Los alcaldes exigen a la CHE mayor limpieza de los cauces y que no se olviden de los arroyos

La situación «da pena, rabia e impotencia, porque se repite tantas veces», comenta la alcaldesa de Trespaderne, Ana Isabel López, quien califica de «deprimente» el escenario que queda a la vista una vez se retira el agua. Cada dos años, aproximadamente, los vecinos de Las Merindades sufren unas inundaciones como las que acaban de vivir. Y todos los años, varios sustos, cuando deshiela rápido o llueve con mucha intensidad.

«Es inevitable», apunta el alcalde de Frías, José Luis Gómez, pero solo en parte. Los alcaldes consideran que la CHE puede hacer mucho más para minimizar el riesgo de riadas y, luego, para reducir el impacto en daños. «La Confederación pide responsabilidades pero tiene que poner medidas», insiste Gómez, y todos coinciden en parte del problema está en la deficiente limpieza de los cauces.

López reclama a la CHE que «permita mantener limpios los ríos», pues al cabo del año se acaban llenando de maleza, ramas y árboles, que luego se convierten en un problema cuando hay crecidas, puntualiza el regidor de Medina de Pomar, Isaac Angulo. Pero también, le exigen que no se olvide de los arroyos pequeños, que hay muchos y muy poco adecentados, y agravan los desbordamientos.

El alcalde Villarcayo, Adrián Serna, reclama una «actuación integral», tanto en materia de limpieza como en acondicionamiento de infraestructuras que minimicen el impacto de las riadas. «Al menos, que eviten que el agua entre en el caso urbano», insiste. De ahí que, este mismo lunes, Serna vaya a contactar con la Confederación para solicitar una reunión con la presidenta y, si es posible, que sea presencial en la zona afectada. Así, podrá ver de primera mano las consecuencias de las crecidas.

Los alcaldes de Villarcayo, Medina, Trespaderne y Frías, como todos los de Las Merindades y la propia alcaldesa de Miranda de Ebro, respiran un poco más tranquilos al ver cómo los ríos van volviendo a sus cauces y, de momento, no hay nuevos avisos de avenidas en la cuenca del Ebro. Sin embargo, lo vivido estos días ha dejado muchos daños, materiales, que se suman a los registrados hace quince días.

En los municipios empiezan ahora a valorar los daños ocasionados por el agua. Los vecinos tendrán que revisar sus propiedades e Isaac Angulo espera que las administraciones hagan como en 2015 y saquen algún tipo de ayuda, de la que también tendrían que beneficiarse los ayuntamiento. José Luis Gómez se conforma con que ningún vecino se quede sin la cobertura de los seguros, que fue lo que ocurrió hace seis años.

La alcaldesa de Trespaderne lamenta que a las instituciones se les «llene la boca con la España vaciada» pero luego no se ponga solución a estos problemas. El camping es la tercera vez que se inunda, lo que no motiva especialmente a sus promotores. Por parte del Ayuntamiento, los daños están en el polideportivo y en la estación potabilizadora, que se ha visto menos afectada que en noviembre, cuando se estropearon cuadro eléctrico, compensadores y bombas de cloro.

Mientras, en Medina de Pomar el agua ha dejado un buen boquete en el mirador, daños también en el campo de fútbol y en el parque de Villacobos. Todos en Las Merindades confían en que, aunque los ríos siguen bajando crecidos, no haya nuevos avisos que activen las alarmas. Todo dependerá del deshielo y de las lluvias, que parecen remitir en Burgos.