Los diez proyectos pendientes para el Gobierno de Sánchez en Burgos

Y es que, ahora mismo son muchos los proyectos en marcha o en cartera que esperan de su desarrollo definitivo por parte de alguno de los ministerios que deberán conformarse en las próximas semanas.

Hace apenas unas semanas comenzaron las obras de ejecución del tramo entre Quintanaortuño y Montorio, adjudicado meses atrás a la UTE formada por FCC y Construcciones Llorente por 108 millones de euros. Sin embargo, aún queda por lanzar administrativamente otros tres tramos de la autovía. Se trata de los tramos Montorio - Santa Cruz del Tozo, Santa Cruz del Tozo – Pedrosa de Valdelucio y Báscones de Valdivia - Aguilar de Campoo. Todos ellos se encuentran todavía pendientes de licitación.

Muchos menos avances se ven ahora mismo en la construcción de la Autovía del Camino de Santiago. De hecho, más de dos décadas después del inicio de las obras en su vertiente más oriental, aún no se ha puesto en servicio ni un solo kilómetro de carretera en suelo burgalés. Lejos de ello, el tramo más avanzado, que unirá en un futuro Santo Domingo de la Calzada con la localidad burgalesa de Villamayor del Río, acumula meses de retraso y no se abrirá previsiblemente hasta 2025. Y mientras tanto, el resto de tramos de la autovía permanecen en el limbo, incluido el que conectará Ibeas de Juarros con la capital burgalesa, que a pesar de adjudicarse en 2018 ni siquiera ha arrancado, obligando al ministerio a reiniciar el proceso.

Una suerte muy similar corre ahora mismo la Autovía del Duero, llamada a vertebrar la comunidad autónoma y a conectar Soria con Zamora a través de Aranda. En este caso, el único tramo operativo en suelo burgalés es precisamente el correspondiente a la variante de Aranda, que supone apenas 13,7 de los 53 kilómetros de autovía planificados en la provincia. La hasta ahora ministra de Transportes, Raquel Sánchez, adelantó que la licitación del tramo entre Aranda y langa de Duero saldría a licitación después de este verano, pero aún no se ha publicado. A partir de ahí, también queda pendiente la licitación y ejecución del tramo entre Aranda y el límite provincial con Valladolid.

El Gobierno aprobó en septiembre del año pasado un anteproyecto para dotar a la AP-1 de un tercer carril entre Burgos y Ameyugo, así como de nuevos accesos a la misma, una actuación valorada en total en 287 millones de euros que se llevará a cabo en diversas fases durante varios años. De momento, el Ministerio de Transportes adjudicó el pasado mes de agosto la redacción del proyecto de construcción del tercer carril entre Zuñeda y Ameyugo. A la espera de la entrega de este primer proyecto, se prevé que el Ministerio siga avanzando en otros frentes.

Se trata, quizá, del proyecto más demandado or parte de la sociedad burgalesa en los últimos años. 12 años después del desprendimiento del túnel de Somosierra, la línea férrea directa entre Burgos y Madrid por Aranda de Duero continúa a la espera de reapertura. Por el momento, y a pesar de los reiterados compromisos, tan sólo se ha avanzado en la tramitación del proyecto para sacar la bateadora del túnel y en la redacción de un nuevo estudio de viabilidad que determine si vale la pena invertir en la línea para reabrirla.

Vinculado de manera directa a la reapertura del Tren Directo se erige el desarrollo del Corredor Atlántico, una red básica de transporte por ferrocarril en la que Burgos está intentando defender su ubicación privilegiada. En principio, el documento aprobado meses atrás por el ministerio relegaba a la ciudad a una posición secundaria dentro del Corredor, aunque los responsables de su desarrollo insistieron en que las inversiones también llegarían a orillas del Arlanzón. En los próximos años se deshojará esa margarita.

Tras la llegada de la Alta Velocidad a Burgos en 2022, aún queda pendiente la conexión con Vitoria y, por tanto, con la frontera francesa. Y no es un proyecto menor. De hecho, se trata, con diferencia de la actuación de mayor cuantía económica de todas las que actualmente están en cartera, con un presupuesto estimado de 1.492 millones de euros. De momento, Adif ya adjudicó meses atrás por 21 millones de euros la redacción de los proyectos de los cinco subtramos. Teniendo en cuenta los plazos habituales, las máquinas no entrarían a trabajar hasta finales de legislatura. Eso, claro, en el mejor de los casos.

En principio, la rehabilitación del Hospital de la Concepción y su conversión en Archivo Provincial y nueva sede de la Universidad de Burgos, es inminente. El ministerio de Cultura presentó meses atrás el proyecto, valorado en casi 27 millones de euros, en virtud del convenio firmado en 2018 con el Ayuntamiento y la Junta de Castilla y León. Sin embargo, el Consistorio confirmaba días atrás que los técnicos municipales aún estaban evaluando el proyecto para conceder la preceptiva licencia. En teoría, una vez concedida esta, no habría impedimento para que le proyecto arrancara.

En el mismo acto en el que se firmó el convenio para la rehabilitación del Hospital de la Concepción se suscribió el compromiso para ampliar el Museo de Burgos. Sin embargo, el proyecto continúa ahora mismo aparcado. De hecho, las desavenencias entre Junta y ministerio han motivado la caducidad del mismo ante las acusaciones cruzadas de unos y otros. De momento, los responsables de la Junta, administración encargada de impulsar la obra, insisten en que siguen apostando por ampliar el Museo, pero recuerdan que el edificio es propiedad del Estado y que el proyecto necesita también compromisos certeros.

También deberá atender el nuevo gabinete a las labores de desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña. En este caso, el proyecto ya está lanzado y presupuestado, por lo que 'simplemente' se deberá controlar su cumplimiento por parte de Enresa, que ya ha comenzado a trabajar en la instalación del Valle de Tobalina.