Si María Jesús Delgado fuera alcaldesa de Burgos lo primero que recibiría es la alegría de las burgalesas que tendrían por primera vez en la historia de la ciudad una mujer al frente del Ayuntamiento. «Vería lo contentas que se pondrían las mujeres«, dice, y ... luego »haría una ciudad accesible para todos, sin barreras«. Y es que en Burgos se ven, y se sufrenten, «auténticas aberraciones» por falta de «sensibilidad».
La presidenta de Párkinson Burgos insiste en que «cuesta lo mismo hacerlo mal que hacerlo bien», pero en la ciudad «hay muchísimos problemas arquitectónicos«. Y los ciudadanos no se dan cuenta hasta que los sufren de manera directa, cuando tienen que llevar una silla de ruedas, andar con muletas o simplemente dirigir un cochecito de bebés.
Detrás de una acera accesible, de un paso de peatones con rebaje, muchos se encuentran, primero, una farola; después, una papelera; y luego, un semáforo, lamenta Delgado. Los accesos a edificios públicos no siempre están garantizados y no es raro que las persons con movilidad reducida tengan que entrar por la puerta de atrás, atravesando un almcén lleno de trastos, se lamenta la presidenta.
«Hay que tener más sensibilidad», pero también consultar con los expertos en discapacidad, que son los que saben cómo hacer una ciudad accesible y adaptada a todas las personas. «Nos tendría que dar mucha vergüenza» que, a día de hoy, Burgos no tenga todos sus colegios públicos accesibles, y lo mismo con edificios municipales o regionales.
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