burgos.
El perfil del jugador patológico ha cambiado durante los últimos años, por eso en la asociación confluyen «personas de 50 años con un tipo de adicción distinta a los jóvenes». Esto se debe a que ahora la adicción empieza más pronto, «entre los 19 y 22 años» y se produce de forma más rápida. Estos usuarios a menudo presentan el síndrome de Peter Pan y para poder recuperarse realmente hay que dar un margen de tres a cuatro meses de terapia. «Hay muchas diferencias entre los más mayores y los jóvenes, aunque la base del problema es la misma», afirma Burgos.
Entre los nuevos proyectos que contempla Abaj, está la de un proyecto piloto de talleres online. «Se trata de un tipo de formación basada en a autoestima, en las causas que les han llevado a jugar, en sus perturbaciones emocionales, traumas, etc.«, detalla el psicólogo. Un sistema que espera poder implementar este mes.
Abaj trabaja en coordinación con los servicios sanitarios, sobre todo con Atención Primaria y con el servicio de Salud Mental. Burgos declara que, aunque no dependen de estos servicios, muchas veces les derivan usuarios cuando detectan algún problema de juego patológico en ellos. Aunque «no es sencillo darse cuenta, porque el jugador miente muy bien», asegura el psicólogo.
Por este motivo, insiste en la necesidad de que las familias se impliquen y den la voz de alarma, «son los primeros en saber si a su hijo o a su pareja le ocurre algo». Para ello, desde la asociación ponen a disposición del usuario toda la información necesaria en su página web. «No deben dudar en buscar ayuda porque este problema de adicción necesita un tratamiento y se puede recuperar», afirma Burgos. La página de Abaj en la que se encuentra también el número de teléfono es www.ludopatiaburgos.es.
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