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Miguel Gil (derecha) en un taller de LÓVA en la cárcel de Valdemoro. Operanitenciaria
Teatro en la cárcel: la «terapia» que impulsa un voluntario de Burgos

Teatro en la cárcel: la «terapia» que impulsa un voluntario de Burgos

Miguel Gil, natural de Aranda de Duero, colabora desde hace 13 años en el Centro Penitenciario Madrid III de Valdemoro

Sara Sendino

Burgos

Viernes, 31 de enero 2025, 07:26

La cárcel te cambia. Cambia tu vida, tus aficiones, tus ideas, tus pensamientos. También cambia tus rutinas, tus relaciones y tu vida laboral. Pero estar en prisión también puede servir para descubrir nuevas aficiones y nuevas versiones de uno mismo. Miguel Gil es un burgalés que, voluntariamente, acompaña a los presos a crear su propia obra en la cárcel para aportar su granito de arena y cambiar sus vidas.

Todo comenzó hace 18 años, lejos de la penitenciaría. Era 2007 y Miguel Gil, arandino de nacimiento, era profesor de primaria y con estudios en música, en especial, de contrabajo. Gil recuerda que una profesora estadounidense trajo a su colegio el programa Creating Original Opera. «En lugar de hacer que los niños vean obras de teatro, ¿por qué no darles la oportunidad de hacer ellos su propia ópera?».

En eso consistía aquel programa a partir del que el Teatro Real crearía 'LÓVA: La ópera, un vehículo de aprendizaje'. Este proyecto trata de que los propios alumnos creen su compañía, la escenografía, luces, vestuario, canciones, personajes e incluso el texto... Todo en un curso escolar.

«Me pareció una idea extraordinaria», explica Gil, quien comenzó a ponerlo en práctica con alumnos de primaria en 2007. Así, poco a poco, el arandino fue adentrándose en el mundo de la ópera colaborativa. «De alguna manera se posibilita que cada uno busque su sitio, aquello en lo que se pueda desarrollar mejor», señala. Además, el profesor también fue especializándose en este estilo, con cursos de educación artística.

Salto del colegio a la cárcel

«Cuando me jubilé, me pareció que esta idea era muy educativa, muy creativa y que podía servir también como educación para otros grupos», explica Miguel Gil. Por tanto, y mediante un conocido que trabajaba en un módulo penitenciario terapéutico, propuso esta actividad para que los presos la llevaran a cabo. «Le pareció interesante y empezamos hace 13 años a hacer obras en la cárcel con esta metodología», cuenta el exprofesor arandino.

Qué es un módulo penitenciario terapéutico

Las Unidades Terapéuticas y Educativas (UTEs) son programas de tratamiento que se llevan a cabo en centros penitenciarios. Su objetivo es profundizar en las herramientas terapéuticas que incidan en la superación de las carencias que presentan los internos drogodependientes. El origen de estas unidades parte de los módulos de respeto y trabajan para lograr un clima de convivencia y máximo respeto entre los residentes. Para ello, actúan con un programa de educación en valores positivos, partiendo de la voluntariedad del interno, según explican desde la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura.

«Empecé sólo en la cárcel, pero enseguida se unieron una serie de amigos y amigas», detalla Gil, señalando que ahora son un grupo «numeroso» de voluntarios y voluntarias. Habla del Centro Penitenciario Madrid III, situado en Valdemoro, donde cada año crean desde cero una obra de teatro.

Un año trabajando para dos días de representación

Desde 2013, cada enero se propone a los presos del módulo penitenciario la oportunidad de participar en el programa. Después, a lo largo de los meses, en cada taller semanal van diseñando todos los aspectos de la ópera: desde la creación de la compañía, su nombre y la designación del director de la misma.

Poco a poco y a lo largo de los meses, la compañía va desarrollando el texto, los personajes, la escenografía, las canciones... Todo tiene que quedar listo para la representación, que se realiza en diciembre. Por ejemplo, en 2024 la compañía Correcaminos creó 'El Apagón', una obra de teatro con canciones basada en el año 2130, de corte futurista que se puede ver online.

Los internos crean su propia compañía y obra. Operanitenciaria
Imagen principal - Los internos crean su propia compañía y obra.
Imagen secundaria 1 - Los internos crean su propia compañía y obra.
Imagen secundaria 2 - Los internos crean su propia compañía y obra.

Después, la obra se representó los días 14 y 15 de diciembre. «Este proyecto pone mucho énfasis más que en el resultado final, que normalmente es un resultado modesto a nivel artístico y técnico, pero es un resultado muy sincero de todo el trabajo que se ha realizado a lo largo de un año», especifica el burgalés.

