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El Juicio Final de San Nicolás es un extraordinario conjunto de tablas que se puede ver nada más entrar en el templo. JCR
El juicio apocalíptico a los muertos de San Nicolás
Burgos Misteriosa

El juicio apocalíptico a los muertos de San Nicolás

El juicio final es uno de los acontecimientos que la Iglesia siempre ha puesto como ejemplo para mantener la fe de sus fieles, presentando al Padre como ejemplo de justiciero. La tabla de San Nicolás muestra un juicio menos agresivo, pero mantiene imágenes de pecadores condenados al infierno que provocan el miedo a los ojos de quien lo observa

Viernes, 11 de noviembre 2022, 07:03

La muerte es el misterio más grande de la humanidad. Todas las culturas la han idealizado. No hay culto, religión o práctica humana que no tenga ritos funerarios. Un hecho que ocurre desde el principio de los tiempos.

Si bien el cristianismo venció a la muerte con la resurrección de Jesús, la Iglesia convirtió ese paso en un juicio. Si la muerte de Jesús supone el perdón, la jerarquía eclesial infunde el temor. El juicio sumarísimo condena a los malos y premia a los buenos. Pero, ¿quién es malo y y quién es bueno?

La iglesia de San Nicolás tiene en su interior los mejores tesoros artísticos que los amantes del arte y la cultura pueden ver en un mismo lugar. Al impresionante retablo en piedra hay que sumarle una enorme tabla sobre el Juicio Final que durante siglos estuvo oculta tras un retablo.

La obra es impresionante, en tamaño y en significado. Una parte de ella es terrible, apocalíptica y representa una parusía pavorosa, por cómo se representa a las almas del infierno. En el Averno aparecen los cuerpos desnudos, con rostros horrorosos, llenos de dolor por el castigo eterno.

La institución eclesial del Medievo, como la de épocas posteriores, buscaba infundir temor en la gente para que sus principios religiosos fueran respetados por los fieles. Una gran parte del arte tiene al cristianismo de la época como parte fundamental de la expresión de los artistas.

Como fuente de poder, la Iglesia pagaba importantes cantidades a los artistas con el fin de plasmar en los retablos de los templos o en cuadros como el que nos ocupa, un final atroz, terrible, lleno de dolor para los pecadores. A este respecto, la propia Iglesia explica que este tipo de representaciones «eran catequesis» para un pueblo que «no sabía leer ni escribir».

Finis glorie mundi

La del Juicio Final es una pintura excepcional sobre tabla; es de principios del siglo XVI y según el profesor de Historia del Arte Juan José Calzada, se atribuye al Maestro de Los Balbases, como encargo de la cofradía de Ánimas, San Andrés y Todos los Santos adscrita a esta iglesia.

Si buscamos una interpretación acorde con el pensamiento más retrógrado, la segunda venida de Cristo vendrá precedida de hambre, guerra, angustias y desolación. En definitiva, temor, miedo… razones por las cuales, es necesario seguir la doctrina dogmática de la Jerarquía. Es decir, los momentos previos al juicio final no será un tiempo de paz.

Calzada explica que los juicios en los qué quien juzga es Dios Padre, «son apocalípticos», mientras que en los que se representa a Jesús, Dios Hijo, «son evangélicos» y están basados en la representación de la segunda venida de Cristo según los textos de San Mateo.

El Juicio Final de San Nicolás «es una mezcla de los juicios evangélicos y los apocalípticos». Calzada afirma que el Cristo que juzga «tiene un cierto toque misericordioso», signo reconocido porque «enseña las llagas de la pasión».

El profesor Juan José Calzada escribió un completo artículo en el Boletín de la Real Academia Burgense Institución Fernán González, de la Diputación Provincial de Burgos. En este texto explica que estas tablas colocan a «Cristo como juez; y como asesores a los veinticuatro Ancianos del Apocalipsis o los doce apóstoles».

