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En cinco años la provincia de Burgos ha perdido 13 licencias de taxi, ninguna procedente de la capital. El número de licencias de turismo público en la capital burgalesa se mantiene estable desde hace muchos años, 186. En cambio, el número de licencias en ... la provincia en 2014 se situaba en 146 y en este 2019 ha descendido hasta las 133, 13 en cinco años. Actualmente hay 319 licencias de taxi en todo el territorio burgalés, teniendo en cuenta la capital, cuando en 2014 había 332, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los taxistas burgaleses de la provincia, como señala uno de ellos de la comarca del Arlanza, ofrecen un servicio «clave» en un medio rural burgalés despoblado y envejecido y se sienten «olvidados en comparación con los de la capital». «Puede que entre los pueblos haya distancias cortas pero sin coche, son imposibles de recorrer, y muchas de las personas mayores o no tienen coche o no pueden conducir y recurren a nosotros», explica. Pero también reconoce que no pueden vivir exclusivamente de los servicios que prestan a los vecinos. Por eso, los trabajos para mutuas y seguros han sido muy importantes para ellos.
Ahora, el aumento en popularidad de los VTC y su llegada ha aumentado la competitividad y los taxistas de la provincia lo han notado. «Antes los seguros siempre recurrían a los taxis, aunque también trabajaban con VTC pero no tanto como ahora», explica. Igualmente explica que desde la administración y las mutuas, «para evitar los fraudes que se han cometido con algunos taxistas, sacan a concurso los contratos. Al final una pequeña empresa, como somos nosotros, no puede competir con empresas con una gran flota de vehículos». Igualmente, los taxistas de la provincia lamentan que en estos concursos no haya ninguna claúsula ventajosa para los que realizan su trabajo en los pueblos, «eso no es luchar contra la despoblación. Al final somos vecinos del medio rural que trabajamos aquí, si no tenemos trabajo, acabaremos por abandonar», reflexiona.
Asegura este taxista que «la situación no es buena, están dando ventajas al grande y el pequeño, que somos nosotros, acabará desapareciendo».
Los VTC pueden suponer una competencia en cuanto a los servicios que prestan para seguros y mutuas pero no pueden ofrecer el servicio que ofrece un taxi rural. «Veo coches que vienen desde Burgos hasta el pueblo a recoger a una persona, lo llevan a Burgos, lo traen y ellos se vuelven a ir. Más contaminación y menos trabajo para nosotros», lamenta. Además, señala este taxista que «si desaparecemos por esto no creo que un coche con licencia VTC venga desde Burgos para llevar a una persona de un pueblo al centro de salud de otra localidad que está a menos de 10 kilómetros».
La falta de atención a los taxistas rurales puede hacer que sus servicios desaparezcan y estos no son tan atractivos, económicamente, como para que un taxista o un VTC de la capital acuda a cubrirlo, o sí, pero pagando más dinero, con lo que no sería tan atractivo para la población acceder a ello.
«Nos sentimos un poco olvidados y desplazados. Se ha llegado a decir, por ejemplo, que en Lerma no hay ningún taxi, cuando hay tres compañeros, para llevar a gente hasta Silos o Covarrubias», lamenta este profesional. Recuerda también que ellos no tienen la opción de parada de taxi en los pueblos y sus tarifas están marcadas por la Junta pero cuando trabajan para mutuas o seguros son estos los que estipulan el precio.
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