La despoblación rural también afecta a las farmacias en Burgos

Este concepto se establece en 2008 y reconoce las dificultades financieras para seguir su atención a aquellas farmacias que se sitúan por debajo de un determinado nivel de facturación.

Las que cumplen este requisito, optan a recibir una ayuda económica como impulso para que sigan dando servicio en su área de influencia que, según datos de 2021 del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, en el 90,8% de los casos en España son los pueblos.

A falta de personas, la facturación disminuye y en muchos casos, pese a recibir estas dotaciones extraordinaras para intentar hacerlas viables, las aportaciones no resultan suficientes y terminan por echar el cierre o trasladarse a otros territorios con condiciones más favorables, causa de la reducción de boticas en Burgos.

A pesar de que la docena de farmacias en esta situación pueda parece un dato negativo, existen 200 oficinas en tierras burgalesas (unas 116 fuera de la capital) y, desde que se implentó la medida, diez boticas han conseguido salir adelante, dos en el último año.

«La situación farmacéutica en Burgos es bastante buena en general. Lo ideal es que ninguna oficina se considerase VEC, aunque sin esa compensación, seguro que varias más habrían cerrado ya», explica el presidente del Cofbur, Miguel López de Abechuco, que liga la despoblación rural a la reducción de farmacias en la provincia.

«En Burgos hay muchísimos pueblos y llega un momento en que, si se reducen los habitantes a los que atiende habitualmente, un farmacéutico no puede subsistir y tiene que echar el cierre o irse a otro lugar», añade.

En algunos casos, la pérdida poblacional en los municipios que hace inviable que sigan abiertas las farmacias, con determinados requisitos que requieren de cierto volumen de vecinos, se salva con la colocación de botiquines, con menor horario y condiciones para mantenerse.

«Es una manera de mantener la atención asistencial en núcelos donde no hay muchas personas que se adapta a las necesidades e inlcuso se coordina con la asistencia del médico», explica el presidente del Cofbur, Miguel López de Abechuco, sobre los 31 establecimientos de este tipo que se registran en la provincia en 2022.

Otra de las salvaguardas que «ha dado un empujón» a las farmacias en municipios poco poblados ha sido el decreto por el que, en 2019, el servicio de suministro de los medicamentos a las residencias de mayores se asigna a las boticas más próximas y que ha servido para mejorar sus beneficios.

Así, la población de pedanías y demás localidades de menor concurrencia pueden mantener la figura del farmacéutico, una de los pilares sociales de los pueblos, cuyo servicio «trasciende lo asistencial y adquiere un valor social», destaca López de Abechuco.

«En muchas ocasiones, el farmacéutico se convierte en un confidente que no solo te guía a la hora de aportar medicamentos, sino que es una persona a la que la gente le cuenta determinadas cosas y problemas para que les puedan ayudar», señala el presidente de Cofbur sobre los 503 colegiados que, en 2021, trabajaban en la provincia.

Esa personalidad con cierta relevancia en la estructura social de los municipios con menor embergadura poblacional también supone una «primera atención en temas delicados como casos de violencia de género y otro tipo de conflictos para los que existen protocoles en los que el farmacéutico puede intermediar entre las víctimas y las adminsitraciones y ayudar», reivindica.

La covid también ha servido para poner en valor este papel más desconocido de los colegiados que atienden en las farmacias. «La cercanía siempre la hemos tenido, pero con la llegada de la pandemia ha cobrado más relevancia aún la labor de los farmacéuticos, ese trabajo de acompañamiento y guía a la sociedad», expresa sobre el papel de los colegiados durante la crisis del coronavirus.

«Nosotros siempre hemos estado ahí para aconsejar y atender a las personas. En cierto modo, las ayudas del Gobierno a las farmacias en situaciones de viabilidad económica comprometida son una especie de reconocimiento a ese trabajo que hacemos y a la necesidad de que siga existiendo», apunta López de Abechuco.

El presidente de Cofbur observa también un cambio de hábitos en las personas de avanzada edad que se trasladaron a localidades del medio rural por el confinamiento y la situación sanitaria y que puede influir positivamente en las farmacias.

«Muchos jubilados y personas mayores se han instalado en los pueblos a raíz de la covid durante seis meses o indefinidamente porque han observado que hay una mejor calidad de vida para ellos y esto lógicamente supone más vecinos que atender para las farmacias», concluye.

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