Miranda se confina con Atención Primaria «sobrepasada» y el hospital «peor» que en marzo

«Es una pena que no hayan confinando antes porque está habiendo transmisión comunitaria», explica Joaquín Fernández de Valderrama, jefe de Urgencias del Hospital Santiago Apóstol de Miranda. Los criterios epidemiológicos respaldaban una medida de estas características dada la extención del virus y al ritmo de contagios, insiste, pero hasta este viernes no se ha tomado la decisión de confinar la ciudad del Ebro.

Se están dando contagios masivos, apunta Fernández de Valderrama, que se muestra especialmente preocupado por la existencia de positivos entre trabajadores de factorías en las que se produce en cadena y de familias que viven hacinadas en pequeños domicilios. Ambas circunstancias favorecen la transmisión del virus y hace más complicado el rastreo de los casos para controlar la incidencia de la covid-19.

«Al principio de la segunda oleada se le echaba la culpa a las reuniones y a los jóvenes, pero ahora también se debe hablar del hacinamiento en el que viven algunas familias», insiste en jefe de Urgencias del Santiago Apóstol. Y es que él mismo ha visto cómo han ido evolucionando los contagios, que han vuelto a poner en jaque al sistema sanitario en Miranda.

«Los dos centros de salud están sobrepasados», afirma, y el personal de Atención Primaria pero también del hospital, «abatido». Esta semana ha sido especialmente complicada. De hecho, el pasado sábado había 17 personas con covid-19 ingresadas, pero una semana después se ha incrementado el número hasta 37. Y solo el miércoles ingresaron 13, explica Joaquín Fernández de Valderrama.

Así, la situación saniaria es «peor» a la que se registraba en marzo, cuando Miranda registró los primeros casos de covid-19 y tuvo que ser sometida a medidas restrictivas antes de que se declarase el estado de alarma. Fernández de Valderrama recuerda que, durante la pandemia, el número máximo de ingresos por la covid-19 fueron 29 y ahora ya se ha alcanzado la cifra de 37, con mucho ingresos en las últimas jornadas.

De momento, pocos han sido los casos derivados al Hospital Universitario de Burgos, donde además se encuentra la única UCI de la provincia. Sin embargo, sí que se ha enviado gente a casa, con un tratamiento fuerte confiando en su recuperación en el domicilio. Algunos acaban volviendo, reconoce el jefe de Urgencias, sobre todo gente mayor o con patologías previas, que desarrollan una neumonía, generalmente, bilateral y tienen que ser ingresados.

En estos momentos, el Hospital Santiago Apóstol tiene ocupadas las plantas de Medicina Interna y Quirúrgica Dos con pacientes covid, pero si incrementa el número de ingresados tendrá que pasar a Quirúrgica Uno. Las decisiones de reorganización las toma el gabinete de crisis, el mismo que esta semana decidía restringir el acceso a acompañantes en el centro hospitalario como medida de prevención.

Además, se han instalado en los exteriores dos carpas para las pruebas del Covidcar, que se encargará ahora de tomar muestras para intentar frenar los contagios con aislamientos y cuarentenas. Joaquín Fernández de Valderrama reconoce que el confinamiento está demostrado que es una medida «efectiva», por ese motivo «le ha chocado» que Sanidad no optase por ella con la misma rapidez que hizo, por ejemplo, en Aranda de Duero.

De hecho, la propia consejera llevaba dos semanas avisando de que la situación de Miranda les «preocupaba» y el lunes mantuvo una reunión con la alcaldesa para pedirle un esfuerzo en medidas de prevención, que llegó el martes en forma de bando municipal. De ahí que Joaquín Fernández de Valderrama no tenga nada que reprochar ni a la Consejería de Sanidad ni al Ayuntamiento de Miranda de Ebro en esta situación concreta. «La actitud de ambos está siendo muy buena».

No opina lo mismo sobre «el foro de bramadores del Congreso de los Diputados», cuya actitud le «repatea», afirma. Y es que la situación es complicada en Miranda, pues a la propia evolución de la covid-19 hay que añadirle que, en esta ocasión, no se tiene a la plantilla al cien por cien. Hay gente todavía de vacaciones y también más contagios de los que hubo en la primera ola (o siemplemente sanitarios en aislamiento por positivos en entornos próximos).

Joaquín Fernández de Valderrama lamenta que «no se haya previsto aumentar los recursos y ser más exigentes en la aplicación de medidas de prevención». Mucho se habló en su momento de que la covid-19 nos había pillado con el pie cambiado, pero esa excusa ya no vale para la segunda ola. Y en Atención Primaria están desbordados, con falta de médicos y enfermeros, y un exceso de «burrocracia», que está forzando un abuso de la atención telefónica y mermando la calidad de la asistencia sanitaria.