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Un cambio de fase esperado, sí, pero materializado a medio gas. Las zonas de la provincia de Burgos (Pampliega, Sedano, Valle de Mena, Quintanar de la Sierra, valle de Losa y Espinosa de los Monteros que hoy han estrenado la fase 1 de la desescalada ... de la covid-19 han visto cómo parte de la actividad paralizada hasta ahora revivía, pero, al ser zonas eminentemente rurales, los cambios no han sido significativos.
De hecho, tal y como explicaba esta mañana Puri, del bar El Café de Pampliega, «esto no es la normalidad ni se le parece». Sin embargo, se oyen voces por la calle, se repite en voz alta un sentir común: «me alegro mucho de verte» y camino del bar se oye a un vecino preguntar: «¿entonces hoy nos podremos tomar el café?». No es que en Pampliega la gente no tome café en sus casas, es que el café con una charla en el bar sabe mejor.
La normalidad no es esto pero la vida sigue abriéndose paso y vencerá. Pampliega y Los Balbases son dos de los pueblos de esta comarca que hoy han visto cómo sus bares abrían después de dos meses con la persiana bajada. Esta es la principal diferencia que se aprecia en estos puntos que han pasado a la fase 1. «En lo que más se va a notar es en la apertura de los bares porque aquí el resto de negocios de alimentación estaban abiertos cumpliendo las normas y podemos salir a la calle con más libertad», explica un vecino de Pampliega.
Otra vecina de mayor edad explica que lo que sí se notó es cuando dejaron salir a la gente a pasear: «aquí es fácil no juntarte con la gente, tenemos espacio por la zona del río y montaña para ir a pasear sin aglomeraciones». Ella sale a pasear pero desde que comenzó el estado de alarma no ha salido a hacer la compra, cuenta con la ayuda de otra vecina que va a ayudarle en la casa y sale a comprar por ella: «seguiremos así por un tiempo porque no me veo segura», confiesa.
La farmacia es otro de los puntos de Pampliega que ha cerrado sus puertas literalmente pero no su servicio. Es decir, al igual que en Los Balbases, han estado abiertos todos los días laborales y atienden a la gente a través de un hueco en la puerta, en el caso de Pampliega, y por la ventana en el caso de Los Balbases. «Esta última semana hemos notado que ha venido menos gente a comprar pero hasta ahora hemos tenido muchos clientes. Empezaremos a tomar medidas de alivio cuando nos den instrucciones desde el centro de salud porque vamos siguiendo sus pasos», explica la farmacéutica de Pampliega. Tanto en este establecimiento como en la carnicería del pueblo para ser atendido hay que llamar al timbre para ser atendido.
En las terrazas de los bares está la diferencia de la fase cero a la fase 1. Y simplemente en las terrazas porque los clientes no pueden entrar al interior de los bares, solo para usar el baño y después tiene que ser limpiado. «Este hombre que sale con mascarilla ha tenido que ir a por ella al coche porque entraba sin ella al baño y no le he dejado», explica el propietario del Bar El Fari de Los Balbases.
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Ruth Rodero Aythami Pérez Miguel
En este pueblo cinco mesas estaban dispuestas en orden en la plaza, con la distancia de separación calculada, como cuando acudíamos a una terraza que acababa de abrir pero sin que las mesas acaben juntas ni tampoco las sillas. Todo estaba dispuesto en la terraza de este bar con un orden milimétrico que evidencia la anormalidad de la situación. En la terraza la gente cumplía las medidas: no se acercaban entre ellos, pedían a la camarera que les llevaba la consumición a la mesa y si pedían a través de la ventana del bar había un gel hidroalcohólico dispuesto para la desinfección de manos. Igualmente, bien a mano, los productos para limpiar la mesa cuando un cliente la deje. Es más, el propietario del bar se ha encargado de limpiar el bar a fondo cuando ha estado cerrado y, para asegurarse, también contrató los servicios de una empresa de desinfección.
Las mismas medidas estaba tomando Puri en el Bar El Café de Pampliega. De las ocho mesas que habitualmente saca a su terraza hoy solo podía tener dos, «el Ayuntamiento me ha dicho que puedo solicitar poner alguna más pero para qué si tampoco viene tanta gente. Esto no es la normalidad ni se le parece», asegura. En su caso ha estado cerrada al público pero sí ha servicio comidas a domicilio, no han sido los mismos ingresos que los que tendría en una situación habitual pero, al menos, estos no se han reducido a cero. Confía en que hoy, dos clientes habituales de otros pueblos, sí acudan a la hora del vino. Será una señal, los bares nos están esperando.
