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Fue el último en unirse a la lista de espacios protegidos de Burgos, hace apenas año y medio que el Parque Natual Sabinares del Arlanza-La Yecla tiene esta distinción. El parque natural, de más de 26.000 hectáreas, estuvo amenazado durante las horas más ... críticas del incendio de Quintanilla del Coco. Como explica Beatriz Cabeza, directora conservadora de este parque nacional, «el 100% del incendio se ha producido dentro del Parque Natural, pero no el 100% del parque se ha visto afectado».
Todavía es pronto para hacer una valoración de los daños y un plan de acción para tratar de recuperar lo perdido, pero desde el mismo momento en que el incendio se dio por estabilizado comenzaron los trabajos para hacer efectiva una conservación de uno de los espacios ecológicos más ricos de la comunidad.
«Calculamos, aunque todavía hay que perimetrar y sacar el dato concreto de la extensión, que serán menos de 3.000 hectáreas las afectadas. Pero será muy próxima a esta cifra la afección final. Ha afectado totalmente al parque natural: monte, terreno agrícola y terreno forestal», explica Beatriz Cabeza.
Una cifra que podría haber sido mayor, como reconoce la directora. «Con la primera noticia que tuve, y tal y como estaba la meteorología, la situación de sequía acumulada, la calima que hemos tenido como capota, las previsiones eran muy malas. Al final la contundencia de medios, tanto nosotros, como el infocal de la Junta, los medios del Ministerio de transición ecológica, bomberos de Burgos, bomberos de Diputación y decenas de vecinos, que han sacado todos su medios, que han sacado sus máquinas para hacer cortafuegos, que han traído sus cubas para llevar agua y rellenar las piscinas de donde los medios cogían agua, gracias al brutal trabajo colectivo, se pudo perimetrar al fuego e impedir que saliese de ese perímetro», explica.
Y es que la naturaleza se alió para que el incendio pudiera estabilizarse antes. Era el último día de la ola de calor, el viento amainó y durante la noche bajaron las temperaturas, eso hizo que el incendio pudiese estabilizarse.
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Aunque hay algo innegable: el paisaje ha resultado muy dañado, también el entorno de los pueblos. «Con la tristeza de ver un territorio tan querido quemado nos vamos a poner a trabajar inmediatamente desde todos los organismos. En todos los grandes incendios hay peritos de restauración y tenemos la suerte inmensa de no haber lamentado pérdidas de vidas humanas, con el desastre ecológico vamos a trabajar para ayudar a la naturaleza a que cuanto antes pueda volver a tener el esplendor de ese territorio», afirma Cabeza.
Todavía «están calculando cuánto de las hectáreas quemadas son extensión de encinas y sabinas». El trabajo ahora se centra en elaborar cartografías al detalle del perímetro y en estudios de propiedad y de masa forestal afectada porque «en función de este análisis los trabajos serán distintos».
«La masa de encinar se va a recuperar mucho más rápido porque la encina, afortunadamente, es la especie típica del monte mediterráneo. En el monte mediterráneo la frecuencia de incendios es elevada en comparación con otros territorios y la encina tiene una capacidad de rebrote de cepa y de raíz. Lo que vamos a plantear son los trabajos necesarios para facilitar que se recupere cuanto antes.
En el caso de la sabina hay zonas que están totalmente afectadas que habrá que ver la manera de restaurar ese terreno y luego hay zonas a medias, quemadas a medias, que habrá que valorar esa situación planteando el mejor proyecto. La intención es restaurar los terrenos, habilitar fondos para que particulares y administraciones podamos restaurarlo cuanto antes», continúa.
También existía preocupación por la población de buitres leonados del desfiladero de la Yecla: «Están al sur del incendio forestal, está claro que el humo es posible que les haya podido afectar puntualmente, en los próximos días iremos de campo y podremos hacer una valoración más exacta. Por ahora solo hemos estado en el incendio. Quiero pensar que esas colonias no han sido afectadas porque el incendio no ha llegado. Hay otras colonias importantes en las peñas de Carazo, todo el valle de Mirandilla que se ha salvado, que es donde está Sad Hill, el incendio se frenó y se han salvado parajes muy emblemáticos y de una belleza extrema. Ahí también hay parejas de alimoches y de águilas reales a los que les ha tenido que llegar todo el humo, pero a priori no debe haberles afectado más».
A quienes el fuego sí ha afectado es a toda la comunidad de anfibios, reptiles, invertebrados... «El martes por la noche cuando estuvimos en la zona del incendio había muchísimos corzos que deambulaban de un lado para otro desorientados buscando agua, habrá otros que se habrán visto atrapados por las llamas, sin duda. Hay animales con más movilidad y capacidad de moverse, pero los que no tienen capacidad de desplazarse de manera rápida pues... El desastre ahí es total», lamenta.
En lo que los ciudadanos de pie no han reparado, pero sí lo hace Beatriz como experta en la materia, es la «pérdida de suelo». «Los incendios forestales, que es algo de lo que no hablamos, suponen una pérdida de suelo. Ahora porque no hay previsión de lluvias, pero las lluvias erosionan un bien que es más difícil de restaurar. En el parque natural es un territorio muy rocoso, con suelos en algunos casos escasos, las condiciones de clima continental hacen que allí la vegetación cueste. Es un medio que va a costar un tiempo hasta que lo veamos completamente restaurado.
Y aun así, mi opinión es que los humanos tenemos que ser conscientes de que estas cosas ocurren, porque hay accidentes, hay rayos, porque vivimos en un ámbito mediterráneo en el que ahora hay ciertas anomalías meteorológicas que tenemos que incorporar a nuestro imaginario. Hay que asumir que existen y tenemos que plantearnos la manera de que cuando ocurra los daños sean menos graves. Pero tenemos que ser conscientes de que están aquí y que hay que vivir con ello», insiste.
Las explotaciones de trufa se han salvado y en el monte Majadal se ha visto afectado un encinar. Los daños todavía quedan por cuantificar y habrá que esperar para que el Parque Natural vuelva a lucir como lo hacía hasta ahora. Sin embargo, Beatriz Cabeza lo tiene claro: A los visitantes que tenían pensado venir yo les animo a que sigan haciéndolo, porque seguro que aprenden muchas cosas de su visita a un territorio en estas condiciones y necesitamos que sigan viniendo. Necesitamos que estos pueblos recuperen la normalidad, también la social y económica».
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