El candado del monasterio de Santa Clara, conocido como La Bretonera. JCR

Los abogados de las monjas de Belorado les imponen silencio

Según ha informado José Ceacero, el que ejerce de portavoz delante de los medios, no habrá más pronunciamientos ni declaraciones de las monjas de este pueblo de Burgos

Viernes, 14 de junio 2024, 13:33

Los informadores y los lectores de Instagram se verán privados de los comunicados que las monjas de Belorado, en Burgos, realizan por este medio. Cada semana o cada vez que el excomulgado Pablo de Rojas o el coctelero José Ceacero las empujan a soltar alguna información o hacer alguna declaración.

Publicidad

El mismo Ceacero confirmaba a primera hora de la mañana de este viernes 14 de junio, que «por indicaciones de los abogados de las monjas, no se van a dar más declaraciones». Y es que la natural locuacidad de las religiosas en Instagram no les está reportando la buena fama que reclaman. Un nuevo capítulo en esta historia que saltó hace un mes, cuando esta congregación decidió romper con Roma.

Más bien al contrario, cada comunicado por la red social enreda y complica más su situación. Y se contradicen en sus pretensiones hasta el punto de cometer graves errores en el reconocimiento de la autoridad, como el en último episodio en el que dicen que Iceta les bloquea las cuentas hasta el punto de no tener para comer, renuncian al dinero que puede aportar el comisario, y acto seguido le piden que pague su seguridad privada.

Actividad habitual en el convento

A todas luces, ese error tan mayúsculo, un nuevo fallo en los cálculos de los tiempos y de la autoridad, les ha dejado en evidencia, a los presuntos cura y obispo y a las propias monjas a las que la clausura preconciliar les está pasando factura.

En la mañana de este viernes, la actividad en el convento era la habitual. Salidas de empleados, entrada de proveedores… lo habitual. Pero todo a puerta cerrada; con ese secretismo que enmascara maniobras interiores que rozan el límite de la sospecha. Todo muy oscuro.

Publicidad

Algunos empleados que salen, entran o abren el portón, se muestran recelosos con las cámaras apostadas en el exterior de la verja. Alguno irónicamente dice «aún estamos vivos no estamos muertos».

Se cierra la verja y todo vuelve a la normalidad a la espera de dos acontecimientos, uno una posible concentración de apoyo a las monjas y sus directores espirituales para este fin de semana; otra, el vencimiento del plazo para las tres firmantes de la denuncia contra Iceta y la Comisión para retractarse o ratificarse ante el Tribunal Eclesiástico, en la madrugada del lunes.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad