A la sequía que sufre el campo burgalés, se han sumado en las últimas semanas tormentas de granizo y heladas. Dos fenómenos que han afectado a la provincia de Burgos gravemente, según informa Agroseguro.
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La helada tardía que se registró entre los días 16 y ... 17 de mayo ha resultado «especialmente grave» para el viñedo de la Ribera del Duero. Esto es así porque ha llegado en un momento complicado, ya que la viña se encuentra en desarrollo y en brote, por lo que es «muy sensible a las bajadas de temperaturas» y también se reducen sus posibilidades de recuperación.
Desde el sindicato agrario UCCL (Unión de Campesinos de Castilla y León) se ha puntualizado que estas heladas de mediados de mayo se suman a las que tuvieron lugar la primera semana de abril. Aseguran, por tanto, que la zona afectada ha sido «muy extensa» y que han abarcado zonas muy importantes de las cuatro provincias que componen la denominación de origen Ribera del Duero.
La organización agraria asegura que, en muchas parcelas, «el daño producido por las heladas supera el 80 %» y que en algunas ha llegado al cien por cien. «Esta circunstancia no se daba desde la campaña de 2017», afirman desde UCCL. Vaticinan, por tanto, que en algunos puntos hay viñas que difícilmente vegetarán esta campaña y que en aquellos lugares donde rebroten lo harán «sin producción incrementando el coste de la mano de obra».
Los viticultores auguran una reducción de la cosecha y, además, señalan que «según los técnicos consultados, no es cierto que se vaya a producir una recuperación con producción del viñedo afectado, pues la viña queda comprometida por el nivel de estrés que la planta tiene actualmente, que sumado a la sequía que padecemos desde la pasada campaña y a la severidad de los propios daños de las heladas, son todos factores importantes que complicarán su recuperación».
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Con todo ello, no comparten las declaraciones que se han hecho desde el colectivo de bodegueros, Asebor. «Creemos que han sido fruto de la precipitación y la inmediatez», señalan los viticultores. Estos aseguran que, tras visitar la zona en las jornadas posteriores a la helada, «se constata que las manifestaciones realizadas no corresponden a la realidad de la situación del campo. Son cientos los llamamientos que nos han llegado de viticultores y bodegueros pidiendo la rectificación del comunicado de Asebor que ha creado un gran malestar dentro del propio sector».
El otro fenómeno que golpeó al campo burgalés fue la tormenta de pedrisco. Estas tormentas se suceden de manera regular desde finales del mes de abril, cuando un intenso frente de granizo atravesó de oeste a este la provincia de Burgos. Agroseguro calcula daños en más de 20.000 hectáreas de cereal de invierno y leguminosas en la provincia. También se extienden los daños a las explotaciones de la zona limítrofe entre Valladolid y Zamora o en el tramo situado entre Soria y Calatayud (Zaragoza).
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Tormenta de granizo en Burgos
Estos dos fenómenos meteorológicos destacan por haberse producido de manera especialmente tardía, en el caso de las heladas, o temprana, en el caso del pedrisco. Se suman a la grave sequía del primer cuatrimestre del año y vienen a agravar la situación de algunos cultivos ya previamente afectados por la falta de precipitaciones.
Los partes de siniestro por pedriscos suman ya, según datos de Agroseguro, más de 34.000 hectáreas en 2023 que corresponden a productores de hasta 33 provincias españolas. Hay que señalar que todavía no ha comenzado la época más habitual en la que se producen este tipo de fenómenos meteorológicos.
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