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La provincia de Burgos es cuna de una rica tradición culinaria. Su extenso territorio es un lugar que invita a explorar sabores auténticos, pero ¿cómo decantarse por uno? ¿Cómo saber dónde degustar lo más tradicional y auténtico? Burgos Alimenta ha hecho parte del trabajo para ayudar al visitante y al oriundo a desplazarse por el mapa gastronómico de la provincia.
La entidad ha diseñado trece rutas gastronómicas por Burgos para deleitar el paladar y, además, aprender historia, tradición y paisajes únicos. Además, cada ruta cuenta con su información, su mapa y sus recomendaciones.
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A través de los recorridos se consigue descubrir los orígenes de los productos emblemáticos como la morcilla, el lechazo, las setas o la olla podrida, junto a otras delicias menos conocidas, pero igual de fascinantes como la trucha del Ebro o el chacolí burgalés. Más allá de los vinos de las DO Ribera del Duero y Arlanza, tenemos el singular chacolí burgalés.
Cada ruta ha sido diseñada para lograr una experiencia sensorial que combina la gastronomía con la riqueza cultura de cada comarca burgalesa.
Cada ruta busca adentrar al visitante en las localidades que han preservado las recetas tradicionales, que las han hecho parte de su identidad. Desde lagares y bodegas centenarias hasta queserías artesanales, aquí se recomiendan lugares para conocer de primera mano los procesos de elaboración y las historias que rodean cada producto.
Las patatas bravas en Burgos no son difíciles de encontrar, son una tradición de picoteo obligada por el casco histórico de la ciudad. Algunos de los mejores locales atesoran más de 30 años de tradición. Además, esta tierra de tradición vitivinícola, está empezando a contar con nuevos artesanos burgaleses que elaboran cerveza.
Sangre, tripas, manteca son algunos de los ingredientes con los que se elabora la tradicional morcilla. No fue hasta el siglo XVIII cuando a la morcilla se le incorporó el arroz. Fueron los carreteros los que trajeron este ingrediente de las tierras valencianas donde llevaban la madera obtenida de los pinos de la sierra. Gastronomía e historia en un mismo itinerario que nos lleva a pueblos como San Pedro Cardeña o Sotopalacios y nos descubre las ferias en torno a este producto.
Con el desarrollo económica ha descendido su consumo, pero la cocina tradicional de Burgos ha tenido en las legumbres unos de sus principales aliados. Ahí encontramos la alubia roja de Ibeas, por ejemplo. Entre las localidades productoras de alubia, Ibeas de Juarros y Belorado, siempre ha existido una vía de comunicación denominada el corredor de la Bureba. Este camino ha sido transitado por los más antiguos europeos hasta los actuales peregrinos que mantienen la actividad del Camino de Santiago desde el siglo XI. Visitas a yacimientos, cuevas y minas, son una nueva alternativa de ocio en esta ruta.
En la zona de la Sierra de la Demanda (Salas de los Infantes, Pradoluengo, Quintanar de la Sierra y Villamayor del Río) hay actualmente alrededor de media docena de empresas —todas ellas pymes— y algunas con una larga tradición familiar dedicadas a la elaboración de diversos embutidos y otros productos derivados del cerdo. Los fundamentales son los jamones, parte de ellos ahumados, los chorizos, lomos y otro de fama legendaria: la cecina de la comarca.
La relación de setas que se dan, en abundancia, en esta ruta es amplia; La amanita cesárea, níscalo, champiñón silvestre, seta de cardo, de caballero, pie azul, boletus edulis, senderilla... Los seteros saben bien que la Sierra de la Demanda es una zona óptima para practicar su afición. La recolección de estos frutos del bosque es, además, un complemento significativo en bastantes rentas familiares de la comarca.
El lechazo es toda una institución en la provincia de Burgos, y goza de una especial reputación en Aranda de Duero, Lerma y La Bureba. En el siglo XVII fue considerado el animal de más provecho y más necesario para el hombre de cuantos Dios ha creado.
La D.O. Ribera del Duero, se extiende a través de 102 municipios: 60 en la provincia de Burgos, 19 en Valladolid, 19 también en Soria y 4 en Segovia. La Denominación de Origen surge con el objetivo de dar a conocer las bondades y la calidad excelente de sus vinos tintos y para convertirse en región vitivinícola de referencia mundial.
La Ribera del Arlanza es una de las comarcas con más tradición vitivinícola. Existen testimonios de que en el siglo X el viñedo de la ribera del río Arlanza aumentó considerablemente y adquirió mucha importancia. En el siglo XII, el monasterio de Santa María de Bujedo de Juarros consiguió viñedos en las riberas del Arlanza y del Duero para su abastecimiento, completándolos con viñedos en Quintanilla del Agua.
Si bien el más conocido de los quesos de las tierras de Burgos es el queso fresco llamado «Queso de Burgos», se pueden degustar otros quesos, tanto de leche de oveja como de vaca o sus mezclas, con diferentes grados de curación. Los de máxima calidad son los elaborados con leche de oveja de «raza churra».
El privilegiado entorno natural hace posible la práctica de la pesca, senderismo, rafting, piragüismo, bicicleta de montaña y turismo ecuestre. Los continuos contrastes paisajísticos, un interesante patrimonio histórico artístico con destacados ejemplos románicos, una excelente arquitectura popular y nobles casonas, completan la riqueza de esta pintoresca zona burgalesa.
La Olla Ferroviaria se conoce como un artilugio rudimentario de metal que daba de comer a los ferroviarios, que se convertían en cocineros de lujo a pie de andén. Los esforzados empleados del Ferrocarril Bilbao-La Robla soportaban jornadas de trabajo entre 10 y 16 horas, muchas veces con un frío extremo, y la necesidad de una comida caliente y nutritiva se hacía de rogar.
La horticultura forma parte de la vida diaria en cualquier rincón de la provincia de Burgos, no obstante el paisaje de frutales y huertos se contempla con abundancia en el norte burgalés entre las comarcas de la Bureba y Merindades donde el buen clima de sus valles como el de Tobalina es propicio para dar los frutos con más sabor.
También conocido como «vino verde» de la Bureba y de las Montañas norteñas, este caldo goza de excelente calidad e importancia histórica en la gastronomía de la provincia. Ya en el siglo III, durante la época romana, hay indicios de cultivo de vides y la existencia de plantaciones de viñas en el norte de Burgos en los siglos IX, X y XI que dieron lugar a denominarle inicialmente como «vino heroico», debido a los incontables obstáculos de desarrollo y comercialización que tuvo que superar.
Estas rutas no solo son una oportunidad para degustar productos excepcionales, sino también para conocer a las personas que los elaboran y los territorios que les dan vida. Al recorrer las calles de pueblos con encanto, visitar bodegas históricas o contemplar los campos de cultivo, se comprende por qué la gastronomía de Burgos es un tesoro digno de ser descubierto.
Cada ruta está pensada para adaptarse a diferentes gustos y preferencias, ya seas amante del vino, apasionado de la carne o un explorador de nuevos sabores. .
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Sara I. Belled y Clara Alba
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