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La Policía Local de Miranda se siente «hastiada». Así lo reconocen mediante un comunicado emitido este jueves, 2 de febrero, después de que el Consistorio aprobara unos presupuestos para el ejercicio 2023 que implican una reducción del 25 por ciento con respecto al año anterior ... en la partida destinada a este organismo.
Respaldados tanto por la mayoría absoluta del PSOE, como también por los dos representantes de Ciudadanos en el Ayuntamiento, los nuevos presupuestos reducen en 10.000 euros la cuantía económica destinada a vestir a una Policía Local cada vez más descontenta. Y es que hace ya varios meses que los agentes dicen sentirse víctimas de lo que parece ser una «cruzada personal».
Distintas fuentes policiales apuntan a las fiestas de San Juan del Monte de 2022 como el detonante del conflicto entre ambas instituciones: Ayuntamiento y Policía Local. Según explican, llevaban años arrastrando una serie de deficiencias a las que se sobreponían con resignación «por amor al trabajo».
Hablaban del deterioro de unas instalaciones de la Policía Local bastante anticuadas —donde, por cierto, las mujeres carecen de un vestuario para vestirse—; de desperfectos en vehículos que incluso les han «dejado tirados» durante alguna actuación; de una uniformidad envejecida, escasa e inadecuada en cuanto a tallajes; y también de la insuficiente formación recibida, incluso en aspectos tan relevantes como las prácticas de tiro. A pesar de que la ley establece que deberían realizarse un mínimo de dos prácticas anuales, según indican, en Miranda llevarían años incumpliendo la norma, «haciendo oídos sordos a los diversos escritos presentados al respecto».
Por otra parte, también señalaban al sobresfuerzo realizado para cubrir los turnos por medio de horas extras. Y es que, a pesar de que el convenio compromete un mínimo de cinco agentes por turno, la realidad es que hasta el pasado junio, ante cualquier ausencia justificada, era la propia plantilla la que debía ofrecer una disponibilidad absoluta para cubrir mediante horas extras la escasez de efectivos, llegando a trabajar durante más de quince días seguidos.
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Llegó San Juan del Monte y con nuestro santo verdadero, «la gota que colmó el vaso». Por primera vez en años, faltaba un agente para llegar a las cinco personas que determina el convenio, motivo por el cual desde el Ayuntamiento anularon algunos de los permisos en teoría ya firmados, como señalan fuentes policiales, para suplir las ausencias a través de policías «que ya estaban disfrutando de su día libre». Y es que, si bien la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) que el propio Consistorio publica en su portal de transparencia especifica un total de cincuenta y siete efectivos policiales, en la Comisaría Local de Miranda tan solo cuarenta agentes ofrecen sus servicios, de los cuales, además, catorce causan baja.
Fue entonces cuando los Locales decidieron plantarse y renunciar a las horas extras. Tan solo accederían a cubrir las faltas si la corporación municipal incrementaba su salario en trescientos euros que, entienden, se les están pagando de menos. No en vano, su trabajo implica «un riesgo añadido por peligrosidad» y además abarca tanto días festivos, como noches. Es en este punto donde entra en juego la valoración de puestos de trabajo: una revisión que todavía no se ha llevado a cabo y que en los últimos meses habría derivado en la práctica ausencia de la Policía Local en las calles de Miranda por falta de efectivos.
No es una reivindicación novedosa; en el 'Plan Estratégico de Modernización Municipal' que el Ayuntamiento publicó a fecha 18 de diciembre de 2008, ya quedaba reflejado que «no tiene sentido que la categoría de un policía sea inferior a la de un auxiliar administrativo del Ayuntamiento de Miranda de Ebro».
En este caso, el equipo de Gobierno coincide con la Policía Local. De hecho ya habrían propuesto dos valoraciones de puestos que fueron tumbadas por un tribunal por errores de forma. Y es que dicha revisión es la única herramienta que podría suponer un ajuste salarial. «Si considero que estoy mal pagado la valoración de puestos de trabajo es la única herramienta que me va a poder dar la razón», explicaba el concejal de Seguridad Ciudadana y Servicios Sociales, Pablo Gómez.
No obstante, ambas partes discrepan en el modo de llevarla a cabo. Mientras que el Ayuntamiento apuesta por una valoración de puestos que incluya a todos los empleados municipales, la Policía Local pide que primero se revise su situación —en tanto que son ellos quienes han reivindicado dicha valoración— para poder solucionar su problemática a la mayor brevedad. Inciden en que no están en contra de una valoración de puestos generalizada, pero incluirles a todos «en el mismo saco» conllevaría varios meses más de espera para una situación que consideran «insostenible».
Si este miércoles el concejal de Seguridad Ciudadana y Servicios Sociales lanzaba una pregunta al cuerpo de Policía —«¿La Policía Local va en contra del resto de sus compañeros y compañeras del Ayuntamiento?»—, los agentes decidieron responder durante el pleno ordinario celebrado este jueves, 2 de febrero, en las instalaciones del Consistorio.
En torno a una veintena de agentes se personaron en el salón de plenos ataviados con sendos carteles reivindicativos donde rezaba una misma consigna: «Gracias al partido obrero, nos quedamos sin obreros». Una protesta silenciosa que tan solo se vio interrumpida con algunos murmullos durante la presentación de los presupuestos que realizó la concejala de Hacienda, Matilde Fernández; y también con los espontáneos aplausos a las intervenciones de la concejala portavoz de Podemos, Cristina Ferreras, y del concejal del Partido Popular, Jorge Castro.
Concluidas las intervenciones de la oposición, los agentes abandonaron el pleno y procedieron a la emisión de un comunicado en el que denuncian que «continúan sintiéndose ninguneados por parte de la corporación local», que ha reducido la partida de gastos presupuestados para proveer de vestuario y uniformidad a los agentes. Así, advierten de que se están planteando la opción de acudir a su puesto de trabajo con «ropa de calle», dado que por el momento no se les estaría facilitando la uniformidad adecuada. Tampoco, al parecer, los recursos suficientes: «Tenemos armas antiguas que fueron compradas entre el 99 y el 2002 y que se guardan en un armero sin zona fría, llevamos la defensa extensible sujeta con bridas y los chalecos antibalas ni siquiera son de nuestra talla», criticaban.
Sea como fuere, a la espera de un pacto de paz entre el Consistorio y los Locales, fuentes policiales lamentan «con impotencia» que sea la propia ciudadanía mirandesa la verdadera «perjudicada». A la postre, su figura surge para resolver conflictos que, actualmente, no tienen capacidad de solventar por falta de recursos humanos y materiales. En total, señalan, desde las pasadas navidades casi 150 llamadas, que incluían intentos de suicidio o molestias por ruido, no pudieron ser atendidas.
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