El libro de Juan habla de «la llegada de Cristo con su espada de doble filo, símbolo de la justicia. Fruto de una evolución, esta se transforma en dos espadas que salen de la boca de Cristo y, posteriormente, la que mira a los elegidos, en una rama de lirio», recuerda.

Con el Apocalipsis, su redactor, San Juan «trata de dar una esperanza a los mártires del imperio romano a los que se les prometía la llegada del final de los tiempos con la irrupción del Juez que les compensaría con la gloria, mientras que a sus verdugos les esperaba el tormento del fuego eterno».

Virgen que enseña el pecho

En el lado derecho de Jesús juez, aparece la imagen de María, su madre, mostrando un pecho; es un signo evangélico de «compasión, en virtud de los pechos que le amamantaron». La versión de la Virgen de la Leche, muy presente en la iconografía medieval, tiene su origen en el arte copto que encuentra en el mito de Isis dando de mamar a Horus la raíz de la representación.

A su lado, San Juan como intercesor o asesor del propio Jesús en el momento de que las almas pasen por su lado para decidir si merecen el cielo o la condenación al infierno; y en el mejor de los casos, que penen en el purgatorio a la espera de purificación.

Calzada recuerda que en la provincia hay decenas de representaciones de juicios finales. Sin ir más lejos «en Santa María de Aranda de Duero el Juez es el Padre y desde el parteluz María, Virgen de la Leche, y Jesús, mostrando sus llagas, le piden misericordia». También hay representaciones en las puertas de la Coronería y Sarmental de la Catedral y en la iglesia de Santa María de Sasamón.

El Tapiz de Angers

Hablando de catequesis para quienes no sabían leer, la obra de arte más importante, por lo que representa y por su tamaño es el Tapiz de Angers. Es un bordado de 140 metros de longitud en los que se narra el apocalipsis paso a paso. Está ubicado en la ciudad francesa del mismo nombre, en el departamento de Maine y Loira. El tapiz se custodia en un castillo de pizarra y caliza que data de 1230.

Es la representación del Apocalipsis más detallada en imágenes y una de las obras de arte más importantes de la Historia.

En la puerta de La Coronería, en la calle Fernán González, se puede contemplar otro Juicio Final. JCR

Otros juicios finales

El historiador José Antonio Gárate realizó un estudio de algunas figuras alegóricas al Juicio Final entre las que destaca la de la sibila Herófila que se encuentra en la panda norte del Claustro Alto de la Catedral. Una sibila era una mujer profeta. Las sibilas premonizaron el nacimiento de Jesús y su muerte.

En la iconografía cristiana están ampliamente representadas, como las que plasmo Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. La Sibila de la Catedral profetizó la Guerra de Troya; y de esta manera la Iglesia incorporó la figura de las sibilas para anunciar, no sólo en nacimiento de Cristo sino, también, su segunda llegada, la parusía.

Según Gárate, la presencia de la sibila Herófila en la Catedral «no es casual». En el Claustro se celebraban actos litúrgicos y el 'Canto de la Sibila', lo es. En su texto se profetiza el Juicio Final. Se cantaba en la Misa del Gallo, a coro, mientras se procesionaba por el templo.

Gárate une la figura de la sibila con el 'Ordo Prophetarum', una representación litúrgica sobre el advenimiento de Cristo. Y en el Claustro Alto hay figuras y relieves de ese drama, como una imagen del Juicio Final con la figura del Hijo en forma de juez y su madre María y su amigo Juan como intercesores.

La puerta de La Coronería es otro juicio final. En el centro de la escena Cristo juzga, pero lo hace mostrando las llagas de sus manos, con María y San Juan a su lado «en un gesto de misericordia». Los ángeles del tímpano muestran la corona de espinas, los clavos y la cruz, mientras asisten al juez. Los 12 apóstoles completan la escena repartidos a ambos lados de la puerta

A la derecha de san Miguel acoge a los buenos y los lleva al cielo por una pequeña puerta; en la izquierda, los amigos de Satanás llevan al infierno eterno a los condenados que serán sometidos al dolor terrible, al sufrimiento eterno.

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