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A menudo, guardar las tradiciones es harto complicado, pero la perseverancia, el amor al terruño y la transmisión oral pueden obrar milagros. Y si no, que se lo digan a los vecinos de Mecerreyes, protagonistas de una de las celebraciones más peculiares de cuantas pueblan la provincia de Burgos, quienes ya están preparando el Carnaval y la Carrera del Gallo.
Se trata de una festividad que hunde sus raíces en tiempos inmemoriales. Y es que, aunque el actual formato de la fiesta se estableció en el siglo XVII, son muchos los que apuntan a un origen pagano, más concretamente celta. Quizá, la mejor prueba de ello sean los disfraces, uno de los elementos más singulares de la fiesta, cuya simple imagen permite retrotraerse a tiempos pretéritos.
Con muhco arte
Elena Rodríguez
Elena Rodríguez
Se trata, en todo caso, de una celebración más que singular, que se extiende durante todo un día, plagada de detalles y en la que participan activamente todos los vecinos de la localidad.
Algunos hacen las veces de monstruos; otros danzan y tocan la dulzaina, y otros asumen el papel de los zamarracos, encargados de defender al rey ante los que quieren robarle el gallo. Ándate con cuidado si lo intentas, porque te puedes llevar un buen zurriagazo. Bueno, más bien un zarrañuelazo.
Sea como fuere, lo cierto es que se trata de una tradición muy querida en toda la comarca, máxime teniendo en cuenta que fueron los propios vecinos quienes la recuperaron en la década de 1980 tras medio siglo olvidada por los avatares de la historia.
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