La obra creada por los internos en la propia penitenciaría «porque es muy difícil que puedan salir». El público suele estar compuesto de reos y otros internos. Sin embargo, explica que algún año sí han conseguido salir parte de la compañía y representarlo, por ejemplo, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

«Es probable que salgamos en un futuro nuevamente porque creo que, a pesar de que no puedan salir todos, es interesante que pueda verlo también el público general», explica el exprofesor y voluntario en la cárcel.

Qué significa para los presos hacer teatro

«Para mí, la obra ha sido una experiencia bonita y de superación total porque nunca pensé que sería capaz de hacer un papel como el que me ha tocado representar»; «Escuchar a la gente divirtiéndose y riendo, merece la pena todo el trabajo», son algunas de las opiniones de los presos tras representar 'El Apagón' a finales de 2024.

Para los internos, crear una ópera desde cero es superarse a sí mismos, ya que la mayoría, al comenzar el proyecto, no sabía que era capaz de realizarlo. Según Miguel Gil, los presos «sufren en muchas ocasiones» durante el proceso. «La situación en la cárcel no es ningún plato de gusto y tampoco todos los días o meses están en condiciones de trabajar activamente y con ilusión», explica.

Además, durante el año, algunas personas se unen al proyecto mientras que otras se van, salen libres... Por tanto, la situación es cambiante pero el resultado siempre es positivo. «Al finalizar, todos coinciden en que se sienten orgullosos del trabajo que han realizado, están eufóricos».

Un proyecto bidireccional

Sin embargo, hacer teatro en la cárcel no sólo reporta cosas buenas a los presos, para los que es «una forma de terapia». También deja huella en los voluntarios y voluntarias que, como Miguel Gil, ayudan a los internos a desarrollar su proyecto. «Trabajar el teatro, trabajar las ideas que elllos tenían de su vida y de las vidas ajenas, ponerlas en un escenario, reflexionar sobre ellas y componer» le parecía un «método para aprender a reflexionar», señala el arandino.

Además, este exprofesor, que tiene 74 años, ve el proyecto LÓVA en la cárcel como algo positivo también para su vida. «A mí me da vida trabajar, seguir trabajando y me mantiene activo, con ideas en la cabeza. La actividad creativa siempre es interesante».

Un blog en el que contar sus andanzas

Además de la tarea de crear una compañía, una ópera con todos sus elementos y organizar la representación, los internos de Valdemoro colaboran en un blog. La página Operanitenciaria está gestionada por los voluntarios, pero son, en muchas ocasiones, los presos quienes nutren los contenidos.

Representación y preparativos de 'El Apagón'. Operanitenciaria
Imagen principal - Representación y preparativos de 'El Apagón'.
Imagen secundaria 1 - Representación y preparativos de 'El Apagón'.
Imagen secundaria 2 - Representación y preparativos de 'El Apagón'.

«Les pedimos que redacten el proceso, que redacten cómo se encuentran o que digan qué es lo que les está apeteciendo hacer. También que cuenten algo del proceso», señala Miguel. Además, en el blog comparten fotos de la creación de la obra, recuerdos y relatan el paso a paso de su creación.

Intención de llevar la ópera a más cárceles

Miguel Gil lleva 13 años haciendo teatro en la cárcel de Valdemoro. Explica que «la gente está contenta y lo demanda», a la par que lanza un deseo: «Si tuviéramos más oportunidades abarcaríamos a más cárceles o a más sitios donde hacerlo». A pesar de ello, es realista y conoce las limitaciones o la dificultad para crear grupos de voluntarios y de internos que quieran involucrarse en LÓVA.

«Hay gente que se ilusiona durante un tiempo, que participa, pero luego la circunstancia de la vida les obliga a hacer otras cosas o, sencillamente, no pueden dedicarse», detalla. Los voluntarios acuden una vez por semana al centro, donde les acompañan, preguntan y guían en la creación de su proyecto.

De cara al futuro, Miguel señala que los voluntarios tienen en mente ampliar la proyección de la obra, que pueda verla «otro público». Lo intentarán a sabiendas de la legislación, «como es lógico», pero de forma positiva. «Siempre hay algunas opciones», aclara.

Mientras tanto, el proyecto de 2025 ya ha comenzado en la cárcel de Valdemoro. Los internos ya han elegido a su director y ya están sumergidos en el proceso de su siguiente ópera. «Si una cosa parece que funciona, no hay por qué dejarla de hacer», señala el arandino, satisfecho de su labor, que continúa cambiando la vida de presos y voluntarios año a año.

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