Las olas de calor incrementan el rescate de animales silvestres en Burgos

«Hemos recogido muchos pollos por la ola de calor en todos los centros de España», asegura Álvaro Soto, veterinario responsable del CRAS. Además, la cantidad de animales silvestres que ha pasado por el centro ha aumentado un 26% respecto al verano del año anterior. La gran parte son polluelos, principalmente de gorriones, vencejos, aviones y palomas.

Los traumatismos y el desnide son las principales causas por las que atienden a animales. Respecto a los traumatismos, suelen presentarse por atropello, choque contra cristaleras, colisiones contra molinos eólicos y electrocuciones.

El desnide es un fenómeno que consiste en la caída de los polluelos del nido, sobre todo, por el calor durante el verano. También pueden precipitarse porque «no están lo suficientemente preparados, los padres son inexpertos o por tormentas», según Soto.

La principal especie rescatada en Burgos es el vencejo. De hecho, reciben decenas de vencejos cada día. Esta ave anida entre las tejas y con la ola de calor se han tirado muchos porque no soportaban las altas temperaturas, «sobre todo en la primera quincena de julio».

El problema es que los vencejos no pueden posarse en el suelo para alimentar a las crías. Así, todos los polluelos precipitados morirían sin la intervención del CRAS. Los particulares son quienes trasladan a estas crías al centro.

Sin embargo, otras especies de aves son capaces de alimentar a sus pollos aunque se hayan caído del nido. «Pían y sus padres bajan para alimentarlos». Por este motivo, Soto aporta unos consejos para saber cómo actuar y tratar a los animales silvestres.

Tampoco soportan las aves el calor en sus nidos. Las paseriformes o pequeñas beben agua, como los gorriones. Otras no beben, solo consiguen agua a partir de los alimentos. Entonces, cuando paran de comer por el calor o porque se caen también dejan de beber. Como consecuencia, padecen fallo renal e, incluso, «algunos llegan a un punto de no retorno».

Los veterinarios del centro les evalúan e hidratan, ya sea vía oral o con inyección. Una vez que ya toleran la alimentación líquida, pasan a la alimentación sólida de forma paulatina, pero «depende de cada ejemplar».

Así las cosas, las olas de calor tienen un impacto muy importante en la población animal, pues de un modo u otro acaban afectando a su alimentación, procreación o cría.

Los incendios también afectan a los animales, sobre todo, con la pérdida de hábitat. El verano es la época de cría para muchas especies. Así, las crías no tienen capacidad para huir y los incendios pueden alcanzarlos. Es el caso de los polluelos y de aquellos animales más lentos, que no son capaces de escapar de las llamas a tiempo.

Los erizos, las culebras y los anfibios son algunos animales de la fauna terrestre sin capacidad para desplazarse lo suficientemente rápido para huir, por ejemplo, a la velocidad de las aves. «En esas zonas (las que han registrado incendios) seguramente muchos de los animales jóvenes han fallecido», sopesa el veterinario.

No obstante, el CRAS no ha atendido ningún ingreso relacionado con los incendios este año, pero sí conocen casos de incendios provocados por aves. Al posarse sobre cables de alta tensión se electrocutan y caen en llamas sobre un pastizal. Según relata Soto, «no es lo más frecuente, pero hemos registrado algún caso».

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