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C. ORTIZ/ M. A. CRESPO
Miranda de Ebro
Domingo, 4 de septiembre 2022, 13:20
Está claro que la música puede alimentar el espíritu y llenar plenamente a quienes escuchan en directo a sus grupos favoritos, y más este año teniendo en cuenta que 'la carta' se ha planteado con todas las incógnitas posibles y que se ha servido un ... menú sorpresa que, eso sí, ha sido del gusto de la mayoría de los ebrovisivos que vinieron a la ventura, aunque quizás no tanto, pues intuían que el cartel no iba a defraudar en el veinte aniversario.
Regalados los oídos, con mucho festival ya recorrido y a falta todavía de algún que otro plato fuerte, lo que el sábado al mediodía hicieron todos fue un alto en el camino para reponer fuerzas, y nada mejor que hacerlo acudiendo a la plaza del Ayuntamiento para saborear alguna de las nueve propuestas que se ofrecían en la Feria Gastronómica, este año con un padrino de excepción, ni más ni menos que Alejandro Serrano.
Ya desde las doce comenzaron a preparar los nueve cocineros participantes todo lo que precisaban para poder ir respondiendo a la demanda de los que se presumía irían llenado la plaza. El imaginario telón se levantó a la una y media del mediodía, pero hubo que esperar –no fue ninguna sorpresa– hasta más allá de las dos para ir viendo que empezaba a haber ambiente de picoteo.
Hasta que no acabaron los conciertos de la Fábrica de Tornillos muchos de los que acudieron a ver qué se les ofrecía en el menú y adquirir los tickets –se pusieron a la venta 6.000 y se agotaron– para poder participar de la degustación, poco tenían que ver con el festival, eran más bien amantes de la gastronomía que buscaban disfrutar con el trabajo de los nueve restauradores mirandeses que se dieron cita en la Muestra Gastronómica. Los ebrovisivos fueron acercándose al lugar de la cita cuando el reloj marcaba las dos y media bien pasadas. Y a esa hora las colas comenzaron a hacerse visibles en todos los puestos.
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Había opciones para todos los gustos y paladares, y sumando tickets podía llegar a ponerse sobre la mesa un menú compuesto de un primero, un segundo y un postre. Como se anunció el día que se presentó, tener un padrino de tal alto nivel espoleó a los cocineros mirandeses que se esforzaron por dar lo mejor de sí.
Un bitoque de solomillo con boletus y patata con mahonesa de trufa, era la propuesta de La Vasca. En la Corrala se optó por albóndigas con tomate y en Acero por un burrito.
El Mercado propuso un perrito y Cresta un sandwich Chili o Indie; y en Mima se decantaron por una variedad ya que el relleno del sandwich cubano se sirvió en mollete.
En El Botánico se preparó un Mexi rock and roll, en el Tómbola un risotto de boletus y crujiente de jamón, y el postre lo puso Bornachea con gosuas y tomates de Miranda. Una oferta que no dejó indiferente a nadie y sació los paladares.
Pero las buenas fiestas también se montan por la mañana. Ebrovisión, más bien Ebropeque puede muy dar buena cuenta de ello. Que hay que madrugar para bailar, pues se madruga. No pasa nada. Todo se por la música y más si esta les convierte en protagonistas. Los peques lo tuvieron claro desde que El Meister abrió el micro en la plaza de la Constitución para poner voz a sus fábulas.
De hecho, hubo quien se animó, invitada por Javier Vielba, miembro de Arizona Baby y Corizonas, a hacerle los coros. Lo hizo con el micrófono de verdad, el que suena conectado a los altavoces y no con el de cartón, papel albal y pegatinas de colores que elaboraron muchos de los asistentes en el taller organizado por la Asociación Amigos de Rafael Izquierdo, en el que no faltaron tampoco las barbas de fieltro como homenaje al artista invitado. Estética que se completó con un tatuaje del 20 aniversario del Ebrovisión.
Tres elementos para un atuendo festivalero perfecto con el que bailar sin parar los temas que Vielba fue desgranando. El suyo fue un público entregado, sin postureo. Yes que a muchos la música les acompaña en su día a día y no sólo como elemento de escucha, también como aprendizaje. Son espectadores y protagonistas.
Ese es el caso de Amelia López que disfrutó implicándose en todas las propuestas del taller pero más aún de la música del El Meister. Una iniciativa que, en su conjunto, fue «muy divertida» para ella. «He venido de pequeña al Ebrovisión y me gusta mucho. Además, toco la guitarra y me encanta la música».
Al igual que a su amiga, Mirem Madariaga, de 6 años, que tampoco quiso perderse el taller y el concierto matutino. Y es que la música forma parte de su rutina, ya que además asistir a actuaciones en vivo toca el piano y el ukelele. «Me encanta la música. Por mi cumpleaños fui a San Sebastián a un concierto de Wilco y me gustó mucho», recordó.
Tampoco quiso perderse la cita de la plaza de la Constitución Jon Cortázar, de 9 años, que ayer disfrutó de El Meister al igual que el jueves lo había hecho con Biznaga, para él el mejor concierto de la jornada inicial del festival. Aunque reconoció, eso sí, que no bailó mucho. Prefiere escuchar. Ytambién tocar; en su caso, la trompa. Fue el instrumento que seleccionó ente los cinco que le dieron a elegir en el conservatorio. «Lo vi y me encantó». Y no se ha arrepentido. Quién sabe si llegará a formar de mayor, como le gustaría, un grupo que se parezca a The Beatles y que sea igual de famoso. Soñar es gratis.
También disfrutaron mucho del Ebropeque Leire González, de 7 años, y Ane Santamarta, de 8, que micrófono en mano –de la barba pasaron– disfrutaron del ritmo de El Meister. Ane sobre todo, bailando, es lo que más le gusta. También cuando se trata de saltar y botar con los ritmos de los temas de The Rockin' Pneumonias y Los Flipaos, de los que su padre forma parte. Ambas son muy fans de esos grupos.
No sólo disfrutaron la cita los más pequeños, también El Meister, encargado de marcar el ritmo, sobre todo, con los temas de 'Bestiario', repleto de letras de fábulas con animales, que gustan a los padres pero también a los hijos. «Muchos adultos a los que le gusta mi música y que tiene hijos se lo pone a ellos y les flipa. Al final el público te elige a ti y eso es maravilloso. Y el infantil es muy exigente no le gusta cualquier cosa; aunque también están libres de prejuicios y se dejan llevar, aceptan las cosas como son», valoró Vielba; que tiene claro que, en su caso, no se dirige a un público determinado.
«No debería existir segregación. La música es para todo el mundo. Yo procuro que llegue a gente de todas las edades. No hace falta adaptar nada a los niños porque no son tontos, si les pones los Rolling y The Beatles lo van a gozar. Me gusta fomentar la música en vivo y la cultura humanizante de sentarnos a escuchar un concierto. Lo streaming son un complemento interesante pero no pueden ser un sustituto», zanjó.
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