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Casado, el pasado miércoles en el Congreso. EFE

Sánchez y Casado se citan el lunes pese al escepticismo del PP hacia la mesa de partidos

El presidente intentará atraer a los populares al pacto de reconstrucción nacional porque son «una pieza fundamental»

Viernes, 17 de abril 2020

Los gabinetes de Pedro Sánchez y Pablo Casado lograron este viernes resolver el primero de los inconvenientes para un consenso, la fecha de la reunión bilateral. Será el lunes a las 11:00 horas cuando el presidente del Gobierno y el líder del PP contacten ... por videoconferencia tras días de un pulso sostenido por el momento de la cita dentro de la ronda del jefe del Ejecutivo con el resto de partidos para sondear las posibilidades de un pacto de reconstrucción que palíe los efectos de la epidemia.

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En las últimas jornadas el asunto parecía enquistado. Los populares, molestos por que se hubiese anunciado el encuentro para este jueves sin haberles telefoneado antes, alegaron problemas de agenda y aplazaron la conversación hasta la próxima semana. Los planes del Ejecutivo pasaban por cerrar los contactos con los líderes políticos el viernes, y, 24 horas después de la protesta, la Moncloa informó de que el presidente estaba «dispuesto» a cerrar una entrevista con Casado también el sábado. Sin punto de encuentro, no fue hasta este viernes cuando los jefes de gabinete de Sánchez y del líder del PP, Iván Redondo y Pablo Hispán, zanjaron la discrepancia.

Lo acordado, en todo caso, no es más que el día en el que empezarán a sondear si hay o no opciones de acuerdo. Lo complicado, el consenso, aún debe trabajarse. Y mucho. Por ahora, la tensión, que ha ido 'in crescendo' desde el comiendo de la crisis sanitaria, y los reproches cruzados, por la gestión gubernamental y la actitud de la oposición, no parecen el mejor punto de partida.

En las filas conservadoras no sólo trasladan sus recelos sobre las intenciones del Gobierno con su oferta de acuerdo. Creen que Sánchez busca una socialización de la responsabilidad de la gestión de la emergencia sanitaria que implique al resto de partidos, mitigue sus errores y garantice su continuidad en el poder. Pero, además, en el PP no terminan de ver que un pacto, al estilo de los de la Moncloa de 1977, sea viable.

Algunos cargos de la formación conservadora señalan la dificultad de un consenso de las características del de hace 40 años, cuando en la coalición gubernamental está Unidas Podemos, en las «antípodas» del PP.

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En la dirección de Casado no han llegado tan lejos, pero sí deslizan estos días sus reticencias. «Siempre que se tenga claro que tenemos que acabar con la pandemia desde el punto de vista sanitario, el PP está al lado del Gobierno. Ahora, para imponer un modelo económico aprovechando la pandemia, como está intentando en este momento Pablo Iglesias, el PP no va a estar junto a Pablo Iglesias y junto a Pedro Sánchez», sostuvo este viernes el secretario general del partido, Teodoro García Egea.

Dirigentes del PP subrayan que, sin embargo, Casado no puede ni rechazar una cita con el jefe del Ejecutivo, siendo el líder de un partido de gobierno, ni descolgarse de un consenso político. La contraoferta del presidente de los populares pasa, por lo tanto, por dos vías de acuerdo. Por un lado, cerrar lo que ha denominado «planes de choque urgentes» para garantizar el material sanitario, las prestaciones por los ERTE y abordar decisiones para la reactivación del empleo. Por otro, explorar en los foros ya existentes en el Parlamento –Comisión General de Comunidades Autónomas, Conferencia de Presidentes u órganos articulados para asuntos de educación y pensiones– las posibilidades de pactar nuevas medidas.

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Común denominador

En la Moncloa recibieron con alivio el cierre de la cita. El PP, afirmó la ministra portavoz, es «una pieza fundamental» para sellar un pacto de reconstrucción nacional. María Jesús Montero confió en que Casado, tras la conversación con Sánchez, supere los recelos que tiene y se sume a la mesa de partidos. «Es –subrayó– lo que deseamos y confiamos» que ocurra.

En el Gobierno ven difícil que el líder de la oposición excluya a su partido de un foro de diálogo en el que participan todas las fuerzas políticas, con la excepción de Vox y la CUP, los dos extremos del arco parlamentario. «No sé cómo lo podría explicar», apuntó un portavoz gubernamental.

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Otro cosa, admiten en la Moncloa, serán los acuerdos. Reconocen que la presencia de Unidas Podemos como socio gubernamental ofrece la excusa perfecta al PP para mantener una posición beligerante. Pero confían en llegar a compromisos, aunque sean de mínimos. La ministra portavoz añadió unas dosis de optimismo y vio factible que se pueda alcanzar «un común denominador» a partir de un «diagnóstico» compartido de la crisis sanitaria y de sus secuelas sociales y económicas.

Se trata, insistió Montero, en incidir sobre «lo que nos une» y aparcar «lo que nos separa». Eso, resumió, «es lo que hay que poner en primer plano» en la mesa de partidos.

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