Mariano de las Heras no quiere ni pensar en traducir en cifras económicas, en pérdidas, lo que ha supuesto para su negocio la pandemia de la covid-19. Como la mayoría de los hosteleros, Mariano lamenta la incertidumbre con la que trabaja el sector, que ... nunca sabe cuándo les van a cerrar o si les pondrán nuevas restricciones que harán más complicado, aún si cabe, mantener la actividad.
Mariano es propietario de Hotel Casa Ramón, histórico negocio de Quintanar de la Sierra compuesto por un bar, un restaurante y un hotel. Este último reabrió el pasado 31 de abril después de permanecer cuatro meses cerrado. Eso sí, tenían muchas reservas para esta Semana Santa de fuera de la comunidad, pero cuando se anunciaron los cierres perimetrales se anularon. Ahora, se han quedado con una ocupación del 50% de las 34 habitaciones de las que disponen.
Gracias a la reapertura, en Hotel Casa Ramón han podido recuperar a las diez empleadas, que han tenido en ERTE. Mariano admite que las ideas y venidas con las restricciones suponen inestabilidad para la plantilla y gastos para el negocio, que estos meses ha estado funcionando con tres empleados, al que se suma el propio propietario. El restaurante ha estado cerrado durante mucho tiempo y lo que han podido mantener abierto ha sido el bar.
«Las cosas no se han hecho mal, no se entiende por qué toman estas decisiones»
Mariano reconoce que, ante los cambios constantes de situación, «el bar es más llevadero, pero en el restaurante es una faena» porque el género que se compra, si cierran sin avisar, se pierde. Eso sí, Hotel Casa Ramón ha mantenido durante toda la pandemia un servicio que más social que otra cosa: a las personas mayores que comen a diario en el restaurante les han estado llevando a casa la comida, siempre, pues no era cuestión de dejarlas tiradas en el peor momento.
Y eso que para el establecimiento este año ha sido muy duro. La actividad, junto con los ingresos, ha caído de manera considerable, pero los gastos fijos se han mantenido, incluso cuando se está cerrado. Además, las administraciones «no les han ayudado prácticamente nada», lamenta Mariano de las Heras. Y «son muy lentas», además. Las ayudas de la Junta no acaban de llegar y en la Diputación, que ha sacado líneas de ayudas más directas, «todo es muy lento».
A todo ello se suma que, ante cualquier aumento de la incidencia, lo primero que se restringe es la hostelería, aunque Mariano no acaba de comprender por qué. Dos de sus empleadas han pasado la covid-19, explica, pero no se han contagiado mientras han estado trabajando, sino cuando estaban en el ERTE. «Las cosas no se han hecho mal, no se entiende por qué toman estas decisiones», insiste«.
Hostelería frente a la covid-19
Por ese motivo, Mariano de las Heras solo pide que este verano puedan trabajar algo mejor que el pasado, y que avance la vacunación. En el aire están las celebraciones familiares, como la bodas, bautizos y comuniones. También los eventos y las grandes reuniones. Todo ello es una parte importante de negocios como el que regenta Mariano en Quintanar, que cuesta mantenerlos por sus dimensiones, y son actividades que están paralizadas por la pandemia.
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