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Raquel Santamaría
Sábado, 28 de marzo 2020, 20:48
En la casa burgalesa de los Sanvicens-Catalina no hay lugar para el aburrimiento. El matrimonio formado por Alberto y Gema y sus seis hijos -Begoña, Andrés, Paula, Lucía, Esteban y Carmen- forman parte de ese escaso grupo de hogares que se revela la ... excepción a la regla y mantienen viva la llama de las familias numerosas.
Ambos vienen de familias de siete y once miembros (entre los dos suman 34 sobrinos), según han explicado a Efe, pero lo de ser un núcleo numeroso las 24 horas es algo a lo no que estaban acostumbrados.
Así, confiesan que la declaración del estado de alarma para contener la expansión del COVID-19 les ha pillado algo desprevenidos, aunque, según ha confesado Alberto, tener un piso de 240 metros cuadrados «ayuda a mantener el caos a raya».
Este matrimonio burgalés afronta el confinamiento con «mucha paciencia». «A mí me está permitiendo conocer más a mi familia», ha confesado un padre que, a consecuencia de su trabajo de comercial en una empresa de maquinaria agrícola, se veía obligado a viajar con frecuencia. Ahora, con un ERTE en ciernes, aprovecha este impás para formarse sin descuidar a los suyos porque, advierte, «en un minuto te cambia la vida».
Su familia es una de las 27.000 que tienen el 'apellido' de numerosas en Castilla y León, cuya federación de asociaciones preside Sanvicens en la comunidad. En su hogar, el despertador suena a las 09:00 horas y, tras el desayuno y el aseo, los cinco pequeños hacen los deberes que se descargan de la plataforma del Círculo Católico, mientras Begoña -la primogénita- se sumerge en los libros de cara a una EBAU que, en principio, será entre el 22 de junio y el 10 de julio.
«Soy la que peor lleva el aislamiento», ha admitido. Y es que esta estudiante de segundo Bachillerato tiene en mente estudiar Enfermería. «Antes iba a la biblioteca y ahora tengo demasiadas distracciones», ha señalado temerosa de que su rendimiento baje. Eso sí, valora el tiempo que pasa viendo películas o jugando al Trivial, Scrabble y Scattergories con sus hermanos. «Les veo más relajados porque no tienen tantas cosas de las que estar pendientes», ha puesto de relieve Gema, que celebra el hecho de «no vivir a carreras».
La matriarca, lectora empedernida, hace sus tablas de ejercicios con Paula (14), la más deportista. Y es que la adolescente echa de menos sus partidos de baloncesto, aunque puede dedicarle más horas a la guitarra junto a su padre y a su hermana Lucía, que también toca el piano. Eso sí, tiene muchas ganas de volver a reencontrarse con sus compañeros, a los que sigue por Instagram.
A las 20:00 horas no faltan a su cita en el balcón para aplaudir a aquellos que están en primera línea de la crisis, y luego piden por ellos en el rezo de las vísperas antes de sentarse a cenar.
«Hacemos una compra fuerte una vez a la semana en el Mercado Sur de Burgos», ha precisado Alberto. El sábado, tras darle a la limpieza y al bricolaje, reciben la visita de Quique Ybáñez, vicario de San Cosme y San Damián, y ya el domingo, para no perder las buenas costumbres, escuchan misa por YouTube antes de tomar el vermú en casa.
Carmen (8), la benjamina, echa «muchísimo de menos» a sus abuelos y cree que «es un poco agobiante que haya tanta gente en casa». Pero su hermana Lucía (13) le quita hierro al asunto: «Bailamos y cantamos».
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