'Volando voy', el programa de Jesús Calleja, pasó este pasado miércoles por la provincia de Burgos. Las Merindades se convirtieron en un plató improvisado en el que los vecinos trabajaron con Calleja para recuperar el jardín renacentista del Monasterio de Santa María de ... Rioseco.
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Los vecinos y voluntarios llevaban tiempo tratando de reconstruir este patrimonio,un monumento que estuvo a punto de desparecer comido por la vegetación. Fue entonces cuando Esther López, profesora de historia del arte, y Juan Miguel Gutiérrez, párroco de la zona, se unieron con un mismo objetivo y convencieron a los vecinos para recuperarlo.
Jesús Calleja se unió a ellos con el firme propósito de recuperar algo que había desaparecido totalmente: el jardín renacentista del siglo XIII. Para ello contó con la presencia no solo de Esther y Juan Miguel, sino también de otros vecinos ilustres de la zona que no dudaron en remangarse para echar una mano en todo lo que pudieron.
Una de estas vecinas ilustres es la directora de Espiciencia y colaboradora de BURGOSconecta, Bárbara de Aymerich, que contó a Jesús Calleja innumerables curiosidades y se batió en un divertido duelo científico. «Me hizo mucha ilusión que se pusieran en contacto conmigo, hablamos de la escuela de Espiciencia, del premio Global Teacher Award que recibí en 2020, porque claro, aunque estamos en 2022 esto lo grabamos el año pasado, y fuimos en el helicóptero, ha sido muy emocionante», contaba Bárbara antes de la emisión.
Después de confesar que llegó hasta Espinosa de los Monteros por amor, explicó que el galardón recibido «llega a base de mucho esfuerzo y de trabajo». «Me presenté porque me lo dijeron mis amigos. Creo que me nominaron a mí porque me gusta tanto mi trabajo y lo que hago que eso se tiene que notar con los chicos», contaba.
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Cuando Calleja le preguntó que por qué llevar ciencia hasta Espinosa en lugar de tomates la respuesta fue clara: «Porque tomates ya había. Ciencia también, pero no lo sabían». «Intento conseguir que los niños amen la ciencia y la vean en todos los lados. Traje la ciencia al pueblo porque no sabían que la tenían», aseguraba.
Luego llegó el viaje en helicóptero y la emoción de Bárbara de Aymerich al ver su escuela y su casa desde las alturas. El recuerdo a su abuela y la pasión de quien no sabe vivir la vida de otra manera sin vaciarse de ilusión y esfuerzo.
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Vídeos de Bárbara de Aymerich
Bárbara de Aymerich
Bárbara de Aymerich
Bárbara de Aymerich
Tras Bárbara llegaron las flores, con Adrián, el jardinero que se puso manos a la obra para conseguir las 1.682 plantas en total que fueron necesarias para repoblar el jardín junto a más de cien personas trabajando a destajo. Demetrio Fuente, un hombre de 80 años que trabajaba de sol a sol como voluntario, y a su mujer, María Ángeles Dasilva, que curiosamente nació prácticamente en el monasterio, fueron otros de los vecinos que pusieron la ternura a un programa que descubrió una parte de Las Merindades desde otro punto de vista.
Con el trabajo de todos, la colaboración de los diferentes Ayuntamientos y el desvelo de los voluntarios, el jardín renacentista se convirtió en la realidad que todos habían soñado. Así, Jesús Calleja lo inauguró al son de la música al tiempo que pedía que todo el mundo acuda a verlo.
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