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La Guardia Civil de Burgos visita los clubes de la provincia para evitar la trata de mujeres

La Guardia Civil de Burgos visita los clubes de la provincia para evitar la trata de mujeres

Coordinan una salida rápida para las mujeres que piden ayudan, solo tienen que decir «quiero salir de aquí» y se pone en marcha todo el dispositivo de protección

Domingo, 13 de marzo 2022, 09:39

Una voz de alarma y en menos de dos horas una víctima de prostitución o trata cuenta con protección. La Guardia Civil, a través de la Unidad de Mujer y Menor (EMUME), se encarga de atender a 'víctimas sensibles'. Estamos hablando de casos de violencia ... de género, agresión sexual o explotación sexual, centrados principalmente en mujeres, y por su área de actuación, en el medio rural.

Los cinco profesionales que forman parte de la EMUME realizan visitas periódicas y aleatorias a los clubes de la provincia, para «comprobar que las mujeres estén bien». El sargento 1º Gonzalo Soto explica que es lo único que pueden hacer, pues no hay forma de acceder a los pisos en los que se ejerce la prostitución, y en el caso de los clubes, se dedican a detectar casos de trata de mujeres y a proteger a las víctimas.

La prostitución nunca es libre ni voluntaria, pero no en todos los casos las mujeres están siendo coaccionadas o son víctimas de un delito de trata, especifica el sargento Soto. En ocasiones, la situación económica o familiar de la mujer la ha obligado a prostituirse. Son realidades diferentes, ante las que se actúa de manera diferente, pero en todos los casos se ofrece asistencia y ayuda a las mujeres.

Cuando llegan a un club, los agentes «queremos saber si quienes están allí están porque quieren, entendiendo querer por necesidad persona. O si están siendo tratadas para prostituirse. Si detectamos alguna situación especial les proporcionamos un número de teléfono, nos entrevistamos con ella fuera del local, cuando ella quiera y pueda», explica el sargento Soto.

Y lo más importante, «si una mujer nos dice en ese momento 'oye, quiero salir de aquí', se viene con nosotros». La Guardia Civil cuenta con recursos asistenciales individualizados para víctimas de trata, asistencia jurídica, asistencia social... Lo mismo que para los casos de prostitución coactiva. No es fácil que pidan ayuda, pero se intenta generar una relación de confianza, hablando con las mujeres de manera individulizada.

La guardia civil Laura Muñiz explica que «algunas mujeres te lo cuenta ellas, otras te das cuenta de que realmente no están allí de manera libre». También las hay más abiertas que otras a la hora de contar su vida, pero lo que destaca la agente es la importancia de que ellas sepan que la Guardia Civil visita los clubes, que pueden hablar con ellos, que están pendientes de que estén bien y pueden pedir ayuda.

El sargento Soto apunta que, también cuando no existe ni trata ni coacción, «si la mujer quiere salir de la prostitución, en menos de dos horas está en un recurso, atendida, con una psicóloga, una abogada y trabajadores sociales».

Prioridad en pandemia

Durante los momentos más duros de la pandemia, en el primer estado de alarma, la Guardia Civil se marcó como prioridad atender a las mujeres en situación más vulnerable En el caso de las mujeres maltratadas, llamaban todos los días a las víctimas en protección, con independiente del nivel de protección. «Asumimos el rol de la atención personalizada de las víctimas», apunta el sargento.

«Hicimos cerca de 2.000 llamadas durante el primer estado de alarma», asegura. Y era la Guardia Civil la que informaba de si una mujer se había quedado sin alojamiento, sin comida, si tenía problemas económicos, familiares... «Nos consta que se llevaron alimentos a bastantes mujeres y también ayudas económicas a bastantes mujeres. Creo que la respuesta desde Guardia Civil fue maravillosa«.

En cuanto a la prostitución, mantuvieron las visitas a los clubes. «Allí vimos en qué situación se encontraban las mujeres y qué respuesta podíamos darles, porque el país estaba cerrado y muchas de ellas eran extranjeras». Algunas se marcharon a sus casas, pero otras tuvieron que quedarse en los clubes, y fueron asistidas por los Servicios Sociales, a través de los agentes.

«Incluso en un club de Burgos llegamos a llevarnos a las mujeres. Llegó un momento en que la situación era insostenible, era mucho tiempo y las mujeres se sentían atrapadas.», comenta el sargento Soto. La Guardia Civil sirvió de canal de comunicación para que las mujeres fueran realojadas en viviendas de la Junta y recibieran asesoramiento especializado. Después de aquello, algunas consiguieron salir de la prostitución con la ayuda prestada.

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