Los retos para el mandato 2023-2027 en Burgos: de la ZBE a la necesidad de suelo industrial

Tras cuatro años en los que PSOE y Ciudadanos han sido los encargados de llegar a estos acuerdos de gobierno, la nueva corporación se enfrenta a cuatro años cruciales para la capital, que debe cumplir con Europa, tomar decisiones sobre infraestructuras y tratar de llevar a buen término el proyecto de Capital Europea de la Cultura.

El pasado viernes 19 de mayo el pleno del Ayuntamiento de Burgos, en su última sesión ordinaria del mandato, aprobó la modificación de la Ordenanza de Movilidad para implantar en la ciudad la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Este trámite era imprescindible para poner en marcha la nueva normativa que, por otra parte, debería haber estado operativa ya en enero.

La modificación puntual salió adelante con los votos a favor del bipartito que en ese momento ostentaba la alcaldía, el PSOE y Cs, la abstención de Podemos, y los votos en contra de PP y Vox, al igual que la edil no adscrita Carolina Blasco. Esto deja clara la opinión de la nueva corporación, por lo que el proyecto entra en una nueva fase, la de saber qué ocurrirá.

Porque la implantación de estas zonas es un requisito legal en todos los municipios con una población mayor de 50.000 habitantes, así que para cumplir con la legalidad será necesaria la creación de esta zona de limitación de circulación de vehículos a motor, pero, seguramente, planteada de manera diferente a lo aprobado por el anterior ayuntamiento.

Junto a la ZBE el nuevo bipartito necesita encontrar un equilibrio con la movilidad sostenible: Burgos sufre una gran carencia de carriles bici que es necesario seguir potenciando. Además, el número de vehículos de movilidad personal no deja de crecer, por lo que integrar su circulación en el tránsito de habitual de vehículos parece necesario.

Además, Cristina Ayala ha anunciado ya nuevas peatonalizaciones. Su proyecto incluye una parte de la plaza del Cid y las calles Santander, Condestable y Toledo, así como el tramo de la calle Vitoria comprendido entre la plaza del Cid y la calle San Lesmes. Pero Burgos tiene también carencia de plazas de aparcamiento, que serán más grande si se aumentan las peatonalizaciones en el centro y llegan las ZBE. Así que el aparcamiento será otro de los retos.

El aparcamiento es un tema que preocupa también a un barrio populoso como es Gamonal. Además, los proyectos planteados por los diferentes equipos de gobierno para la calle Vitoria no terminan de cristalizar. El PP tuvo que dar marcha atrás con su bulevar; el equipo de gobierno anterior lo intentó consensuar con los vecinos y deja un proyecto pendiente de aprobación. La actual alcaldesa prometió durante la campaña electoral un aparcamiento en María Amigo para 400 vehículos, mientras que Francisco Grandmontagne, calle Roma y Plaza Lavaderos están inmersas en su peatonalización en tres proyectos que tres proyectos cuyo objetivo principal pasa por recuperar espacio para los peatones, habilitar zonas verdes y limitar el paso de vehículos. Esto reducirá el número de aparcamientos en unos 200 menos.

Una de las reivindicaciones que la gran mayoría de los partidos llevaban en sus programas electorales pasaba por la necesidad de fortalecer Burgos como una potencia industrial. Para mejorar esta potencia, y favorecer así el desarrollo económico de la ciudad, la nueva corporación tiene por delante el reto de garantizar la existencia de suficiente suelo industrial que permita que Burgos siga creciendo.

En el Polígono de Villalonquéjar se ha vendido ya el 58 % de suelo industrial habilitado. Aproximadamente unos 669.961 metros cuadrados de los 1.160.824 disponibles en el arranque de la cuarta fase. Además, 64.500 que están adjudicados y otros 6.200 ya tienen ofertas sobre la mesa.

Esto supone que el polígono solo tiene disponible el 36 % de su suelo industrial, por lo que se hace necesario pensar en alternativas para que Burgos no pierda oportunidades de negocio por falta de parcelas. Además, hay que desarrollar una plataforma logística y suelo específico para logística.

Ahí entraría también exigir a la Junta de Castilla y León, dirigida por la misma coalición que el Ayuntamiento, que construya el Parque Tecnológico. Sin olvidar tampoco las demandas del Tren Directo y del Nudo Logístico.

Para finalizar, el nuevo equipo de gobierno tiene el reto de llevar a buen término el proyecto de Capital Europea de la Cultura en el año 2031. La anterior corporación tendió puentes para esta consecución con diferentes actividades y viajes para promocionar la candidatura.

Daniel de la Rosa anunció el título de la candidatura, 'Renacimiento', y aseguró que se quiere trasladar a Europa lo que la ciudad puede ofrecer al proyecto europeo en 2031. Ahora será Cristina Ayala con su equipo municipal quien tenga que defender esta candidatura para que Burgos sea capital europea de la cultura en 2031.