Nerviosismo, ansiedad, estrés y miedo, mucho miedo. «Somos enfermeras, es lo que nos ha tocado vivir», recuerda Ana Isabel Martínez, delegada de prevención del sindicato CSIF y enfermera del Hospital Universitario de Burgos aunque todavía no se haya reincorporado a su puesto, en Urgencias. ... Su tarea es atender a los compañeros, asesorarlos y garantizar que trabajaban en las mejores condiciones posibles y con la máxima seguridad, porque la sobrecarga de trabajo se puede asumir, afirma, pero tiene que hacerse con seguridad y evitando una exposición innecesaria.
Los primeros días, cuando el coronavirus Covid-19 llega a Burgos y se va viendo cómo arraiga la pandemia, es «como que te cae un jarro de agua fría», afirma. Luego, llega el sosiego, la reorganización del trabajo y asumir las consecuencias de la crisis sanitaria, pero lo que no se va es la rabia, insiste Martínez, por la situación que se está generando, por los contagios, los ingresos, los casos graves y los fallecimientos. Y todo va pesando en el día a día del colectivo de enfermería, que están físicamente agotados y anímicamente desbordados.
«Lo mejor que puede definir la situación es el miedo; miedo a salir del trabajo y poder llevar el virus a tu casa, a tu gente», comenta Martínez. Por ese motivo, muchos enfermeros se han impuesto un autoaislamiento, quedándose solo en sus domicilios o marchándose a otra vivienda, sin familia para evitar cualquier riesgo de contagio. Y es que existe, pues el Covid-19 es muy contagioso y, además, los equipos de protección individual son un bien limitado. Por ese motivo, lo que piden los profesionales sanitarios son más EPI's, más protección.
«A los enfermeros le sientan bien los aplausos pero quieren ayuda y equipos de protección», insiste Ana Isabel Martínez, y eso reconociendo toda la solidaridad que están recibiendo de particulares y empresas que están donando equipos de protección, batas, mascarillas o pantallas de protección. «La gente se está portando muy bien», reconoce, y alivia saberlo pero no soluciona los problemas del día a día. «El miedo lleva a situaciones en las que te desbordas», afirma, por eso recomienda «coger aire y no dejarse llevar por los nervios», en la medida de las posibilidades.
Sobrecarga
La carga de trabajo en el HUBU es muy importante. El centro hospitalario sigue ampliando la zona Covid, convenientemente separada de la zona No-Covid, para ingresar a los contagiados que así lo requieren. Mientras, la UCI sigue desbordada pues acoge pacientes de toda la provincia y, tras llenarse las tres UCI y pasar al área de reanimación postanestésica (URPA), se abre la opción de habilitar un bloque quirúrgico. La dirección del HUBU «está actuando con cabeza», anticipándose, aunque eso no evita que, a veces, se desborden, apunta Martínez.
Y los trabajadores también notan esa sobrecarga de trabajo. «He hablado con compañeras que me han dicho que, al principio, se veían muy fuertes y pensaban que si tenían que quedarse por la tarde a echar una mano se quedaban. Pero no, no puedes. Después de estar trabajando todas las horas del turno de mañana, intentar quedarte es demoledor, agotador».
Además, se han incorporado muchas enfermeras nuevas, que tienen que sumar al estrés de empezar a trabajar el estrés derivado de una situación como el coronavirus. Afortunadamente, cuentan con el apoyo de los más veteranos. «Ver gente experta a tu lado te quita ansiedad», afirma Martínez, aunque los enfermeros (como todos los santairios) están haciendo cursos acelerados de reciclaje,para asumir nuevas responsabilidades que permitan hacer frente al Covid-19.
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