Una momia, nada más que una momia. Esos son los restos que guarda el sarcófago de la infanta Leonor que se custodia en el Monasterio de Santo Domingo de Caleruega. Pero la momia de Leonor encierra muchos secretos. Un misterio que ha estado oculto desde ... hace casi ocho siglos. Una secreto, el de la joven infanta hija del rey Alfonso X El Sabio que las monjas dominicas han guardado con respeto y que desde hace unos años ya es público.
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Ese misterio ha sido desvelado por los científicos del departamento de Anatomía y Radiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid y de Santiago de Compostela y por el Grupo de Genética Forense y Genética de poblaciones del Departamento de Medicina Legal, Psiquiatría y Patología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Ellos han descubierto el secreto de Leonor.
Este mismo año, la revista 'Genealogy' ha publicado ese estudio que desvela cómo era la infanta: «cabello negro, la piel clara y los ojos verdes avellana». El estudio de su cuerpo y de su ADN da esos detalles que confirman la belleza de la joven hija de Alfonso X El Sabio que murió en 1275 a los 19 años.
Leonor era una joven muy alta (1,73 metros, que se consideraba una altura importante en una mujer) y posiblemente muy guapa por la simetría de la calavera.
El estudio de la revista científica también dice que la joven no tenía patologías previas. Pero murió de manera repentina y eso hace pensar a la ciencia que la infanta Leonor pudo sufrir un colapso o cualquier enfermedad súbita que no deja huella en los huesos.
Hasta la restauración que llevó a cabo la Junta de Castilla y León en este siglo, desde la Consejería de Cultura y Turismo, en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León de Simancas, bajo la supervisión de Milagros Burón. Se trata de uno de los escasos sepulcros de madera policromada del siglo XIII conservados en España por lo que su importancia es muy destacable.
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El sepulcro de la infanta doña Leonor no era más que una desvencijada arqueta de madera que las dominicas del Monasterio intentaron custodiar con decoro. En su interior, los restos. Cuando se abrió la urna metálica de su interior en 2014, los científicos hallaron colocado un cuerpo de muy mala manera. En 1933 se había abierto el sarcófago y el cuerpo acabo doblado y los restos desordenados
Cuando hace nueve años se volvió a abrir, era el momento para que se realizara un estudio del cuerpo y al mismo tiempo se procediera a restaurar el sarcófago. La Junta de Castilla y León encargó ese estudio al Departamento de Anatomía y Radiología de la Universidad de Valladolid.
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La infanta Leonor era la cuarta hija de los once de Alfonso X El Sabio. Durante mucho tiempo se ha creído que Leonor fue esposa del señor de Vizcaya, don Diego López de Haro; sin embargo, fuentes historiográficas recientes señalan que fue Violante, hermana de Leonor quien contrajo nupcias con el fundador de la Villa de Bilbao; ambas, hijas de Alfonso X El Sabio. Al morir Leonor a tan joven edad, era casi imposible que la Historia determinara con rotundidad que en verdad se casara con el señor de Vizcaya.
Al rey sabio se le han atribuido toda suerte de actos buenos y de ser más que un rey. Y en efecto así era, como sus antecesores y predecesores. El rey Sabio, en 1275 inició un viaje a Belcaire, en Francia, para aspirar a convertirse en una suerte de emperador de territorios conquistados; es lo que la Historia llama la 'Ida al Imperio'. Fue una empresa complicada tanto desde la logística (salió de Alicante y atravesó la Corona de Aragón), como desde la diplomacia; un viaje que se inició en 1274.
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En el séquito estaba la reina y sus hijos, con Leonor en ellos. Éstos se quedaron en Perpiñán y el rey mientras tanto llegaba a Belcaire. Cuando el rey estaba en su misión, Leonor murió como indican los Anales Silenses: «E élseyendo en Balcayre... Los Anales Toledanos III,en cambio, señalan su muerte durante el viaje de regreso».
Misterios en Burgos
Julio César Rico
Julio César Rico
Al morir, su padre decidió que su cuerpo reposara en Caleruega; en un monasterio que él mismo había fundado. Los infantes, sin embargo, debían de reposar en Las Huelgas Reales, en Burgos, como la tradición mandaba por ser el panteón dinástico de la casa real castellana.
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Pero tras la decisión del rey había algo más que piedad o religiosidad; se escondía una intención política dado que a Alfonso le interesaba vincular el prestigio de Santo Domingo de Guzman con sus intereses dinásticos. De hecho, sólo Leonor fue enterrada en Caleruega. El infante Fernando, que también falleció joven y estaba llamado a suceder a su padre, lo está en Las Huelgas, en Burgos.
Caleruega es un pueblo que encierra entre los muros de sus conventos miles de secretos que los monjes y las religiosas que los habitan y custodian han guardado con celo durante cientos de años. El secreto de la infanta Leonor no es el único. Un paseo sosegado por esta villa nos hará descubrir otros muchos. En estas fechas, la villa celebra al santo patrón de la localidad, que también lo es de la provincia. Nacio en 1170 y la historia nos ha brindado el conocimiento de un hombre sabio, el más importante de orbe en el siglo XIII al que se le dio el sobrenombre de 'El Sol de la Edad Media'. Fue el funndador de la Orden de Predicadores, la primera orden universitaria apostólica y misionera. El impulsor y creador de la oración del Santo Rosario.
Desde el punto de vista científico, inspiró la conversión de la Teología en ciencia sistemática, con las figuras de San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino, San Raimundo de Peñafort o San Vicente Ferrer. Fue rl primer Ministro de Instrucción Pública de Europa, como afirma Poincare. Incluso Dante llama a la villa burgalesa de Caleruega, cuna del Santo, «Fortunata Calaroga, per vi nacque l'amoroso drudo —della fede cristiana— il santo atleta». (La Divina Come-dia», «Il Paradiso», XII, 51.…), como recoge el padre dominico Venancio Carro en el Boletín de la Institución Fernán González del segundo semestre de 1969. Su nacimiento en Caleruega fue profético. Por eso Domingo aparece en algunoas de sus representaciones con un perro a sus pies. Dice la leyenda, que su madre, Juana de Aza, «soñó con un niño con la frente marcada por una estrella, acompañado por un perro blanco y negro que llevaba en la boca una antorcha encendida». Así viene reflejado en la obra Libellus de Principiis Ordinis Fratum Praedicatorum, escrita en 1234 por Jordan de Sajonia. Su madre tuvo la visión de que su hijo sería un gran predicador y que con el ladrido de su palabra incitará a la vigilancia a las almas dormidas en el pecado y llevará por todo el mundo el fuego que Cristo vino a traer a la tierra.
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