Pablo de Rojas asegura no ser el benefactor detrás de las clarisas de Belorado

Como hicieran las religiosas en la tarde del miércoles, Don Pablo, como se hace llamar, ha explicado en una entrevista concendida a Telecinco que conoce a las clarisas de Belorado «en primera persona desde hace muy poco tiempo». «Si bien es verdad que llevamos una relación de un año», añadía. Rojas ha asegurado que ni ellas ni él se pusieron en contacto directo por ningún tema urbanístico, sino por «unas causas segundas». «Ir a comprar unas trufas al convento de Belorado fue esa causa segunda», reconocía.

A partir de esa visita para comprar el dulce más famoso de las hermanas clarisas comenzó una relación de confianza que ha llegado a su momento cumbre con la renuncia de la orden a la Iglesia Católica. «Nuestra forma y nuestra apreciación de ver la Iglesia es totalmente pública, porque tenemos Instagram y una página web. A partir de las dudas que ellas van teniendo, les vamos dando respuesta», indicaba el supuesto obispo.

En cuanto a su relación con las monjas y la situación de estas, ha asegurado que «las clarisas van a realizar los votos solemnes» para entrar a formar parte de su orden. «Tiene una buena formación y tienen una buena psicología, no hay ninguna demente», incidía para desmentir algunas de las informaciones que se han ofrecido durante estos días.

Además, ha afirmado que las hermanas «tendrán una formación» y que las «religiosas no han dado este paso por ningún tema urbanístico», sino que «es solo por la fe». Rojas ha querido incidir en varias ocasiones que «las monjas ni están recluidas ni están mal de la cabeza». «Las monjas clarisas se han acogido bajo la jurisdicción de un servidor. Estoy para ayudarlas en todo lo que sea posible», exhortaba.

El inicio de la polémica desatada en Belorado parece residir en la venta del convento de Derio y la compra del de Orduña. Las clarisas quieren comprar este último y hay una persona que les ofrece 1.200.000 euros que les faltaba. A la pregunta de que si ese benefactor era Pablo de Rojas, el aludido era tajante: «No, no, no. No tengo esa cantidad de dinero».

«Son dos conventos distintos, el de Belorado, el de Orduña y el de Derio son suyos. Estan están vendiendo el de Derio y tienen la escritura del de Orduña. Recibieron de un benefeactor el 1.200.000 euros que faltaba y la parte compradora no ha querido recibirlo. La otra parte no le ha quedado más remedio que recurrir a la vía judicial que, evidentemente, está ganado», afirmaba con descaro.

«Va a haber un pleito con el convento de Orduña y si el juez no se lo entrega tendrá que haber una indemnización porque ellas tienen el dinero», insistía con la compraventa que no se ha llegado a materializar. También ha añadido que, tras el cisma, «en la Iglesia de Belorado se pondrá un capellán» de su orden y «en la de Orduña también».

Pablo de Rojas ha vuelto a ahondar en su desencuentro con la Iglesia Católica y en su rechazo al Concilio Vaticano II: «Yo continúo con lo que he recibido, con la sucesión apostólica que recibimos de Pío XII. A partir de su muerte empieza la usurpación de la cátedra de San Pedro. Recibí la ordenación válidamente, por eso yo soy Obispo».

Afirmaba, además, que estas declaraciones son «una verdad empírica», por lo que no estaba «ofendiendo a los cristianos». Para terminar, ha insistido en que el Papa « es un hereje», pero indicaba que no iba a «hacer una análisis moral de él» ya que no le «compete».