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Raquel Carballo y Martín Velasco, de la Unidad de Familia y Mujer de Policía Nacional. PCR
8-M Día Internacional de la Mujer: «La mujer necesita su momento para denunciar. No es fácil romper el enganche emocional»
8-M Día Internacional de la Mujer

«La mujer necesita su momento para denunciar. No es fácil romper el enganche emocional»

La atención integral, especializada e individualizada, con un protocolo único para todos los cuerpos de seguridad, es la seña de identidad en la lucha contra la violencia de género en España

Martes, 8 de marzo 2022, 07:13

Mujeres que sufren durante años la violencia de sus maridos; jóvenes que reaccionan ante la primera bofetada, sorprendidas por la violencia de sus parejas; adolescentes que son víctimas de las nuevas formas de acoso que se derivan de las redes sociales; víctimas de agresiones sexuales en el ámbito familiar... En la lucha contra la violencia de género no hay dos casos iguales, pero a todas las víctimas se las trata por igual.

Desde la entrada en vigor de la Ley Integral de Protección de la Violencia sobre la Mujer, en 2004, España ha vivido un cambio de paradigma que se ha dejado notar en la labor diaria de los cuerpos policiales. Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Local de Burgos ejecutan un protocolo estandarizado, en el que se prioriza una atención integral a las víctimas, especializada e individualizada, que garantiza su protección.

«Para dar la mejor protección a la mujer lo mejor es que todos sigamos los mismos procedimientos, que estemos unificados», explica Gonzalo Soto, sargento 1º de la Guardia Civil de Burgos. La creación del Sistema VioGén, en el que en breve se incorporarán las policías locales del resto de la provincia, permite hacer un seguimiento de los casos de violencia de género, marcando las medidas de protección que requiere la víctima.

Sea a través de una denuncia de la mujer, sea por un atestado de los agentes, que han tenido que acudir a un aviso policial, lo primero que se hace es introducir el caso en el Sistema VioGén para valorar el riesgo, apunta Martín Velasco, responsable de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional. Y, a partir de ahí, el propio sistema genera las medidas de protección.

Los niveles de riesgo van desde 'no apreciado' hasta 'extremo', pasando por 'bajo', 'medio' y 'alto', y se definen a partir de la información recabada. Si hay intervención policial, se suele contar con el atestado policial que ofrece datos importantes, como el estado en el que se encontraban víctima y agresor, si se habían causado daños, si había niños pequeños, si hay antecedentes...

La apertura del expediente en VioGén se suele hacer a partir de la denuncia de la víctima, pero la víctima no siempre se atreve a denunciar (o tarda en tomar la decisión). «No siempre es fácil por el enganche emocional. Te enamoraste en un momento de una persona, has convivido con ella, ha habido unas expectativas», apunta el agente Velasco, así que «la mujer necesita su momento» para denunciar.

De ahí que, en Policía Nacional destaquen lo positivo de contar con la asistencia letrada desde el principio. La mujer ya no decide sola si denuncia o no, ahora cuenta con el apoyo de un profesional, que la orienta. Del mismo modo, el protocolo establece que hay que ofrecerle apoyo psicológico y, a partir de ahí, el resto de los recursos con los que cuenta el sistema para que «no se sienta sola».

Evitando la doble victimización

El trabajo de Policía Nacional y Guardia Civil tiene su complicación. No es simplemente recoger una denuncia o actuar de oficio, si hay indicios de delito y la víctima no quiere denunciar. Se trata de prestar esa atención integral, pero de manera individualizada y, sobre todo, no victimizarla. «Nos tiene que exponer lo que ha ocurrido, en un relato libre y sin interrogarla», explica la guardia civil Laura Muñiz.

«De nada nos sirve que llegue a un cuartel una víctima, esté allí, le recojan la denuncia, se va y se acabó», apunta el sargento Soto. «Están sufriendo y hay que dar una respuesta integral», que pasa por la asistencia psicológica, la jurídica, pero también por la atención social, si requiere de apoyo de los servicios sociales, se contacta directamente con los CEAS. Y siempre con especialistas en violencia de género.

Atención a los menores

Cuando se habla de violencia de género, en muchas ocasiones nos olvidamos de los menores, que suelen ser víctimas indirectas, recuerdan en Guardia Civil. «Si tu padre pega a tu madre, has visto a tu madre ser agredida toda la vida y, un día, decide denunciar, te encuentras sin padre, porque aunque sea un agresor es tu padre, y a lo mejor te encuentras en un piso de emergencia, fuera de tu ámbito», apunta Laura Muñiz. La situación no es fácil, así que no es raro ver reacciones de hijos que se ponen de parte de los padres.

«Son situaciones muy duras para ellos y para la víctima mujer, muchísimo». No solo la separación del marido, de la pareja, a la que seguramente están sometidas psicológicamente. Son también los hijos, por los que muchas acaban dando marcha atrás en una denuncia. Por ellas mismas han podido decir, «hasta aquí he llegado», pero si los hijos no lo asumen, o temen por ellos, renuncian a denunciar. Ahí el asesoramiento psicológico es fundamental.

Seguimiento y vigilancia

Que el Sistema VioGén establezca unos niveles de riesgo para las víctimas, con las correspondientes medidas de protección, sirve en tanto en cuanto los cuerpos policiales tienen unidades específicas de seguimiento de las víctimas. Se trata de controlar que están bien, que el agresor respeta las órdenes de alejamiento, que no hay nuevos ataques..., en definitiva, que está bien protegida.

En la Guardia Civil se encargan cinco profesionales del Equipo de Mujer-Menor (EMUME) y en la Policía Nacional, UFAM Protección. A cada víctima se le asigna un agente, que está pendiente de ella, incluso más allá de sus competencias, en función de cuál sea el nivel de protección. Un nivel que se revisa periódicamente, con la evaluación de la evolución del riesgo, para ajustarlo.

La agente Muñiz recuerda que, en el seguimiento policial, se realizan entrevistas con la víctima, para saber si el agresor contacta con ella, pero también con familiares, vecinos o testigos, para garantizar su protección en todo momento. En el momento en el que se transgrede alguno de los límites, si el agresor vuelve a actuar, se revisa el caso por si hay que aumentar la protección, apunta el jefe de la UFAM de Policía Nacional.

Esta forma de actuar es lo que se conoce como «trazabilidad de la víctima», explica el sargento Soto. «En todo momento todos sabemos cómo está la víctima», pero si el caso no es nuevo, también todas las incidencias que ha sufrido, los riesgos que ha tenido a lo largo de la vida, las incidencias del agresor (reincidencias, quebrantamientos, ingresos en prisión...). Y, en función de estos datos, se va ajustando el nivel de riesgo.

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