La escasez de medicamentos, un problema que «persiste y preocupa» en las farmacias de Burgos

«Todas las semanas tenemos faltas de hasta 70 fármacos. De los pedidos que hacemos diariamente, la mitad de los medicamentos no llega», estima sobre un problema recurrente que en los últimos años ha cambiado la forma de trabajar en las boticas.

Ahora, además de buscar la solución recetada a un paciente para poder aplicar el tratamiento recomendado por el médico, el farmacéutico tiene que invertir un poco más de tiempo en hallar una alternativa por si el necesitado no está disponible.

«Actualmente el 90% de los desabastecimientos lo solucionamos nosotros con la sustitución de otro medicamento igual. Hay un porcentaje que tenemos que derivar de nuevo al médico para que ponga otra alternativa, otra cosa similar si es que la hay. Pero, en algunos casos, no existe un medicamento exactamente igual. Ese es el problema», señala López de Abechuco sobre el quid de la cuestión.

El Condrosulf, principio antirreumático y antinflamatorio indicado para enfermedades de desgaste óseo, es el que más nota la escasez actualmente en la provincia. El Trankimazin y la Amoxicilina en su forma de jarabe para niños son otros de los preparados de los que también se ha notificado problemas de suministro en Burgos, este último agravado por la crisis de infecciones propia de la época invernal.

Para tratar de paliarlo, las oficinas utilizan la herramienta informática 'FarmaHelp', creada por los colegios de farmacéuticos para mejorar la comunicación entre oficinas, y que sirve para acelerar este proceso de búsqueda e identificar aquellas farmacias donde se encuentra disponible un determinado compuesto requerido.

«Si necesitamos un medicamento, en un momento dado lo podemos solicitar y salta automáticamente en el ordenador a todas las farmacias de los alrededores. Así, si alguien lo tiene, te lo comunica y el paciente no tiene que ir preguntando farmacia por farmacia», destaca sobre las facilidades que aporta el programa.

«Pero claro, cuando hay una falta generalizada y llevamos quince días sin el producto, al final ya no le queda nadie. Nos preocupa porque a veces es imposible conseguirlo porque el suministro es irregular. Hay medicamentos que están en falta durante dos meses, de repente llegan algunas unidades, y luego se interrumpe otra vez. Luego hay otros que están sistemáticamente en falta y siempre llegan menos de los se piden», apostilla el presidente del COFBUR.

Con esta situación, López de Abechuco incide en la labor del farmacéutico para guiar al paciente ante estos cambios, en especial a las personas mayores, y explicar que se les está dando lo mismo aunque pueda cambiar el color del comprimido, del envase o el tamaño de la caja.

«Tenemos que asegurarnos de que lo están entendiendo. Incluso escribimos todo lo que tiene que hacer en el envase o en un papel porque claro, si esto lo hacemos con dos o tres medicamentos pues les volvemos locos», asevera.

Vistas las consecuencias, el presidente de COFBUR aporta sobre las causas que se trata de una situación a nivel internacional en la que confluyen diversos factores como la centralización de la producción de los propios laboratorios, el aumento del consumo de un producto -como el caso de las amoxicilinas infantiles- y también «el bajo precio» de los medicamentos en España.

«La industria farmacéutica prioriza el suministro de otros países que les pagan más lógicamente. A veces también influye la falta de materia prima que proviene de países lejanos y la guerra pues tampoco ayuda a que sea lo más homogéneo posible. Es un conglomerado de cosas que hacen que desde hace unos años tengamos una tendencia así constante al desabastecimiento de medicamentos», concluye.