Los padres, ante la incertidumbre de un posible contagio en la vuelta al cole

Los padres sienten que, pese al tiempo del que han dispuesto las autoridades para organizar el nuevo curso escolar, han esperado al último momento para tomar decisiones (y algunos cambios incluso se están aplicando a menos de 24 horas de que se abran las aulas). «Sin hacer dramas, pero se está yendo a salto de mata», comenta Natalia Portal, presidenta de la Asociación de Padres y Madres del colegio Sagrada Familia de Burgos.

Natalia, madre de Guzmán (un niño de 4º de Primaria), asegura que la vuelta al cole la llevan con miedo, sobre todo por qué no saben cómo va a ser: los contagios, los positivos, las sospechas, los brotes... Todo es una incertidumbre. Los padres se pregunta qué ocurrirá si hay un contagio en el aula de sus hijos, si les mandarán a todos para casa, si les harán las PCR y qué pasará con los padres, si tendrán que estar en aislamiento con los niños y cómo se organizarán laboralmente.

Esa es la principal preocupación pues, en el caso de la SAFA, el colegio les ha venido informando con puntualidad de la organización interna del centro y de las medidas de seguridad implementadas. En sus manos han quedado decisiones sobre distribución de aulas, desdoblque de clases, protocolos de acceso, horarios, uso de comedores... Natalia reconoce que son ellos los que mejor conocen el centro y sus rutinas para diseñar la nueva normalidad del curso 2020-2021.

Aun así, hay pendiente una nueva reunión entre el AMPA y la dirección del centro escolar para organizar futuras actividades que permitan a los niños relacionarse fuera de las aulas, pero siguiendo los protocolos sanitarios. La clave de la vuelta al cole son las clases burbuja grupos estables de niños para evitar contagios cruzados. Por ese motivo, las actividades extraescolares están suspendidas en los centros educativos, lo que tiene un impacto en la conciliación familiar.

Natalia reconoce que, aquellos padres que ajustaban sus horarios a través de las extraescolares de los niños, ahora tendrán que buscar alternativas. El comedor va a seguir funcionando, pero ya no va a haber ese comodín de actividad extraescolar, y tocará pedir ayuda para recoger a los niños o solicitar horarios flexibles. Es el año de la flexibilidad en todos los aspectos de la vida, opina esta madre, porque de lo contrario será imposible mantener esta nueva normalidad.

Desde el AMPA quieren también mantener su espíritu de comunidaad. «Somos un AMPA muy activa y familiar», recuerda Natalia, que organiza muchas actividades con padres y alumnos, dentro y fuera del cole. Este año toca reinventarse y, entre las ideas que se estudian, se encuentra la opción de organizar actividades dentro de los propios grupos burbuja, a las que asistan únicamente los alumnos de una clase. Así se mantiene la relación social y se ayuda al tejido empresarial de la ciudad.

Por lo que se refiere a los niños, la vuelta al cole está generando diferente tipo de reacciones. Los más pequeños, de infantil, tienen muchas ganas de volver porque van a ver a sus amigos y van a jugar, explica Natalia. En Primaria la cosa cambia. «Volver no les hace tanta gracia», pero no solo este curso, es así siempre, aunque lo llevan con resignación y lo asumen como una vuelta normal.

El problema es ese grupo, mínimo eso sí, de niños que tienen miedo al virus. Sufren las secuelas del confinamiento, de haber oído que ahí fuera hay un virus que les puede hacer daño, y no quieren salir de casa. Las familias lo están pasando mal, reconce Natalia, pero también se trata de un grupo muy pequeño de niños, pues la mayoría tienen mucha capacidad de adaptación, casi más que sus padres.