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Imagen de la vacunación en la residencia CleceVitam San Pedro Poveda de Burgos. Aythami Pérez Miguel
Aislados en las residencias: cuando la vacuna no alivia las restricciones más rígidas

Aislados en las residencias: cuando la vacuna no alivia las restricciones más rígidas

La segunda dosis ha llegado a la mayoría de mayores de las residencias de Burgos, pero la Junta mantiene los estrictos protocolos del nivel 4 de alerta lo que desilusiona a centros y familias

Domingo, 21 de febrero 2021, 09:02

Decepcionados. Cuando los análisis te dicen que la vacuna ha funcionado, que tienes anticuerpos frente a la covid-19, pero sigues sin poder dar un abrazo a tu ser querido ni flexibilizar visitas de familiares o salidas al exterior, el sentimiento que te inunda es ... el de la decepción. Al menos así se sienten usuarios de residencias de mayores, trabajadores y familias, que siguen sujetos al protocolo más rígido pese a haber recibido la segunda dosis de la vacuna.

La Gerencia Regional de Servicios Sociales recomienda mantener las medidas de prevención frente a la covid, y no solo aquello que se refiere a higiene, desinfecciones, equipos de protección, mascarillas y organización de los servicios en las residencias. Las visitas de familiares y las salidas de los mayores de los centros siguen condicionados, sin la ansiada flexibilización de restricciones que se esperaba tras alcanzar la inmunidad, que si no es total, es del 95% con las vacunas administradas a los colectivos vulnerables.

«Tenemos que ser muy cautos», indicaba días atrás las consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien reconocía que la llegada de las vacunas ha hecho descender en picado la incidencia de la covid-19 en las residencias. Se ha reducido considerablemente el número de brotes, pero «eso no quiere decir que podamos poner en riesgo a determinadas personas». Y es que no podemos olvidarnos de que la vacuna no impide que se coja el virus (tampoco que se contagie), pero sí que los cuadros sean graves.

Con la segunda dosis, y cumplido el tiempo estipulado para considerar que los vacunados están ya inmunizados, puede entrar perfectamente el virus en una residencia, pero los afectados serán asintomáticos o tendrán síntomas leves, con menos, muchas menos hospitalizaciones. Y, precisamente por este motivo, en Servicios Sociales prefieren seguir con los protocolos altos, al ritmo del nivel 4 de alerta sanitaria, al menos hasta que la cobertura de la vacuna sea mayor en la sociedad.

Y, sobre el papel, los afectados lo entienden. Pero lo sufren mucho. En las residencias, las familias esperaban poder abrazar a sus mayores una vez cumplido con el trámite de la vacuna, y los trabajadores confiaban en poder normalizar visitas y salidas. Sabían que las medidas de prevención no se iban a eliminar, pero algo de flexibilización sí que esperaban. No ha sido así. La semana pasada se comunicó que, al seguir en los niveles más altos de la pandemia, había que continuar con las restricciones.

De este modo, las residencias mantienen el protocolo y aplican, dentro de lo que la Gerencia Regional les permite, sus normas. En algunos centros siguen sin dejar acceder a las familias y limitan las salidas solo a causas de fuerza mayor, otros permiten accesos controlados, con todas las medidas de seguridad, y salidas a la calle en entornos también controlados. Pero en general, la vida en los centros sigue estando plagada de restricciones, pese a que son más de 5.000 los mayores que han completado el ciclo de vacunación en Burgos.

La necesidad del abrazo

Así que están decepcionados, como comenta José María Acosta, el gerente de la residencia Barrantes de la capital burgalesa. Allí recibieron la primera dosis de la vacuna el 5 de enero, como un regalo de Reyes, y ahora los análisis han dado que están inmunizados. Es una buena noticia, después de haber sufrido el golpe de un brote en noviembre, en el que fallecieron doce residentes. Sin embargo, esa buena noticia se ha visto empañada por los protocolos.

Acosta reconoce que las familias esperaban poder dar un abrazo a los mayores una vez completado el ciclo de vacunación, pero el pasado 8 de febrero les llegó la comunicación de la Gerencia, en la que pedían mantener los protocolos. «No es un capricho de la residencia», insiste el gerente, sino órdenes de la Junta, que buscan evitar la entrada del virus, que se produzcan rebrotes, pues al fin y al cabo se trata de «personas sumamente delicadas».

El gerente admite que la situación es complicada, pues el punto de entrada de la covid en muchas residencias han sido las visitas. No obstante, no se debe perder de vista que los mayores necesitan esa cercanía con sus familiares, poder tocarles, salir de las instalaciones con mayor libertad.. Se trata de una cuestión de salud mental pues los residentes son los que han sufrido las mayores restricciones durante la pandemia. «Remontar a una persona con desánimo es muy complejo», apunta Acosta.

También en la residencia CleceVitam San Pedro Poveda de Burgos reconocen que para los residentes «la familia es muy importante», por eso intentan facilitar la comunicación con ellos y adaptar las visitas a las necesidades de las familias. En el caso del centro todavía no están al cien por cien vacunados, falta algunas segundas dosis porque la vacunación se ha retrasado por motivos médicos, ha explicado la directora, Silvia Ballesteros. Llegarán la próxima semana pero, estén más o menos avanzados, «seguimos lo que marca la Junta», trabajando para que los residentes estén bien en todos los aspectos de su vida, tanto físico como psicológico y anímico.

De ahí que intenten llevar una vida lo más normalizada posible, dentro de las restricciones que impone la covid-19. Se mantienen terapias y activiades, pero en grupos burbuja reducidos, con temáticas adaptadas a los gustos de los residentes. También mantienen el vermú, los fines de semana, porque «les gusta mucho». Todo siguiendo el «estricto protocolo». Además, «los residentes lo tienen muy interiorizado», tanto el uso de mascarilla como la higiene de manos, y están atentos para cumplir las normas. Así que solo queda esperar a que se vayan levantado restricciones.

«De momento tiene que ser así», insistía Verónica Casado, afirmando que entienden la situación que se vive en las residencias y las necesidades de los mayores. Eso sí, la consejera ha recordado que todas las medidas están sujetas a la evolución epidemiológica de la región y en ello confían también las residencias, en que bajando del nivel 4 de alerta sanitaria se puedan flexibilizar los procolos. La incidencia está bajando, también la ocupación hospitalaria, así que parece que se va por el buen camino, aunque las semanas pesan cada vez más.

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