La provincia de Burgos suma 2.000 voluntarios ambientales a la vez que aumenta la degradación del entorno

Aunque año tras año crecen los burgaleses que dedican su tiempo y esfuerzo a estas tareas, porque cada vez hay más interés por el medio ambiente y más gente preocupada, Roberto Lozano, de la Fundación Oxígeno, remarca que, «el entorno está cada vez más deteriorado».

Hay que destacar que el voluntariado ambiental no es nuevo. Nuestros antepasados trabajaban por el bien común, limpiaban fuentes y manantiales, arreglaban caminos y plantaban árboles. «Esto se había perdido en gran medida, pero en los últimos 20 años hay un gran aumento de personas que quieren implicarse en labores de mejora ambiental de su pueblo o barrio, y esto es muy bueno para tener una sociedad más solidaria», apunta Lozano.

Lozano señala que el voluntariado ambiental es «una gran herramienta de conservación de nuestro medio ambiente, aún hace falta mucha más educación y formación ambiental en todos los segmentos de edad y sectores de población».

En estos últimos 20 años, la Fundación Oxígeno ha movilizado a más de 30.000 voluntarios por toda España, en ríos y playas, en pueblos y ciudades, plantando árboles en zonas degradadas, limpiando basura de espacios naturales, mejorando y embelleciendo elementos etnográficos, instalando cajas anidaderas para aves, insectos y murciélagos, educando a población infantil y adulta.

En la provincia de Burgos, la Fundación Oxígeno ha movilizado una media de 2.000 personas voluntarias al año. Tanto en Burgos, Aranda de Duero y Miranda de Ebro, como en más de 200 pueblos de la provincia de Burgos.

Desde la Fundación Oxígeno aseguran que este número ha ido subiendo año a año. Además, se ha incrementado después del confinamiento, quizá por desarrollarse estas actividades al aire libre. «También porque cada vez más personas entienden que cuidar la salud del planeta es también cuidar nuestra salud», señala Roberto Lozano.

La Fundación Oxígeno está detrás de muchas de las actividades medioambientales organizadas por la provincia de Burgos. Reconoce Lozano que estas iniciativas parten más de las asociaciones culturales y vecinales de los pueblos que de las propias administraciones. «Todo el mundo quiere hacer en su pueblo alguna actividades de reforestación, alguna plantación, restauración o limpieza de patrimonio natural o etnográfico», apunta Lozano.

Estas asociaciones o administraciones locales deciden realizar una actividad de voluntariado ambiental y recurren a la Fundación Oxígeno para guiar la organización y ejecución de la actividad. Empresas, agrupaciones de empresarios, asociaciones de polígonos industriales, la Universidad de Burgos, todas estas entidades también se están sumando al voluntariado ambiental.

Aunque se reconoce que hay «preocupación» general por el estado del medio ambiente, Lozano es claro: «en materia de preservación el medio ambiente las administraciones todavía tienen mucho que hacer. Se necesita más inversión, está claro».

La Fundación Caja de Burgos y la Fundación La Caixa también han vuelto a convocar, hace unas semanas, la décima edición de su línea de ayudas para el voluntariado ambiental, 'Voluntariado Ambiental 2022: reconciliando personas y naturaleza'. Con este programa se ejecutaron 36 proyectos durante 2021 de recuperación del medio natural promovidos tanto por administraciones locales, mancomunidades y otras unidades administrativas de régimen local.