En Pampliega, como apunta el concejal Pedro Miguel, también hay dos chiringuitos que se colocan en la zona del río con la llegada del buen tiempo pero están esperando a conocer cómo sigue el desconfinamiento para sacarlos a licitación. Lo que no han dejado de hacer y seguirán con ello es la desinfección de calles, contenedores y mobiliario, «se fumiga todos los días y así seguirá siendo. Seguimos los consejos también que nos dictan desde el centro de salud», explica Pedro.
Pedro Miguel es también el nombre del alcalde de Los Balbases, quien explica que seguirán con la fumigación y con los parques cerrados, como les indica el protocolo. Unas medidas que todos se han estudiado a fondo: «los propietarios de los bares saben la normativa, terrazas al 50 por ciento y sin dejar entrar dentro del establecimiento», apunta el concejal de Pampliega.
Queremos avanzar hacia un pasado conocido pero nos movemos por un camino desconocido. Las sensaciones son raras pero una vecina de Pampliega intenta explicar lo que siente: «es como si el pueblo se hubiese quedado en el invierno. En Semana Santa viene gente que ya se queda a pasar la primavera y el verano aquí, este año no ha sido así. Tenemos la sensación constante de que estamos en invierno, cuando hace frío y sales a la calle y no se ve a casi nadie». Todos vivimos en un invierno constante pero la primavera se intenta imponer, hay que avanzar cautos hacia ella.
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En Sedano, por ejemplo, otra de las zonas burgalesas que ya están en la fase 1, el bar no ha abierto. Tal y como explica su alcalde, Igor Herrán, «están tomando las medidas de seguridad y todavía no se sentían seguros para abrir».. La biblioteca del pueblo tampoco se ha abierto por precaución pero sí han recibido a sus primeros clientes en un bar de Orbaneja del Castillo y otro de Pesquera que sí han podido abrir sus terrazas, que no puertas.
En la zona de Quintanar de la Sierra se observaba más movimiento este lunes en el que se ha estrenado la fase, pero cuando verdaderamente se notaron las medidas de desconfinamiento fue cuando se permitió la salida de niños y después la de mayores. En esta zona es fácil no encontrarte con nadie si quieres pasear por la naturaleza, pero hoy se observaban charlas más animadas en las tiendas. Los establecimientos siguen manteniendo las medidas de seguridad y distanciamiento. Y en las terrazas se han visto a los primeros clientes. Terrazas con sus mesas separadas, pero, aun así, la afluencia no ha sido excesiva si lo comparamos con lo que nos era conocido.
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En Palacios de la Sierra, por ejemplo, los bares comunicaron al Ayuntamiento que no iban a abrir, aunque pudieran hacerlo. No les sale rentable con las medidas y la afluencia que se les exige, ha explicado el regidor, Óscar Vicente. Abrirán más adelante. Lo que sí ha cambiado en Palacios de la Sierra es la misa, este lunes ya han tenido la primera presencial en la misa del pueblo desde que comenzó el confinamiento. Eso sí, al 30 por ciento de ocupación y una medida que no ha sido difícil cumplir.
Donde «la vida sigue igual», como cantaba Julio Iglesias, es en el Valle de Losa en el día 1 de la fase 1. Así lo asegura su alcalde, Juan Antonio Gutiérrez. «No hay mucha diferencia en un día de fase 1 a un día de fase 0, estamos más o menos igual», cuenta el regidor. Y es que los restaurantes aún no han abierto, como es el caso de los de Quincoces de Yuso, y los establecimientos que se podían abrir en la fase 0 son los que han levantado sus persianas este 11 de mayo. «La diferencia no ha sido muy sustancial, pero es un paso más que hemos dado», explica Gutiérrez.
Quizás el paso de los días y la llegada del buen tiempo anime a los propietarios de los bares y restaurantes a ir abriendo sus negocios, porque como asegura el regidor, es una «zona complicada». «En Valencia y en Benidorm las terrazas funcionan muy bien, pero aquí lo de la terraza puede ser en agosto y no todos los días, que igual te tienes que poner el abrigo para tomarte un café en la terraza e igual no merece la pena», explica con una nota de simpatía en la voz.
Lo que tiene claro es que «la gente que se dedica al campo y a la ganadería ha estado trabajando como todos estos días» y que el resto se «irán adaptando a las circunstancias». Sin embargo, al menos, los vecinos pueden comenzar a normalizar su relación habitual, visitándose en las casas particulares respetando las medidas de precaución. «La gente que trabajamos aquí si teníamos que ir a buscar una máquina a casa de un vecino era un problema, ahora por lo menos se puede», celebra el alcalde.
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